Robert Redford se luce en su última incursión en cine como actor. A sus 82 años Un Ladrón con Estilo cierra un capítulo de más de seis décadas como intérprete bajo la dirección de los más importantes cineastas de la cinematografía estadounidense. Sin embargo, a través del siguiente comentario profundizaremos en la otra vida como artista de Redford, la de director en uno de sus filmes más personales.
Nada es para Siempre partió como un proyecto muy anhelado por Redford en los años 80. Había leído la novela A River Runs Through It de Norman Maclean, profesor que durante años impartió clases en la Universidad de Chicago, pero que recién a sus 70 años escribió su primer trabajo como escritor. Este libro hoy es considerado como “la biblia” de los amantes de la pesca con mosca, afición que ha ganado adeptos en todo el mundo y que en Chile se practica en determinadas zonas de la zona sur. En A River Runs Throught It, Norman Maclean describió su pasión por el Río Blackfoot, la pesca y su juventud en Montana. Se trata de un relato sobre su familia, sus padres y, en especial, en torno a su relación con su hermano Paul.
Robert Redford vio en esta obra un enorme potencial porque tocaba elementos que han sido comunes en toda su filmografía: las dinámicas y conflictos familiares, y aquellos valores del american way of life en torno al respeto, las tradiciones, la rectitud y la subyugación que ha experimentado este sentido de vida, ya sea por las manipulaciones de la política, los intereses gubernamentales y el poder de las grandes corporaciones.
El cine de Robert Redford habla de nostalgia, de aquellos principios del oeste americano que se han extraviado, dando paso a una modernidad en donde los problemas son más complejos y en donde la desconfianza abunda. A River Runs Throught It muestra a dos hermanos educados tanto por un predicador como por el contacto con la naturaleza. En la pesca con mosca aprendieron la importancia de la paciencia, el silencio, la concentración y la dedicación. En el filme, Redford analiza la dinámica entre Norman (Craig Scheffer) y Paul (Brad Pitt), quienes tienen un lazo afectivo muy estrecho, si bien cada uno es muy diferente uno del otro. Norman es el hermano mayor, pero inseguro. Está en la permanente búsqueda de un camino propio, a la vez que tiene como referencia a Paul, quien sobresale por su apariencia, encanto y porque se hace notar al entrar en cualquier parte.
En Nada es para Siempre (título en español de la película) es un poema sobre el río y los simbolismos que éste tiene en relación a la familia, en particular con los vínculos afectivos y diferencias entre dos hermanos. Son aquellas distancias las que finalmente determinarán la vida de ambos, a la vez que demostrarán la fortaleza del más inseguro y las faltas del más exitoso. En esta dinámica podemos ver un antecedente directo en la filmografía de Robert Redford, en el filme Gente como Uno en donde un joven luchaba contra la culpa de haber perdido en un accidente a su hermano mayor. En dicha película el que parece menos claro en la vida resultaba ser el más fuerte.
Nada es para Siempre respira buenos sentimientos sin caer en un relato empalagoso de escenas melodramáticas. Al contrario, ya que es una obra muy bien narrada y que en sus silencios y en las miradas entre sus protagonistas consigue transmitir genuinos sentimientos. Robert Redford siempre ha sido un fanático del oeste americano, de las tradiciones de los pueblos indígenas estadounidenses y suele montar a caballo. De alguna forma es un cowboy y también un outsider de las atenciones triviales de Hollywood, lo que lo condujo a crear el Festival de Cine de Sundance, espacio clave en el desarrollo de películas independientes. A ello se suma el haber gestado una filmografía que suele remitirse a un pasado menos extrovertido y más idealizado. Todo lo anterior son puntos evidentes que lo conectaron con la novela de Norman Maclean.
Nada es para Siempre sobrecoge por sus hermosas imágenes gracias a la galardonada fotografía de Philippe Rousselot, el sugerente score de Mark Isham y una historia que se basó en el libro de un autor que recién pasado los 70 años decidió exorcizar la historia de su familia y de un hermano que falleció cuando era demasiado joven.
Es probable que veamos en el futuro otras películas de Robert Redford como director, pero si aquello no sucede tenemos a nuestra disposición obras que son muy interesantes: la mencionada Gente como Uno, La leyenda de Bagger Vance, Leones por Corderos, El Hombre que Susurraba a los Caballos y Quiz Show. Son filmes que se gestaron desde la inquietud de un artista que nunca fue autoindulgente con su trabajo y que siempre se cuestionó la pérdida de la inocencia de Estados Unidos. Redford es un actor que ha denunciado conspiraciones y abusos de poder en algunos de sus roles más emblemáticos como actor en Todos los Hombres del Presidente y en Los Tres Días del Cóndor. También me gusta pensar que en sus películas, ya sea desde la posición de actor o de realizador, podemos ver a un hombre que se expresa desde la nostalgia y que ha sentido siempre un amor incondicional hacia momentos que ya no volverán y que quedaron detenidos en el tiempo, al igual que la novela de Norman Maclean.
Título original: A River Runs Through It (también conocida como Nada es para Siempre) / Director: Robert Redford / Intérpretes: Craig Sheffer, Brad Pitt, Tom Skerritt, Brenda Blethyn y Emily Lloyd / Año: 1992.