Estrenado en 1972, este filme fundacional sobre política y asesoría de imagen fue visionario en muchos aspectos. Sus raíces probablemente se pueden encontrar en el famoso debate televisivo entre Richard Nixon y John F. Kennedy, donde el candidato demócrata derrotó en 1960 a su pálido y sudoroso contrincante en la carrera por la presidencia de EE.UU. Para algunos entendidos esa fue la fecha en que comenzaron a proliferar los primeros expertos en asesorías comunicacionales, lo que seguramente sirvió de inspiración para El Candidato.
Este filme podría haber sido una obra intrascendente, pero el realizador Michael Ritchie lo convirtió en una narración personal sobre las cúpulas de poder, el rol de los medios periodísticos y los códigos de la política y el servicio público, a lo que se suma un estilo documental de gran realismo que en la década del 70` utilizaron directores tales como William Friedkin (Contacto en Francia) y Terrence Malick (La Delgada Línea Roja).
El Candidato se sustenta en las acciones y discursos de Bill McKay (Robert Redford), un abogado que decide postularse al cargo de senador por el estado de California. Lo interesante es que al principio vemos a McKay como un hombre con ideas propias y un nuevo talento que podría remecer los cimientos de la política tradicional. Pero esta promesa rápidamente sucumbe ante los movimientos fríamente calculados que exige una candidatura. Michael Ritchie (Downhill Racer) se luce en los momentos en que con la cámara muestra a un incómodo McKay, quien se convierte en un prisionero de las reglas, directas e indirectas, que imponen sus asesores, su padre y los medios.
Como espectadores queremos que McKay gane y que derrote a su veterano contrincante. Sin embargo, a medida que las estadísticas lo favorecen sabemos que ya no estamos frente a una identidad, sino a una copia de su rival. La única diferencia es que es más joven y en determinadas ocasiones un poco más rebelde. Pareciera ser que el mensaje es que la política termina por deshumanizar a sus protagonistas, convirtiéndolos en meros predicadores de las esperanzas de pobres y desempleados. La agudeza del filme es tal que en cierto punto Bill McKay comprende este hecho, lo que sucede durante un viaje en auto. En dicha escena el flamante candidato ironiza en un monólogo sobre las mejores frases de sus discursos. Pronuncia palabras vacías, se ríe y se desespera, y también sabe que ahora es un producto, cuya originalidad pasó a mejor vida. Está consciente de que su transición a un «animal político» está casi finalizada.
El Candidato es una de las mejores películas sobre la instrumentalización de la política y que además tiene el crédito de haber sido filmada en uno de los países más curtidos, y también más escandalosos, en esta materia. Esta es una obra que ha conservado su vigencia y que para cualquier aspirante a la política puede convertirse en una importante lección o bien en una cruda advertencia, incluso para nuestra extraña clase política chilensis.
Título original: The Candidate / Director: Michael Ritchie / Intérpretes: Robert Redford, Peter Boyle, Allen Garfield, Don Porter y Melvyn Douglas / Año: 1972.