El director ruso Andréi Konchalovski tiene una de las filmografías más interesantes de su país y también la de un extranjero que trabajó en reiteradas ocasiones en Estados Unidos. En la ex Unión Soviética surgió como un realizador interesante y en vitrinas como el Festival de Cannes fue premiado por su filme Siberiada. En cuanto a su carrera en Hollywood, podemos decir que estamos ante un realizador irregular. En la deficiente Tango & Cash, Konchalovski se codeó con Sylvester Stallone y Kurt Russell, en Homer y Eddie juntó a Whoopi Goldberg y a James Belushi, y en The Inner Circle mostró que Tom Hulce podía ser mucho más que Amadeus. Estamos ante una filmografía accidentada y con resultados dispares. Sin embargo, dos películas del director ruso se destacan del resto: Los Amantes de María y Runaway Train, filmes producido por Cannon Films, de los excéntricos Yoram Globus y Menahem Golan.
A través de la misma productora de la saga Desaparecido en Acción y de obras como La Masacre en Texas 2, Konchalovski realizó Runaway Train, uno de sus filmes más reputados. En Cannon Films había pasión por el cine y dinero de sobra, pero también ausencia de criterio comercial. Los productores Globus y Golan crearon un imperio que finalmente desapareció producto de la baja calidad de sus filmes, los que usualmente eran descomunales o muy pobres a nivel narrativo y visual. Era una fábrica de salchichas, en la que brillaba la ausencia de orden y sentido. Sin embargo, Cannon Films se anotó algunos aciertos, entre ellos, Runaway Train, filme que se basó en un guión del mismísimo Akira Kurosawa.
Runaway Train es la historia de Oscar ‘Manny’ Manheim (John Voight) y de su acompañante Buck McGeehy (Eric Roberts), dos convictos que escapan de prisión y secuestran un tren, cuyo conductor sufre un infarto. Ambos hombres tratarán de resolver esta situación, con un tren totalmente desbocado y con el apoyo de una joven mujer interpretada por Rebecca De Mornay. Paralelamente son perseguidos por el alcaide Ranken (John P. Ryan), quien mantiene un duelo personal con Manny. Se trata de un relato intimista con alcance de epopeya que se sustenta en la rabia y frustración de Manny, un hombre de mediana edad que se ha formado en la cárcel. Su vida y forma de enfrentar al mundo corresponde a la hostilidad de un desplazado social. Su bandera es la de un sujeto que vivió sin oportunidades, defendiéndose de la vida siempre sólo y a base de golpes, gritos y desconfianza. Es interesante ver cómo Konchalovski desarrolla un filme que es muy físico, con especial atención al esfuerzo de dos convictos en medio de un escenario hostil, en donde la nieve simboliza el anhelo de la libertad.
En Runaway Train la acción está presente en cada momento, con escenas de acción muy logradas. También es una obra muy poética, con momentos de introspección en torno a dos hombres sin oportunidades. Manny es rabia y furia, pero también su experiencia le ha permitido apreciar la vida desde la aceptación sobre lo que se puede y no se puede. Su anhelo por una vida normal queda patente en su discurso a McGeehy, a quien le reprocha su ignorancia, alertándole que afuera de la prisión no son nada. Manny sólo quiere descansar y alejarse de hombres como Ranken. En cambio, McGeehy contempla a Manny como modelo a seguir, lo idolatra y, de alguna forma, ve en él una figura paternal que se intuye que siempre ha estado ausente.
Con Runaway Train, Konchalovski lideró una obra que habla de la decepción. Sus protagonistas son personas que han vivido relegadas a un espacio marginal. Manny es consciente de sus habilidades, pero también deja en claro que el ser humano es una bestia despreciable. Dicha percepción también se identifica en los técnicos a cargo del sistema ferroviario, quienes a pesar de la tecnología son incapaces de evitar el trágico destino del tren desbocado. El jefe de la oficina de tráfico ferroviario quiere salvar vidas, pero también es consciente que para evitar un desastre mayor será necesario sacrificar algo, en este caso la vida de tres personas. En el filme es permanente la sensación de opresión y fatalidad. Los protagonistas estaban condenados en la prisión, pero también fuera de este lugar experimentan la fatalidad. Subsisten en una libertad que no es tal, sino sólo una apariencia invadida de infortunios.
En una entrevista el actor John Voight definió el trabajo de Konchalovski como una narración poética, atributo que se puede constatar en diversos momentos de Runaway Train. El primero de ellos sucede cuando Manny observa la imponente locomotora que será su escape a la libertad. La máquina surge en medio de una intensa cortina de humo producido por el contacto entre el cálido vapor y el aire frío. La imagen parece ser parte de un sueño, además de ser una extensión mecánica de la bestialidad del propio Manny porque ambos son veloces, implacables y atemorizadores. Otro momento de gran intensidad sucede al final del filme, cuando Manny decide sacrificarse desde el techo de la locomotora. Es en aquel momento cuando su libertad pasa de un anhelo concreto a una experiencia trascendental. La imagen es elocuente con la vida de un convicto que es consciente de su determinismo y también de la posibilidad de redimir sus faltas.
Runaway Train es una de las mejores películas de los años 80` por contenido y forma. Los años han tratado bien a este filme que durante su estreno tuvo algunos problemas de distribución. Postuló a importantes premios Oscar (Mejor actor para Voight y Mejor Actor Secundario para Roberts), pero fue injustamente ignorada porque se gestó bajo el alero de una productora que no era muy apreciada por las majors de la cinematografía estadounidense. Sin embargo, el filme de Konchalovski se ha posicionado como una obra de culto, en donde su director tuvo “carta abierta” para plasmar en pantalla lo que tenía en mente. Contiene escenas que son muy conmovedoras, siendo una de ellas cuando McGeehy se desilusiona de Manny, uno de los momentos más emocionantes del cine de los 80`. Runaway Train es una metáfora del salvajismo y de la brutalidad que todos llevamos dentro, pero también representa la posibilidad de sacrificarse, de redimirse y de la búsqueda de libertad, aunque sea en medio de un lugar sepultado por la nieve que parece ser el fin del mundo.
Título original: Runaway Train (conocida también como El Tren del Infierno o Escape en Tren) / Director: Andréi Konchalovski / Intérpretes: John Voight, Eric Roberts, Rebecca De Mornay, John P. Ryan, Kyle T. Heffner, T.K. Carter y Kenneth McMillan / Año: 1985.