El cine de terror sobre casas embrujadas tiene un referente clave en Poltergeist (Tobe Hopper, 1982), filme que remeció a las audiencias con los fenómenos paranormales que literalmente atacaban a una familia de un suburbio estadounidense. Espectáculo, efectos especiales, Steven Spielberg en la producción y un interesante guion hicieron de esta película materia obligada del cine comercial de los años 80`. Estas virtudes son incuestionables, pero dos años antes hubo otra película sobre espectros mucho más discreta, pero igual o más efectiva que la obra del director de Lifeforce. El cineasta húngaro Peter Medak, avecindado en Inglaterra desde los 18 años, realizó The Changeling junto a George C. Scott (Patton, The Hospital), quien interpreta a John Russell, un célebre compositor y profesor de música que producto de un accidente termina pasando las penas en una mansión habitada por un extraño fantasma.

La película de Medak parte sin titubeos a través de una escena que es un ejemplo notable de economía argumental. El profesor Russell observa lo impensable, la destrucción de su familia en cuestión de minutos. La imagen se congela y vemos el título del filme que es The Changeling, palabras que significan el reto, pero que también se pueden interpretar como el cambio o la suplantación. De alguna manera, todos estos términos expresan el sentido de la película porque la vida de Russell cambia drásticamente, a la vez que entre situaciones paranormales comienza a descubrir un secreto que se relaciona con una suplantación. Sumado a ello, el profesor de música que lo pierde todo también cambia y pasa de una vida terrenal y precisa a otra en la que abundan las posibilidades. En su nueva casa, Russell experimentará un cambio personal, además de tomar consciencia de la otra vida, es decir, de un espíritu que le trata de decir algo.

Es interesante ver la transformación de Russell, quien desde su posición de compositor y profesor de música es una persona que sabe escuchar, que sabe interpretar las notas musicales y sus tiempos. A través del sonido se le manifiesta una revelación, la furia del espíritu de un niño que en su vida terrenal fue un indeseable y que finalmente fue suplantado por alguien más sano y más acorde con los desvirtuados estándares sociales del pasado.

The Changeling es una película con simbolismos evidentes. John Russell es un hombre que lo ha perdido todo en el ámbito afectivo. Su vida es un vacío y la casa que habita es enorme, excesivamente espaciosa y con pisos no explorados. El realizador Peter Medak confronta estos dos espacios, el personal y el físico. Por lo tanto, la mansión es una extensión de la vida que está viviendo el personaje de Scott, actor que por lo demás efectúa una interpretación más comedida en comparación al resto de su filmografía. El rostro de Scott nos conecta con el calvario personal del hombre que representa. Es imposible no conmoverse con aquellas escenas en que el compositor Russell llora en la madrugada. Aquel dolor finalmente es el que lo conecta con el espíritu de un niño que en vida también sufrió y que fue olvidado.

Otro aspecto que sobresale en The Changeling es la intriga que produce. Hay escenas con fenómenos paranormales, pero muy bien intercaladas con la investigación de John Russell sobre el misterio del ático de la casa en donde vive. En esta tarea es ayudado por Claire Norman, personaje interpretado por la actriz Trish Van Devere, quien fue esposa y viuda en la vida real de George C. Scott. Es así que Medak proporciona a su obra de cierta cualidad detectivesca, lo que nos permite como espectadores alternar entre el miedo y suspenso con la curiosidad.

Esta película la vi cuando era pequeño junto a mi padre en una noche de lluvia. Arrendamos un VHS y la sorpresa fue tremendamente satisfactoria. Recuerdo haber sentido un pavor absoluto al presenciar la escena de la pelota en las escaleras, lo que también me sucedió al ver la sesión de espiritismo. Reconozco que he visto momentos espeluznantes en otras películas y desde la distancia escenas como la sesión de espiritismo indicada pueden parecer algo ingenuas. Sin embargo, al ver nuevamente esta secuencia volví a sentir la misma sensación de incomodidad de mi infancia. Esto sucede porque Peter Medak sustentó The changeling sobre la idea de una buena historia, sin mayores pretensiones que la de entretener al espectador gracias a la inteligencia y buenas interpretaciones.

The Changeling tiene oficio y diversas lecturas, pero en resumen se trata de la historia de un hombre que pierde a su esposa e hija. El destino le arrebata la paternidad, situación que lo conecta con otra época en la que se produjo un horrible homicidio. Es el terror que se produce a partir de la vergüenza injustificada de padres en el contexto de una familia adinerada. Estamos ante una mentira, cuya creación resulta ser un espíritu que finalmente, y a través de un catalizador como John Russell, muestra una verdad que es incómoda e impensada.

The Changeling ejemplifica la calidad como director de Peter Medak, cineasta que todavía sigue activo y entre cuyas buenas películas podemos citar a Romeo is Bleeding (filme con una de las mejores interpretaciones de Gary Oldman) y la excéntrica The Ruling Class (obra con una de las interpretaciones nominadas al Oscar menos conocidas de Peter O`Toole). Los cinéfilos que desean ver una obra de culto se sentirán más que satisfechos con la experiencia de The Changeling y su ambientación retro de 1980. Mención especial para el score compuesto por Rick Wilkins.

Título original: The Changeling (también conocida como Al Final de la Escalera) / Director: Peter Medak / Intérpretes: George C. Scott, Trish Van Devere, Melvyn Douglas, Jean Marsh, John Colicos, Barry Morse, Madeleine Sherwood, Helen Burns, Frances Hyland y Ruth Springford / Año: 1980.