Los hermanos Albert Maysles y David Maysles realizaron uno de los documentales clave en la historia cinematográfica de Estados Unidos. Grey Gardens significó nuevas posibilidades a nivel técnico, si bien su principal mérito fue su historia, una que se vincula directamente con la aristocracia norteamericana, su conservadurismo y la memoria. Los hermanos Maysles ya eran conocidos por trabajos como Salesman y Gimme Shelter, este último sobre la violencia que se produjo en un concierto de los Rolling Stones en Altamont Speedway Free Festival. Sin embargo, fue Grey Gardens la obra de estos cineastas que produjo mayor impacto, transformándola en un referente obligatorio del género documental.
El filme registró la vida de Edith Bouvier Beale y su hija Edith ‘Little Edie’, tía y prima de Jacqueline Kennedy, quienes vivían aisladas en una deteriorada mansión de 28 habitaciones en East Hampton. El documental comienza con la precaria situación de ambas mujeres, las que fueron obligadas a desalojar de su insalubre hogar. Los medios se deleitaron con esta noticia, ya que se trató de dos personas pertenecientes a una de las familias de la aristocracia más famosas de Estados Unidos. Finalmente, Jacqueline Kennedy revirtió la situación de sus familiares, hecho que les permitió conservar su querida mansión. Los hermanos Maysles supieron de esta noticia y vieron la oportunidad de realizar un documental que contrastara lo que fue una vida de lujos y el abandono.
Grey Gardens transcurre en East Hampton, uno de los lugares de descanso predilectos por millonarios y familias reconocidas en Estados Unidos. Entre ostentación y privacidad de enormes casas yace una mansión con ventanas quebradas y madera podrida, la que también está tapada por árboles producto de la falta de mantención. Es en este oasis en donde una madre e hija se buscan, se pelean y también se necesitan, a la vez que viven en el pasado, en los recuerdos de una mejor vida en la que abundaban las fiestas al ritmo del boogie-woogie. Es interesante como los Maysles documentan el pasado a través del diálogo entre ambas mujeres o directamente hacia la cámara. Muestran fotografías en la que se puede apreciar belleza, juventud y alegrías, pero también la cosmovisión de un sector de la sociedad estadounidense ajeno a todo los demás. Esa misma sensación de aislamiento se percibe en el presente. Madre e hija cantan, bailan y se comportan desde la clase alta que representan. Sin embargo, conviven con la suciedad. Prima la dejadez en cada rincón de la gran mansión, la que también tiene otros huéspedes como mapaches e innumerables gatos.
Edith Bouvier Beale rememora el pasado mediante el canto y recuerdos de un mejor pasar. A su lado, ‘Little Edie’ sólo piensa en cómo escapar a dicha decadencia, pero no lo hace. Tiene 56 años, se tapa la cabeza para no mostrar el poco pelo que tiene y lamenta, en forma reiterativa, las oportunidades que no supo aprovechar cuando era joven. No se atrevió a salir al mundo, quedándose en el pasado junto a su madre. Sus pensamientos y actitudes corresponden a la de una joven encerrada en el cuerpo de una mujer mayor. También coquetea con ambos cineastas, luce cada día un vestido diferente y se refiere con desdén a la mayoría de los hombres que alguna vez la cortejaron. En las fotografías del pasado, ‘Little Edie’ era una mujer hermosa e independiente. Quiso escapar del prototipo familiar que dicta su clase desde muy joven. A pesar de dicha individualidad, Grey Gardens terminó por convertirse en su prisión, un lugar en donde es difícil rebelarse.
Lo fascinante de Grey Gardens es la desconexión que muestra. La vida y relación entre ambas mujeres es demasiado excéntrica para ser cierta, si bien lo es. También muestra el desgaste y problemas de la clase alta, algo que se suele ocultar o tratar a puertas cerradas. En 1975, año del estreno de Grey Gardens, nadie se hubiese imaginado que en East Hampton podía suceder una historia como la de la familia Bouvier Beale.
Cada escena del filme revela la historia de amor entre una madre y su hija, independiente de sus diferencias. Los hermanos Maysles muestran la decadencia y desconexión de ambas mujeres con la actualidad, pero de ninguna manera se burlan de ellas. Al contrario, ya que la confianza entre documentalistas y realidad documentada es evidente. Incluso, los pensamientos de las Bouvier Beale tienen cierta inocencia. El mundo al que pertenecieron, de tardes de verano y playa, surge como una temporalidad más honesta. En ambas protagonistas prima la sorpresa y alegría por los pequeños detalles, por la belleza de un día soleado o, simplemente, al escuchar una vieja canción desde una tornamesa.
Albert Maysle, en una de sus últimas entrevistas, destacó el genuino aprecio que tenía hacia sus protagonistas, además de haber realizado un trabajo que lo condujo a él y a su hermano por terrenos insospechados en el género documental. Grey Gardens es el registro del pasado desde el recuerdo de mejores tiempos, de tardes de té, canciones y sueños plácidos ante la sombra de enormes árboles.
Título original: Grey Gardens / Director: Albert Maysles y David Maysles / Año: 1975.
Nota: La vida de Grey Gardens también se puede apreciar en la excelente película homónima de 2009 de HBO, en la que Jessica Lange interpreta a Edith Bouvier Beale y Drew Barrymore a ‘Little Edie’. El filme ahonda en la filmación del documental de los hermanos Maysles y, en particular, en la vida de ambas mujeres. El filme refleja muy bien el espíritu del célebre documental y también sobresale por la descollante actuación de sus protagonistas, en especial de Barrymore. Es una obra difícil de encontrar, la que está disponible en DVD y en HBO Max. Totalmente recomendable como complemento al documental de 1975.