Joseph E. Levine fue uno de los últimos grandes productores de cine (El Graduado, El León en el Invierno, Nevada Smith). Hubo otros nombres como Sam Spiegel, mecenas vinculado a casi la totalidad de la obra de David Lean en clásicos como El Puente sobre el Río Kwai y Lawrence de Arabia. También es clave citar a David O. Selznick (Rebecca, Lo que el Viento se Llevó) como también a Samuel Goldwyn (El Mejor Año del Resto de Nuestras Vidas, Guys and Dolls), nombres ligados a la creación del sistema de estudios y que también hicieron del cine estadounidense un espectáculo masivo a nivel mundial. Sin embargo, el caso de Joseph E. Levine es distinto porque como productor se mantuvo activo en la década de los años 70`, un periodo que es sinónimo de movimientos como el Nuevo Hollywood, el Nuevo Cine Alemán y los primeros pasos del Nuevo Cine Australiano, es decir, corrientes cinematográficas vinculadas al cine de autor.
En esta oportunidad, me quiero centrar en una de las últimas producciones de Levine, la epopeya bélica de Un Puente Demasiado Lejos. El filme, dirigido por el británico Richard Attenborough (Gandhi, Magic) fue el epílogo de las grandes producciones militares de hace más de 40 años, es decir, aquellas películas que eran capaces de reunir en un escenario a grandes estrellas internacionales junto con nuevos talentos, lo que se conoce como relato coral. El precursor de las películas bélicas de gran alcance fue El Día Más Largo (producida en 1962 por Darryl F. Zanuck y dirigida por tres cineastas: Ken Annakin, Andrew Marton y Bernhard Wicki). Después se estrenaron otras obras como La Batalla de Las Ardenas (Ken Annakin, 1965) y El Puente de Remagen (John Guillermin, 1969), los relatos con influencias del género narrativo y documental de ¿Arde París? (René Clément, 1966) y de Tora! Tora! Tora! (Richard Fleischer, 1970); las batallas aéreas de The Blue Max (John Guillermin, 1966) y de La Batalla de Inglaterra (Guy Hamilton, 1969); o las no tan conocidas La Batalla por Anzio (Edward Dmytryk y Duilio Coletti, 1968) y La Batalla del Río Neretva (Veljko Bulajic, 1969). Dejo fuera de este listado a Patton (Franklin J. Schaffner, 1970), filme de corte biográfico y de intenciones más intimistas, al igual que otras cintas como Los Doce del Patíbulo o El Gran Escape, las que pertenecen a un estilo de historia más conectada con la aventura que con escenarios de grandes conflictos armados.
Con Un Puente Demasiado Lejos, Joseph E. Levine quería hacer la película bélica definitiva, la más grande y compleja, ya sea por la exigencia de gigantescas locaciones y por la incorporación de un elenco de intérpretes que estaban de moda junto con los actores más representativos de Estados Unidos, Inglaterra y Alemania. La película de Attenborough narra la Operación Market Garden, una de las acciones militares más famosas de la Segunda Guerra Mundial que resultó en un absoluto fracaso. Esta estrategia militar tenía por objetivo enviar tropas aerotransportadas detrás de las líneas enemigas con el fin de poder causar el mayor daño posible en las tropas alemanas, meses después del desembarco de Normandía en junio de 1944.
Un Puente Demasiado Lejos es una obra que se cocina a fuego lento como si se tratase de una estrategia militar. Primero vemos en pantalla la planificación de la Operación Market Garden, la presentación de los protagonistas y antagonistas de esta historia, y en todo momento el director transmite al espectador la idea de estar presente ante un hecho histórico de grandes proporciones, en una época en que la humanidad luchaba en distintos frentes contra el nazismo de Hitler. Es interesante cómo el filme profundiza en las decisiones correspondientes a comandantes, capitanes, sargentos y soldados. Richard Attenborough pone atención a las acciones militares que involucran la muerte de miles de soldados, además de los conflictos que se producen entre los representantes de las cadenas de mando.
