Frank Oz es conocido por ser la voz de Yoda en la saga Star Wars y uno de los colaboradores más cercanos del creador de Los Muppets, el fallecido Jim Henson. También es un interesante director con títulos como El Cristal Oscuro (1982), Dos Pícaros Sinvergüenzas (1988), Es o no Es (1997) y The Score (2001), en donde tuvo que soportar las excentricidades del genial e intratable Marlon Brando en su última aparición en cine.
Una de las mejores películas de Oz es La Pequeña Tienda de los Horrores, obra que se basa en el filme homónimo de Roger Corman de 1960 y, principalmente, en la adaptación del musical de Broadway del dramaturgo y letrista estadounidense Howard Ashman. El género musical, al igual que el western, apenas subsiste en la actualidad con ejemplos como La La Land. Este antecedente hace que el trabajo de Oz sea aún más valioso. Esto porque La Pequeña Tienda de los Horrores es un musical desquiciado, perverso y adictivo. El protagonista es Seymour Krelborn (Rick Moranis), vendedor de una florería casi en ruinas en la que no entra clientes y que apenas subsiste en Skid Row, espacio urbano en el que prima la pobreza y la falta de oportunidades. Su suerte cambia cuando descubre una extraña planta, la que atrae nueva clientela, dinero y fama. Krelborn la bautiza como Audrey II en honor a la mujer que le atrae (Ellen Greene), quien es vejada continuamente por su novio, un violento dentista (Steve Martin).
La Pequeña Tienda de los Horrores se estructura en espectaculares números musicales en medio de una ciudad que se cae a pedazos y que además está sumida en la pobreza. Oz recrea en estudio la tradición de los musicales estadounidenses de los años 50`, con abundante colorido y movimientos de cámara junto con hermosas coreografías apoyadas por el carisma de los protagonistas. Las canciones son pegajosas y transmiten la emocionalidad que es propia de este tipo de cine, pero hay algo mucho más llamativo que se vincula con el subtexto. El filme es una historia de terror, ya que la llamativa Audrey II es un alienígena que tiene predilección por la carne humana. Es una planta que no duda en engullir a seres humanos, a la vez que tiene otro propósito más oscuro y que es la intención de subyugar a la humanidad.
En el filme de Oz también hay otros temas como la ambición y, en particular, la violencia de género. El dentista interpretado por Steve Martin es un hombre que inflige dolor a sus pacientes, a la vez que maltrata a su novia tanto en forma verbal como física. La Pequeña Tienda de Los Horrores es macabra porque detrás de cada canción se asoma la bajeza del ser humano. De algún modo, todos los personajes del filme exhiben sus miserias. Audrey es una mujer abusada que permite la violencia, Krelborn satisface las exigencias de su planta porque ésta le otorga la validación social que nunca ha tenido y los ciudadanos actúan como langostas frente a lo que se presenta como exótico y novedoso.
La primera vez que vi este filme fue cuando tenía 12 años. Me gustaban sus canciones, su magnitud y también me producía terror porque la planta era carnívora y gigante. Ahora siendo adulto no me aterra tanto su forma, sino su personalidad tremendamente manipuladora. Frank Oz realizó una obra formidable, la que todavía es más impresionante en su versión Director`s Cut en formato blu ray. En 1986 se estrenó con un final feliz, en el que la pareja protagónica concretaba su anhelado sueño americano lejos de la suciedad urbana. Sin embargo, la versión original era más cruenta. La planta Audrey II se salía con la suya, ya que mataba a los protagonistas y terminaba por apoderarse del mundo. En casi 15 minutos lo que antes era un musical se transformaba en la clásica historia de invasiones del cine de ciencia ficción de bajo presupuesto, del tipo La Guerra de los Mundos de Byron Haskin. Oz, a partir de los sublimes efectos especiales de Richard Conway (Ex Machina, Extermino), muestra la explosión de edificios producto de cientos de plantas gigantes. Audrey II consigue propagarse por todas las ciudades de Estados Unidos, destruyendo a su paso el Puente de Brooklyn, la Estatua de la Libertad y cualquier vestigio de civilización, sin que el ejército pueda remediar esta suerte de destino trágico. En una entrevista Oz comentó que en los preestrenos los espectadores despreciaron dicho final apocalíptico, si bien reconoce que el corte original era el más adecuado y fiel al musical.
La versión Director`s Cut permite descubrir una obra que era más arriesgada de lo que se vio en cine y en formato VHS durante años. La Pequeña Tienda de los Horrores es un musical esencial porque desde su concepción buscó ir más allá de los límites de este género. Se trató de una película que no tuvo miedo en innovar y cuyas imágenes conmueven, te sacan una enorme sonrisa y también provocan una extraña sensación de incomodidad. Ver el filme es una grata experiencia que nos demuestra el valor de Oz como cineasta y el carisma de Rick Moranis (Los Cazafantasmas, Querida Encogí a Los Niños), actor que se retiró en forma prematura del cine. Atención con el trabajo realizado con maquetas sin necesidad de recurrir a efectos digitales, lo que es una proeza de estilo y calidad, inclusive visto desde el día de hoy.
Título original: Little Shop of Horrors (también conocida como La Tienda de los Horrores) / Director: Frank Oz / Intérpretes: Rick Moranis, Ellen Greene, Vincent Gardenia, Steve Martin, John Candy, James Belushi, Christopher Guest y Bill Murray / Año: 1986.