Las locaciones fílmicas a veces se convierten en espacios de peregrinaje, que son lo más cercano a un terreno sagrado para los cinéfilos. Hay un sentido de comunión que se establece con determinadas películas, las que pasan a ser parte del ADN fílmico de los cinéfilos. Se trata de filmes que se recuerdan con frecuencia, ya sea porque nos marcaron sus imágenes, soundtracks, interpretaciones e historias. La mayoría de las veces este contexto se produce con aquellas obras cinematográficas de culto, es decir, películas que durante o posterior a su estreno tuvieron un impacto cultural, redefinieron un género, perfilaron un estilo y con el tiempo fueron sumando adeptos provenientes de distintas generaciones.

Pasión es la palabra que mejor podría definir el documental Desenterrando Sad Hill, material disponible en la plataforma de streaming de Netflix que se centra en la historia de un grupo de anónimos habitantes de la provincia de Burgos, en España. Este variopinto ecosistema de amigos encausa su pasión hacia El Bueno, El Malo y El Feo, clásico exponente del spaguetti western liderado por Sergio Leone, en la dirección, y por el señor Clint Eastwood, en la actuación. A kilómetros del día a día de estos habitantes se encuentra el cementerio de Sad Hill, el escenario de los últimos minutos de metraje del tercer capítulo de la Trilogía del Dólar de Leone. El citado lugar estuvo por décadas abandonado y casi fue literalmente “tragado” por pasto, árboles y otras plantas.

Cuando finalizó la producción de El Bueno, El Malo y El Feo, productores estadounidenses y europeos dejaron abandonados los escenarios del filme. Posterior a su estreno, en 1966, cientos de turistas peregrinaron a las desiertas locaciones. Sin embargo, el paso del tiempo fue dejando en el olvido a estos lugares. Es así que los protagonistas de Desenterrando a Sad Hill, como si se tratase de verdaderos exploradores, detectaron la oportunidad de recuperar el pasado.

El documental, dirigido por Guillermo de Oliveira muestra paso a paso cómo se fue gestando el proceso de recuperación de Sad Hill, explicando la relevancia de esta locación por un tema de cinefilia y de cultura popular. Este punto no es menor, ya que Leone realizó una de las escenas más memorables en la historia del cine, la del duelo final entre Clint Eastwood, Eli WallachLee Van Cleef sobre un gran círculo de cientos de pasquines de piedra el suelo, y rodeado por numerosas de tumbas. El tesoro que buscaban los tres protagonistas de esta historia estaba enterrado bajo la cruz de un nombre desconocido, simple y efectiva justificación para que Leone utilizara movimientos de cámara hasta ese momento impensados, con primerísimos primeros planos y el eterno score de Ennio Morricone, puntualmente la pieza “The Ecstasy of Gold”.

La escena citada parece más una coreografía de ballet que una secuencia de acción, gracias a un montaje que apela a la nostalgia del espectador. Vemos a tres hombres que se están jugando la vida en la pantalla, pero siempre con calma y contención, especialmente en el personaje de Blondie o el Hombre sin Nombre interpretado por Eastwood. Esta es una escena de antología que involucra un sentido de comunión entre tres hombres muy diferentes uno del otro, pero que comparten algunas características como la soledad, la ambición y ven la vida desde el puesto de observadores, sin la necesidad de comprometerse con nadie ni nada, menos con algún ideal. La pieza musical “The Ecstasy of Gold” de Ennio Morricone transmite este estado casi febril, insano y de locura por la necesidad de apropiarse del oro. Las trompetas se escuchan con intensidad como si se tratase de algún tipo de lamento casi anónimo en medio de la vastedad agreste de parajes que también sirven como escenario para las guerras armadas del hombre. Esta es una secuencia que consigue involucrar afectivamente a todos los espectadores, quienes dirigidos por el suspenso ven en los ojos de los protagonistas la posibilidad de una muerte inminente.

Desenterrando Sad Hill muestra el recorrido de cinéfilos entusiastas, quienes comienzan a restaurar el escenario del duelo citado de El Bueno, El malo y El Feo, para después crecer en convocatoria. Lo interesante es cómo se va gestando toda una comunidad de fanáticos del filme que trasciende a idiomas, raza, credos, nacionalidades y clases sociales. Es así que se produce una gran masa de personas que se han conectado afectivamente con la película de Leone. Lo anterior, a partir de distintas experiencias en diferentes contextos de sus vidas.

El documental es pulcro, a la vez que sustenta su relato en entrevistas que relatan el entusiasmo de los cinéfilos, las que se intercalan con comentarios de los protagonistas del filme de Leone. Tenemos a montajistas, actores como Eastwood, a Ennio Morricone, a fanáticos como el cineasta Joe Dantey también a músicos como James Hetfieldde Metallica, grupo que inicia sus presentaciones con la melodía “The Ecstasy of Gold” de Leone. Estos entrevistados profundizan en los aspectos racionales, técnicos y cinematográficos que determinaron la particularidad e impacto social de El Bueno, El Malo y El Feo.

Desenterrando Sad Hill es un documental que se sustenta en la emotividad, en el fanatismo desinteresado, en el sentido de comunión social que produce el cine y en un ejercicio de nostalgia en torno a filmes que nos conectan con quienes somos y en cómo vemos el mundo. Atención con los emotivos minutos finales de una de las obras más cándidas en el catálogo de Netflix.

Título original: Desenterrando Sad Hill (Sad Hill Unearthed) / Director: Guillermo de Oliveira / Año: 2017.