En la vida hay grandes amores que se transforman en obsesiones, pero también hay obsesiones que finalmente se convierten en tórridos romances. Cold War es la historia de los encuentros y desencuentros entre Wiktor (Tomasz Kot), un pianista burgués, y Zula (Joanna Kulig), una campesina de origen humilde que desnuda su alma cada vez que canta. El telón de fondo es la monocromática Polonia, el militarizado Berlín y la bohemia de París en el contexto de la Guerra Fría. En el ambiente se respiran ideologías, dos frentes que tratan de imponer pensamientos como la libertad y la opresión politizada. Sin embargo, el encendido romance entre Wiktor y Zula trasciende a los pensamientos y los puntos de vista de la historia. Es la locura destructiva y posesiva entre un hombre y una mujer que se necesitan, pero que también no pueden estar juntos porque el amor es intenso, duele, trastorna y produce un estado de éxtasis único e irrepetible.
El cineasta polaco Pawel Pawlikowski (Ida) sitúa a los dos protagonistas de su historia en una película que habla de personas comunes que transitan en momentos históricos que son extraordinarios. Al principio del filme vemos como Wiktor es parte de un proyecto estatal bajo el régimen de Stalin que busca registrar aquella música del campo, de las tradiciones orales de pueblos y localidades que parecen detenidas en el tiempo. Las canciones que cantan viejos y jóvenes hablan de tórridos amores, y de las penas y alegrías del alma entre parejas, amantes o desconocidos. De alguna forma, estas tonadas adelantan lo que será la historia de Wiktor y Zula. Paralelamente a esta historia de amor, el lacónico pianista desea escapar hacia la libertad y las posibilidades de occidente. Sus melodías clasicistas en piano desean convertirse en la pasión e improvisación del jazz. En cambio, Zula siente distancia hacia la artificialidad y el esnobismo de París. A pesar de estas diferencias los encuentros entre ambos son desde el alma y la corporeidad. Sus febriles sentimientos son lo único puro en un mundo dividido que respira excesos, intolerancia, mentiras, manipulación y descontrol.
Cold War es la idea de la “Guerra Fría” que se extrapole a la relación entre dos amantes. Hay momentos de tregua, otros de mayor acercamiento y otros de cierta desconfianza. A pesar de ello, ambos deciden sacrificarse por el otro en determinados momentos porque finalmente se sienten vacíos. La soledad de Wiktor y de Zula es insoportable. Sólo cuando están juntos se sienten contenidos aunque sea por un tiempo.
En la historia del cine cada cierto tiempo somos testigos de grandes historias de amor. Por ejemplo, tenemos el relato cebollento y calculado de Love Story (Arthur Hiller, 1970), las diferencias ideológicas en la relación de pareja en The Way We Were (Sidney Pollack, 1973), la trilogía verbalizada que pasa del amor de juventud a las histerias de pareja de Antes del Amanecer (1995), Antes del Atardecer (2004), y Antes de la Medianoche (2013), todas dirigidas por Richard Linklater; y también tenemos el romance desde la perspectiva de las segundas oportunidades de Un Hombre y Una Mujer (Claude Lelouch, 1966). La lista es larga y eterna, y estos son sólo algunos ejemplos de buenas películas románticas que a veces vemos en pareja o simplemente desde la soledad más anónima posible. Cold War tiene algunos elementos en común con estas cintas, pero finalmente estamos ante una obra mayor producto de su cuidada formalidad. La fotografía en blanco y negro de Lukasz Zal (también autor de la fotografía de Ida) nos traslada a los tumultuosos tiempos de la Guerra Fría en Europa, a la vez que nos transmite los estados de ánimo de los dos protagonistas. El otro gran atributo son las canciones que escuchamos en pantalla, en particular aquellas que son cantadas por Zula. Cuando la vemos sobre el escenario resulta imposible no conmoverse porque los pensamientos e historias que transmite a través de sus canciones contienen un candor y naturalidad poco vista en el cine. No hay demasiados arreglos musicales, sino más bien la intensidad de una voz que proviene del alma de una mujer que amará hasta el final, hacia el sacrificio voluntario de entregarse gratuitamente al otro.
Cold War es una película que seguramente hará que los espectadores rememoren amores pasados y presentes, o quizá les permita imaginar aquellos que vendrán en el futuro. También cuestionará a aquellos hombres y mujeres presentes en la sala en torno a dos pensamientos: si han amado tanto como los protagonistas del filme o si han sido receptores de un amor fulgurante. El filme de Pawel Pawlikowski, sin duda, es una obra importante porque muestra el sentimiento más antiguo, más redentor, más común y también más extraordinario de la condición humana.
Título original: Cold War / Director: Pawel Pawlikowski / Intérpretes: Joanna Kulig, Tomasz Kot, Borys Szyc, Agata Kulesza, Cédric Kahn y Jeanne Balibar / Año: 2018.