En 1994 Kevin Spacey ya llevaba varios años como actor de cine, teatro y televisión. Gracias a sus interpretaciones obtuvo prestigio y en los años 90, en películas de corte independiente, comenzó a ser reconocido hasta que en 1995 con Los Sospechosos de Siempreganó el Oscar a Mejor Actor Secundario. Desde aquel momento llegaron más y mejores papeles, y en el año 2000 obtuvo el Oscar a Mejor Actor por Belleza Americana(1999). En las siguientes décadas protagonizó varios proyectos, dirigió dos películas con bastante éxito de crítica (Albino Alligator, Beyond The Sea) y lideró la aclamada serie sobre la política y el poder House of Cards, creando de paso a Frank Underwood, uno de los villanos más reconocidos en el mundo. Sin embargo, y como suele suceder en Hollywood, Spacey tenía un lado oculto. Durante años se aprovechó de su condición de estrella y a partir de dicho estatus cometió abusos de poder junto con repudiables acciones sexuales, principalmente contra técnicos de cine y actores. Los escándalos sexuales de Spacey impactaron al mundo y su caso se sumó a la larga lista de celebridades que se han aprovechado de su poder para realizar acciones deplorables (Louis C.K., Harvey Weinstein).

Independiente de sus repudiables actos, Kevin Spacey sigue siendo uno de los mejores actores del cine estadounidense de las últimas décadas, talento que ya era evidente antes de la citada Los Sospechosos de Siempre. En esta crítica me referiré a una de sus mejores interpretaciones. Más de algún lector seguramente dirá que no es necesario escribir sobre este tipo de sujetos. No estoy de acuerdo, ya que Spacey realizó excelentes actuaciones y en notables películas, verdad que es incuestionable. Sus actos no me pueden impedir hablar del cine que muchos de los que visitan esta página recordamos.

Swimming With Sharks se estrenó discretamente en 1994. El filme de George Huang tuvo críticas positivas, pero la verdadera fama y veneración llegó gracias al boca en boca, a los arriendos en videoclubes y a sus exhibiciones por televisión. Esta película se transformó en un filme de culto y surgió en una época en la que el cine independiente de Estados Unidos desarrolló obras como Pulp Fiction, Fargoy otros trabajos menos conocidos como Lone Star, Smoke,Clerksy Un Paso en Falso.

Frank Whaley (Career Opportunities) y Kevin Spacey son los protagonistas de Swimming With Sharks, cuya historia muestra la parte más fea detrás de las películas. El filme retrata la vida de Guy (Whaley), un joven que recién salido de la escuela de cine empieza un trabajo como asistente del célebre y tirano productor Buddy Ackerman (Kevin Spacey). En su primer día es abusado verbalmente y físicamente por su nuevo jefe, a la vez que comienza a identificar los dimes y diretes detrás de la fábrica de sueños de Hollywood. Las películas surgen de tratos millonarios, de decisiones despiadadas de ejecutivos dispuestos a robarse el crédito de buenas ideas de otros. El director George Huang, quien también es responsable del guion, se inspiró en la vida del productor Joel Silver (Arma Mortal, Duro de Matar) y también de sus propias experiencias como asistente. En su película muestra la tiranía, abusos y la deshumanización de una industria que justamente apela a humanizar al público con filmes esperanzadores y galardonados, si bien su génesis es la de una corporación. Hay engaños, sexo, despilfarro de dinero y realmente poco conocimiento sobre lo que es el cine. Buddy Ackerman le grita a Guy, lo llama a cualquier hora del día, le pide tareas absurdas, le tira el café caliente, lo humilla y lo trata como a un sirviente. Lo único bueno en la vida de este joven es la productora Dawn Lockard (Michelle Forbes), quien le escucha sus ideas en la ciudad de Los Ángeles, California, en donde el arte suele originarse desde criterios mercantilistas. Lo importante aquí es cerrar tratos, no demostrar debilidad y quererlo todo.

Kevin Spacey realiza una interpretación apabullante con sus gritos, violencia y ruindad. Las escenas en que martiriza a Guy son demasiado cómicas, pero también en el filme hay espacio para el drama. En determinado momento, y después de más de un año como asistente de Buddy, Guy ya no puede más. Llegó al límite y en una vuelta de tuerca impensada nos encontramos con una película sobre la ambición y lo que estamos dispuestos a realizar para alcanzar ciertas metas. Guy experimenta una suerte de reconversión personal, cuyo final es básicamente una declaración de principios del director George Huang en relación a lo que realmente es Hollywood. En ocasiones todo parece algo caricaturesco, pero no lo es porque en el mundo, ya sea del cine o del corporativo, es usual ver abusos de la mano de la deshumanización moral de quienes alguna vez fueron personas idealistas.

En otro plano, Swimming With Sharks también es una ironía en relación a Kevin Spacey. Su personaje es un abusador como también al parecer fue en su vida privada y laboral. Tampoco podemos olvidar que en las relaciones de poder, en cualquier ámbito de trabajo, se producen situaciones como la que enfrenta Guy. Existen jefes y colegas que a veces son violentos, exaltados y obsesivos. Esto no es algo sólo atingente a Hollywood, sino más bien corresponde a una situación universal que es transversal a naciones y diversos rubros.

Swimming With Sharks es una película esencial de los años 90. Provoca risas y muchas gracias a su humor negro, pero también te deja anonadado porque muestra una verdad ineludible. Esta revelación es que cada ser humano puede ser víctima o victimario, y también puede cambiar de lugar de un momento a otro, sin culpas y sin mirar atrás porque las ambiciones son fuertes y las salidas pueden ser fáciles si te lo propones…¡lamentablemente!

Título original: Swimming With Sharks (También conocida como Las Reglas de Buddy) / Director: George Huang / Intérpretes: Kevin Spacey, Frank Whaley, Michelle Forbes, Benicio del Toro, Jerry Livine, T.E. Russell y Roy Dotrice / Año: 1994.