Un Puente Demasiado Lejos tiene la característica de mostrar una derrota, una que fue bastante dolorosa por cierto. Los aliados siguen el plan de Bernard Law Montgomery, si bien los antecedentes sobre la supuesta debilidad en la resistencia de los soldados alemanes no es tan precisa. Es así que desde la posición de espectadores presenciamos las historias de militares que van en camino hacia una misión suicida desde distintos frentes. Los soldados liderados por Sean Connery y Anthony Hopkins hacen lo que pueden, a la vez que son masacrados por balas de ametralladoras, morteros y tanques. Hay momentos muy bien logrados, entre ellos, cuando vemos al personaje de James Caan tratando de salvar a su capitán, a Robert Redford diciendo “Ava María, Llena eres de gracia” al cruzar bajo fuego enemigo un río en bote junto a sus soldados, a Anthony Hopkins rindiéndose frente a un coronel alemán interpretado por Maximiliam Schell, y al ver juntos en un mismo encuadre a Gene Hackman, Edward Fox, Dirk Bogarde, Michael Caine y Ryan O`Neil.
Richard Attenborough fue un notable actor (The Flight of the Phoenix, The Sand Pebbles, Jurassic Park) y desde la silla de director dirigió estimables obras como Gandhi, El Joven Winston y Chaplin. En Un Puente Demasiado Lejos realizó una película alucinante, cuyos elementos en pantalla son reales. Este es un gran mérito, ya que hoy el exceso de lo digital le ha quitado la autenticidad al cine bélico. Hasta el día de hoy me sucede que cada vez que veo esta película quedo atónito. La destrucción de casas, el despliegue de tropas, las columnas de tanques y las secuencias de tropas saltando desde aviones en paracaidas están muy bien planteadas a nivel técnico. Transmiten una sensación de autenticidad que en el cine de hoy se ha perdido. El productor Joseph E. Levine buscaba ver en pantalla este nivel de escala, objetivo que logró con creces en una película muy entretenida y que se aleja de discursos facilistas sobre la libertad y la importancia del mundo libre. En vez de ello, se va por una línea de estilo casi documental que se sustenta en un desenlace que en esta ocasión va por el lado de los perdedores. También fue muy astuta la decisión de que actores como Hardy Krüger y Maximilian Schell tuviesen diálogos en idioma alemán. Otro aspecto que es necesario mencionar es que el filme se produjo a partir de capitales independientes, es decir, Levine levantó el dinero necesario para esta película sin el apoyo de ningún gran estudio, salvo en temas de distribución.
Después de Un Puente Demasiado Lejos hubo otros filmes bélicos en torno a la Segunda Guerra Mundial (WWII) de gran calidad, entre ellos, The Big Red One de Samuel Fuller. Sin embargo, las películas de este corte en los años 80 se fueron más por el lado de la Guerra de Vietnam (Pelotón, Pecados de Guerra). No fue hasta 1998 que el cine sobre la WWII recuperó impulso con obras como Rescatando al Soldado Ryan (Steven Spielberg) y aquella obra maestra de carácter filosófico que es La Delgada Línea Roja (Terrence Malick). Tal como señalé al principio de este comentario, Un Puente Demasiado Lejos es una película clave sobre un tipo de cine que fue, que maravilló por su realismo y que, lamentablemente, no volveremos a ver en pantalla. Mención especial para el score del compositor John Addison (Tom Jones, Sleuth, La Cortina Rasgada), cuyas fanfárreas emocionan junto con transmitirnos las contradicciones de la guerra.
Título original: A Bridge too Far (Un Puente Demasiado Lejos) / Director: Richard Attenborough / Intérpretes: Sean Connery, Gene Hackman, Robert Redford, Elliott Gould, Edward Fox, Michael Caine, Dirk Bogarde, Hardy Krüger, Laurence Olivier, Ryan O`Neal, Jeremy Kemp, Michael Byrne, Anthony Hopkins, James Caan, Nicholas Campbell, Christopher Good, Maximilian Schell, Liv Ullmann, Arthur Hill, Denholm Elliott y John Ratzenberger / Año: 1977.