Los recientes escándalos de la Iglesia Católica en Chile y en todo el mundo me hicieron pensar en aquellas películas sobre abusos de poder en torno a esta institución. Hace algunos años Spotlight se adjudicó varios premios al mostrar la investigación periodística que destapó una serie de abusos de religiosos contra menores en Boston. En lo cinematográfico se trató de un filme correcto que en ocasiones emocionaba y que en otras sorprendía por lo crudo y real de sus mensajes. Estuve a punto de comentar este filme, pero al final, y honrando el sentido de Espectador Errante, quise explorar un poco más atrás en torno a filmes que cuestionan las faltas de la Iglesia y del hombre. Mi búsqueda me llevó hasta El Misionero, filme de 1982 del cineasta inglés Richard Loncraine, quien brilló en 1995 con su adaptación cinematográfica de Ricardo III de William Shakespeare.

El Misionero está protagonizada por Michael Palin (Los Enredos de Wanda), quien interpreta al reverendo Charles Fortescue, devoto representante de la fe que durante varios años ha estado evangelizando a hombres, mujeres y niños de África. Ha vivido con ellos y les ha explicado el sentido de la oración y de los buenos comportamientos que supuestamente hacen al hombre más justo y más cercano a Dios. Sin embargo, su misión ha terminado y retorna a Inglaterra como un héroe. Ahora sus nuevos objetivos son casarse con su eterna prometida, a quien no ha visto por más de 10 años, y aceptar la nueva misión encomendada por su correspondiente obispo (Denholm Elliott). Esta asignación es nada menos que “encargarse” de salvar y guiar a las prostitutas de las calles de Londres. Fortescue deberá aconsejarlas para sacarlas de la vida pecaminosa en la que respiran. Para esta tarea contará con el apoyo de Lady Isabel Ames (Maggie Smith), una atractiva mujer de mediana edad que despertará en El Misionero algunas pasiones que ha tenido “dormidas” por demasiado tiempo.

El Misionero es una sátira cinematográfica sobre un hombre de fe que es tan pecaminoso como cualquier otra persona. Es un mojigato que siente deseos y que no puede disimular su atracción por la belleza de Lady Ames. Loncraine realiza una película que se burla de las contrariedades de una institución que pretende ser incorruptible, pero que al final no lo es. Esto porque sus miembros son tan solo seres humanos con las mismas inquietudes que todos nosotros. No voy a comparar El Misionero con Spotlight porque este filme habla del abuso de poder y de la maldad que se engendra a partir de comportamientos que son violentos, inaceptables y reprochables. El Misionero simplemente es otro tipo de película, ya que Fortescue a pesar de sus faltas es mucho más noble y recto que las autoridades que están sobre él o de la gente que lo rodea. Es cierto que transgrede ciertos límites, pero aquí la intención de la película no es juzgarlo, sino más bien mostrar que a veces gente buena y que ayuda recibe al final un trato injusto.

El Misionero se burla de la pomposidad de la sociedad británica, cuya moralidad en la clase alta es una mera pantalla, fenómeno que también se repite en las instituciones desde donde opera y trabaja Fortescue. La sensación de broma en todo el filme es permanente, lo que también se origina en gran parte por las raíces de Micheal Palin en la agrupación cómica Monty Python. El filme de Loncraine tiene muy buenos chistes y la química entre el actor y Smith es innegable. Es una película de época que habla medio en broma, medio en serio de los mismos problemas que afectan a todas las iglesias de hoy en día. Ojo que con esto no me interesa tratar de demonizar a este tipo de instituciones o cuestionar el credo. Mi intención es todo lo contrario, ya que con este comentario sólo me interesa dar a conocer las bondades de una historia en 35 milímetros que es puro encanto. El Misionero es una sátira bien realizada y que hoy se ve poco, salvo en filmes de corte político como Wag The Dog de Barry Levinson o en El Candidato de Michael Ritchie.

La sátira fílmica es un subgénero en sí misma y que hace falta es nuestra sociedad, ya que nos permite observar instituciones, organismos, empresas y cualquier tipo de ideología desde nuevos puntos de vista. El cine inglés lleva la delantera en dicho ámbito. Finalmente, Fortescue parece haber sido sacado de una historieta de diario. Su vida, lo que hace y sus faltas son simplemente la contrariedad de todos nosotros, como si se tratase de un espejo que nos muestra a nosotros mismos, con lo bueno, lo malo o esas áreas grises que llevamos todos en el alma. El Misionero es una pequeña gran película de los años ochenta que vale la pena explorar y analizar, más aún desde los alborotados tiempos en los que vivimos.

Título original: The Missionary (El Misionero) / Director: Richard Loncraine / Intérpretes: Michael Palin, Maggie Smith, Trevor Howard y Denholm Elliott / Año: 1982.