Con el título de esta crítica hago referencia al filme que me interesa analizar de Robert Benton. Se trata de Nobody`s Fool (Ni un Pelo de Tonto), obra de 1994 protagonizada por Paul Newman. Sin embargo, el rotulado de este comentario tiene también otro interés, el cineasta Robert Benton, quien por años ha sido tratado injustamente, en especial por los propios cinéfilos. Benton en la ceremonia de los Premios Oscar del 14 de abril de 1980 obtuvo dicho reconocimiento a la Mejor Película y Director de 1979 por Kramer vs. Kramer, un melodrama sobre un padre divorciado (Dustin Hoffman) que tenía que lidiar con su separación y los cuidados hacia su hijo. La cinta superó en forma inexplicable a otras películas como Apocalypse Now y All That Jazz. Nombres como Francis Ford Coppola y Bob Fosse quedaron en el camino y también sus películas, hoy consideradas prácticamente como patrimonios fílmicos y también las últimas sorpresas del movimiento Nuevo Hollywood.

Volviendo a Benton, lo cierto es que el cineasta no tuvo la culpa de haberse llevado las principales estatuillas durante esa noche de 1980. La injusticia de tal resultado se originó en los críticos de cine y otros votantes que realmente no le tomaron el peso a las películas de Coppola y Fosse, algo que a esta altura del partido no debiese sorprendernos. Esto porque la Academia ha sido la responsable de cientos, sino miles de omisiones fílmicas. Lo que sucedió esa noche con Benton y su Kramer vs. Kramer fue una muestra más de dicho comportamiento errático y tantas veces catalogado como injusto. Ahora bien, la película de Benton no es un mal filme. Al contrario, realizó un trabajo muy efectivo que se podría catalogar como un melodrama bien dosificado y bastante disfrutable desde el punto de vista de los espectadores. Con el tiempo, el filme ha perdido fuerza, pero las interpretaciones de Hoffman, Meryl Streep y del hijo de ambos en la historia continúan conmoviendo.

Pero volvamos a nuestro título, a Ni un Pelo de Tonto. Benton siempre ha sido un cineasta irregular, con películas consideradas como dramas sin tapujos, con mucha escena que emociona hasta las lágrimas y con un estilo de dirección discreto y más en línea con el clasicismo del Hollywood de antaño. Apenas 11 películas (Places in the Heart, Nadine, The Human Stain) conforman su filmografía y es muy probable que no veamos nada más de este director en pantalla. Su último trabajo data de 2007 –Feast of Love– y actualmente Benton tiene casi 90 años. Se podría decir que el principal talento del cineasta es la escritura de guiones y la construcción de personajes, capacidad reconocida y que se suma a la dirección de actores. Todos sus largometrajes tienen diálogos que son llamativos y muy atingentes a problemas sociales, familiares y de pareja. Es importante recordar que Benton no sólo ha firmado los guiones de sus propias obras, sino también de otras películas como Superman (Richard Donner, 1978) y Bonnie and Clyde (Arthur Penn, 1967).

En Ni un Pelo de Tonto, Robert Benton realizó uno de sus trabajos más encantadores. Firmó el guion y también dirigió a Paul Newman en una de sus actuaciones más compenetradas. Aquí la otrora leyenda del cine de ojos azules interpreta a Sully, un hombre de edad que en un pueblo de Estados Unidos se reencuentra con su hijo, a la vez que intenta hacer las pases con su pasado teniendo como escenario un variopinto grupo de vecinos y amigos. Sully vive el día a día, trabaja en lo que puede, gasta bromas a sus cercanos y, en cierta medida, todos dependen de él. Es el pillo del pueblo, pero todos buscan su compañía, lo estiman y disfrutan la forma en que vive la vida, con pocas responsabilidades y sin apuro. Quienes no lo conocen podrían decir que Sully es un tonto, un vago irresponsable y cómodo que pierde el tiempo. Sin embargo, estamos ante un hombre sabio y consciente de sus faltas, pero que también tiene buen corazón. Se preocupa de todos y mantiene el equilibrio de un pueblo que pareciera ser que funciona en torno a él.

Paul Newman realiza una interpretación que destaca tanto por su verborrea como por sus silencios y miradas. Es un hombre al que se le pasó la vida y que cometió errores, pero que a pesar de sus faltas siempre fue un hombre bueno y honesto. Toby Roebuck (Melanie Griffith) ve en él a un sujeto derecho o bien a un posible acompañante, una realidad contraria a las infidelidades de su marido Carl Roebuck (Bruce Willis). Miss Beryl (Jessica Tandy) tiene a Sully de inquilino. Lo quiere y lo respeta mucho más que a su propio hijo. Rub Squeers (Pruitt Taylor Vince) identifica a Sully no sólo como un colega de trabajo, sino también como un padre. Y Peter (Dylan Walsh) es el hijo que ve a un padre ausente, pero que a través de los ojos de los amigos de Sully descube a un hombre decente, sabio y que simplemente decidió vivir la vida en sus propios términos.

Ni un Pelo de Tonto es una película con una historia entrañable, con un protagonista que tiene dolores físicos y psicológicos, pero que en medio de sus miserias sabe mucho sobre la vida y lo que importa. Es un tonto que conoce las palabras necesarias y que en su anonimato es probablemente la estrella, el personaje más querido y conocido de un pequeño pueblo nevado. Paul Newman nos recuerda su versatilidad ante las cámaras y lo que significa ser una estrella de cine capaz de trascender en personajes y en historias de la vida diaria (atención con el plano final, el que también parece ser un testimonio a la vida de un infatigable Newman como actor). Un filme notable de la década de los 90, con escenas que demuestran el talento de Robert Benton para la dirección de actores y con un sublime score a cargo del siempre competente Howard Shore.

Título original: Nobody`s Fool (Ni un Pelo de Tonto) / Director: Robert Benton / Intérpretes: Paul Newman, Bruce Willis, Jessica Tandy, Melanie Griffith, Dylan Walsh, Pruitt Taylor Vince, Gene Saks, Josef Sommer, Philip Seymour Hoffman, Philip Bosco, Alice Drummond, Margo Martindale y Catherine Dent / Año: 1994.