Algunos críticos de cine señalan que 1982 fue un muy buen año para el género de terror y de ciencia ficción. En aquella época se estrenó Blade Runner, Star Trek II (La Ira de Kahn), E.T. El Extraterrestre, Tron, The Thing y Poltergeist. Sin embargo, entre esta “avalancha” de clásicos contemporáneos se produjeron algunos hechos interesantes, entre ellos, la predilección del público y la crítica de aquella época por seres de otro mundo de buen corazón, en el citado filme de Steven Spielberg, en vez del clima de desconfianza entre un grupo de hombres en la Antártida bajo la batuta del cineasta John Carpenter (en The Thing). Algo similar sucedió con Poltergeist (producida por Spielberg y dirigida por Tobe Hooper), película que dejó en un segundo plano a El Ente de Sidney J. Furie.
Poltergeist contaba con impresionantes efectos especiales para la época, un score perturbador a cargo de Jerry Goldsmith y escenas de terror sustentadas por un correcto elenco de actores. En la otra vereda estaba El Ente, película que privilegió el terror de corte psicológico, y también la insinuación sobre cosas que no vemos, pero que pueden ser. La obra de Furie es más discreta en alcance, pero es importante destacar que dicha propuesta fílmica es tan perturbadora como la propia Poltergeist, incluso más. Poltergeist era 100% artificio, mientras que El Ente era silencio e introspección.
El filme de Sidney J. Furie se basa en los ataques paranormales de una mujer de clase media y madre soltera que supuestamente fue abusada en forma recurrente por un espíritu maligno. Esta historia verídica sirvió de base para la creación de Carla Moran (Barbara Hershey), quien junto a sus tres hijos tiene que enfrentar ataques repentinos de una presencia que suele violarla casi todas las noches. Sidney J. Furie brilló en 1965 con The Ipcress File, el primer capítulo cinematográfico sobre Harry Palmer (interpretado por Michael Caine), agente secreto que saltó del ámbito literario a la pantalla grande como respuesta al éxito de James Bond, este último creado por el escritor Ian Fleming. Furie tuvo otras buenas obras en su carrera, pero lamentablemente se perdió en películas de bajo presupuesto como Superman IV y en algunos títulos liderados por Dolph Lundgren que no vale la pena mencionar.
El Ente es uno de sus mejores trabajos, el que con el tiempo se ha posicionado como una obra de culto. En este filme hay muchos elementos interesantes en el plano formal, entre ellos, la utilización de los ángulos de cámara, el planteamiento de los espacios en relación a los personajes y, sobre todo, la evolución de Carla Moran, una mujer independiente que ha sido víctima de relaciones abusivas en el pasado (por ejemplo, el tratamiento audiovisual del filme es muy parecido al de The Ipcress File). Barbara Hershey transmite la angustia de una mujer que es acosada por una presencia sobrenatural, a la vez que no puede defenderse. Se siente mortificada porque nadie le cree, situación que cambia con la llegada de un equipo de parapsicólogos. Podemos ver en la película algunos elementos en torno a la emancipación femenina. Carla Moran es una mujer independiente que es acosada por la masculinidad en forma de espíritu. También representa un arquetipo de heroína de acción, la que busca proteger y defender su sexualidad de todos los hombres que la rodean, tanto desde la dimensión física como del espacio extracorporal.
Furie realizó uno de los pocos filmes que involucra el ámbito sexual como principal interés de fuerzas sobrenaturales. Los ataques hacia Carla Moran son brutales haciendo que el filme profundice en otro subtexto que se vincula con la idea de los abusos corporales. La violación y los atropellos físicos son hechos difíciles de constatar, algo muy similar a lo que le sucede a Carla. No tiene como comprobarlo, pero a través de diversas pruebas la imaginación da paso a la realidad. Sidney J. Furie explora la posibilidad de un ser maligno en un cuarto, pero también se da el tiempo para jugar con la audiencia en torno a la idea de una Carla Moran posiblemente loca y desequilibrada.
El Ente es una película que perturba por sus insinuaciones y escenas sexuales, las que probablemente serían muy difíciles de realizar en la actualidad. Cuenta con una actriz muy compenetrada en su rol, ya que las expresiones, gritos y miedos de Barbara Hershey traspasan la pantalla. Es cierto que el último tercio de la película es un poco exagerado, con una prueba científica demasiado inverosímil. Ahora bien, la sensación de angustia, abandono y soledad en casi todo el filme es permanente. Es difícil que seamos testigos de manifestaciones paranormales como las de Poltergeist, pero sí son más reales aquellas vibraciones, bajas de temperatura, portazos y la sensación de estar acechados por algo inexplicable, como sucede en El Ente. Estamos ante una obra bastante olvidada, pero que vale la pena recuperar por su audacia y creatividad. Aplausos aparte para el score de Charles Bernstein.
Título original: The Entity (El Ente) / Director: Sidney J. Furie / Intérpretes: Barbara Hershey, Ron Silver, David Labiosa, George Coe, Margaret Blye, Jacqueline Brookes, Richard Brestoff y Raymond Singer / Año: 1982.