Mel Gibson se hizo famoso en Estados Unidos con el estreno de Mad Max 2: The Road Warrior en 1981 y, en especial, con Arma Mortal en 1987 (Richard Donner). Entre medio de esos años filmó la tercera parte de la saga postapocalíptica creada por George Miller –Mad Max: Thunderdome), la que no tuvo mucho éxito por diversos problemas en su producción. Otros proyectos de aquella época fueron las películas El Año que Vivimos en Peligro y Mrs. Soffel, obras dirigidas por compatriotas australianos como Peter Weir y Gillian Armstrong. También estuvo en la notable tercera adaptación cinematográfica de The Bounty a cargo de Roger Donaldson y con guion de Robert Bolt, colaborador habitual del cineasta británico David Lean. Sin embargo, el primer filme 100% estadounidense de Gibson (que no fuese parte de una coproducción) y con un cineasta proveniente de dicho país fue The River (Cuando el Río Crece), largometraje que se anotó cuatro nominaciones al Oscar en 1984, incluyendo Mejor Actriz para Sissy Spacek, Mejor Fotografía para Vilmos Zsigmond (Encuentros Cercanos del Tercer Tipo, Deliverance) y Mejor Score para John Williams.
Decidí hacer una reseña de The River no sólo por ser uno de los trabajos menos conocidos de Gibson, sino también porque estamos ante una obra muy interesante en su propuesta narrativa y que es bastante atingente a la sociedad de Estados Unidos. El cineasta de esta obra es Mark Rydell, quien a lo largo de su carrera llamó la atención por algunos títulos como En el Estanque Dorado y algunas películas de Bette Midler como The Rose y Fort the Boys. El terreno de Rydell siempre ha sido el melodrama con una tendencia muy clara en dirección a la lágrima fácil. A pesar de este antecedente no se puede negar su capacidad y talento para dirigir actores. The River es la historia de los Garvey, una familia de granjeros que en medio de la depresión económica y torrenciales lluvias se enfrentan a la difícil realidad de su granja, una que acumula deudas bancarias, pérdidas de cosechas y el arduo trabajo de personas que están acostumbradas a poner la cara, el alma y el cuerpo para cultivar maíz.
The River retrata muy bien la época de estancamiento económico que se produjo durante la administración de Ronald Reagan. Eran los años ochenta, un periodo en que las grandes corporaciones fueron apoderándose de millones de hectáreas, lo que produjo pobreza y desempleo en masa. Los Garvey tienen poco, pero les sobra orgullo y dedicación. Hacen lo que esté a su alcance para asegurar el cultivo de maíz, siendo uno de sus principales peligros la acrecida del río en los periodos de lluvia. Cerca de ellos está Joe Wade (Scott Glenn), granjero más sofisticado que supo cuándo vender principios para pasarse al mundo de las grandes corporaciones, lo que a su vez incluye iniciativas como la construcción de una represa. En este propósito se interpone la granja de los Garvey y de otros malogrados granjeros, es decir, la tradición de las primeras familias que sustentaron el desarrollo de Estados Unidos.The River no sólo es el ocaso de la familia Garvey, sino también la depresión económica casi cíclica de sectores productivos atingentes a cualquier país. Los escenarios del filme son genuinamente estadounidenses, de tractores John Deere y siembras que son parte de la alimentación arquetípica de esta nación. Mel Gibson no se deja intimidar por Spacek, actriz que en aquellos años ya contaba con el reconocimiento de la crítica con el Oscar a Mejor Actriz por La Hija del Minero de Michael Apted. Ambos actores se compenetran en sus roles de personas comunes que experimentan situaciones extraordinarias y a veces crueles porque la vida es así, difícil y en ocasiones malagradecida. Representan el dique que evita el desbordamiento del río, del progreso que está a la vuelta de la esquina para dar término a sus tradiciones. Es cierto que la película en el último tercio recurre a soluciones un poco clichés, pero aquello se perdona porque se trata de un filme estadounidense, cuyo desenlace y mensajes tienen algo del cine de Frank Capra (¡Que Bello es Vivir!) y de Elia Kazan (Nido de Ratas).
Es interesante revisitar esta película en un periodo en que hay tanta desorientación de principios en Estados Unidos. Desde esta perspectiva pareciera ser que los años ochenta no fueron tan terribles y superficiales, sobre todo, porque en obras como ésta era más fácil distinguir entre buenos y villanos. Mel Gibson luce más joven que nunca lejos de sus escándalos de los últimos años. Por suerte, se logró recuperar con Hasta el Último Hombre, filme que demuestra su tremendo valor como cineasta. Otro punto interesante es que protagoniza una película muy alineada a sus intereses personales, los que siempre giran en torno a la figura de la familia, el sacrificio y los principios personales. The River permite conectarnos en algo con sus futuros intereses como autor. Mark Rydell desarrolló una obra bastante estimable. No es una película que cambiará la vida del espectador, pero sí lo conectará con aquellos esfuerzos sobrehumanos que realizamos por nuestras familias. También al ver The River es imposible no preguntarnos sobre los granjeros en Chile, quienes continuamente deben enfrentar sequías o inundaciones. El mundo del campo, del agricultor, es un ecosistema en sí mismo y The River lo retrata desde un modo bastante respetuoso. The River es un filme para ver en una tarde de invierno.
Título original: The River (Cuando el Río Crece) / Director: Mark Rydell / Intérpretes: Mel Gibson, Sissy Spacek, Scott Glenn, Shane Bailey, Becky Jo Lynch, Don Hood y James Tolkan / Año: 1984.