Los setenta fue la década más productiva para el británico Robert Shaw, quien fue una figura clave en filmes como El Golpe (George Roy Hill, 1973), Asalto al tren Pelham 123 (Joseph Sargent, 1974), Tiburón (Steven Spielberg, 1975) y Domingo Negro (John Frankenheimer, 1977). Shaw fue un intérprete reconocido por su versatilidad y carisma. Sus intensos ojos azules podían transmitir odio y violencia, y también fragilidad y melancolía. Quienes trabajaron con el actor han señalado que era una persona muy divertida, si bien arrastraba algunos tormentos familiares como el alcoholismo y las depresiones de su padre. De hecho, la pasión por la bebida también la heredó Shaw, cuyo vicio finalmente le provocó una prematura muerte en 1978 a los 51 años.
A Shaw le debemos parte del heroísmo de James Bond en De Rusia con Amor, filme en el que interpretó a Grant, el arquetipo del secuaz del grupo Spectre. En la Batalla de Bulgaria fue el Coronel Hessler, alemán al servicio del Tercer Reich a cargo de una división de tanques en la célebre batalla contra los aliados en la Segunda Guerra Mundial; en Un Hombre de dos Reinos representó al obstinado rey Enrique VIII (rol que le valió su única nominación al Oscar como Mejor Actor Secundario) y en Tiburón fue el tosco capitán Quint, quien junto a Roy Scheider y Richard Dreyfuss dotó de profundidad al primer blockbuster de Spielberg. Shaw tuvo interesantes roles en películas que son parte del último periodo clasicista estadounidense y en los mejores años del movimiento conocido como nuevo Hollywood (que levantó las carreras de cineastas como Francis Ford Coppola, Martin Scorsese, John Milius y Robert Altman, por nombrar algunos directores).
Figuras en un Paisaje se inicia con la silueta de dos hombres maniatados corriendo por una playa, mientras que en el cielo un helicóptero de color negro los acecha. Poco o nada se explica en las primeras escenas y como espectadores sólo vemos a dos malogrados sujetos transpirando, sedientos y subiendo cerros. El cineasta Joseph Losey (El Sirviente, El Criminal) dispone su obra sobre la idea de la persecución, una que es tediosa y cruenta. La inmensidad del paisaje es abrumadora, son enormes distancias en las que apenas dos hombres son visibles. Las panorámicas sólo acrecientan la sensación de frustración de los protagonistas, Shaw en la piel de Mac y Malcolm McDowell en su segundo rol importante, después de If… (Lindsay Anderson, 1969) y previo a La Naranja Mecánica (Stanley Kubrick, 1971). La disparidad en edad entre ambos hombres es latente, la que recuerda el filme Fuga en Cadena de Stanley Kramer. En aquella obra el conflicto era la unión entre dos prisioneros, uno de color y el otro blanco (Sidney Poitier y Tony Curtis). Aquí el conflicto proviene de la violencia. El Mac de Shaw no duda en matar a cualquier hombre que se interponga en su camino, a la vez que Ansell (McDowell) privilegia la reflexión y la moralidad. Posteriormente, dicha diferencia se diluye en el camino y ambos hombres suman fuerzas en una relación padre-hijo que en ocasiones consigue conmover.
Losey inyecta ritmo a su obra. La acción es predominante y las escenas están filmadas con especial detalle en la composición visual. Hay suspenso, cualidad que se acrecienta con la falta de información, recurso por lo demás muy hitchkoneano. Ambos personajes nos entregan retazos de sus pasados y el helicóptero es una máquina asesina y despersonalizada (un claro antecedente del camión del filme Duelo de Steven Spielberg). Figuras en el Paisaje es una historia sobre la paciencia y la obstinación, y en la que el cansancio se siente, se respira y se transforma en una carga. Shaw es la locura que se complementa con la fragilidad de McDowell, quien muestra un tipo de registro poco usual en su carrera. Aquí el actor de Relámpago Azul es la víctima en contraposición a sus roles de villano desde su participación en Calígula (Tinto Brass, 1979).
Figuras en el Paisaje no es una gran obra, pero es valiosa por tratarse de un trabajo bien hecho, atípico y poco conocido. La combinación Shaw – McDowell consigue entretener y llama la atención al tratarse de dos intérpretes con carreras muy disímiles, y que aquí tienen bastante química. En la obra de Joseph Losey se aprecia un intento o necesidad por desconectarse del clasicismo fílmico británico, intención presente en el score de Richard Rodeny Bennett (Nicholas y Alexandra), el cual transmite una sensación pesadillesca en todos los espacios que se muestran el filme. Se presumen muchos elementos, entre ellos, la posibilidad de una historia que transcurre en Latinoamérica. La falta de información es alucinante, haciendo que la atención del espectador se centre en el par de fugados.
Figuras en el Paisaje es de aquellos extraños ejemplos de películas perdidas y que no lograron clasificar ni como obras comerciales exitosas, de culto o de estudio. Sin embargo, estamos ante una forma de hacer cine que se echa de menos, en la que la interpretación desempeña un rol clave. En este caso de un actor como McDowell, quien usualmente ha sido subestimado en la industria, y también de Shaw, un profesional que lamentablemente hace muchos años que no está entre nosotros y que los cinéfilos siempre recordamos con admiración y cariño.
Título original: Figures in the Landscape / Director: Joseph Losey / Intérpretes: Robert Shaw, Malcolm McDowell / Año: 1970.