Robert Redford es sinónimo del Festival de Cine de Sundance, espacio dedicado a las nuevas promesas de cineastas de todo el mundo y también uno de los bastiones del cine independiente estadounidense. Desde muy joven que Redford tenía ganas de contribuir al cine de su país y en forma paralela a sus primeros pasos como director con el filme Gente como Uno, focalizó sus esfuerzos en levantar un festival de cine en el poblado de Park City, cerca de Salt Lake City, en un lugar alejado de los grandes estudios.
El protagonista de África Mía hoy es un octogenario que en 2018 anunció su retiro del cine con el estreno de la película The Old Man & The Gun en un rol hecho a su medida. Pero el ascenso de Redford, antes de consagrarse como un cinesta reputado y leyenda del cine, se sustentó en muchos esfuerzos. En los años 60 trabajó en diversas producciones televisivas y recién comenzó a llamar la atención con el filme The Chase (1966) junto a una joven Jane Fonda y al siempre titánico Marlon Brando, y bajo la tutela del cineasta Arthur Penn (autor también de Bonnie and Clyde). Poco a poco comenzó a obtener notoriedad, permitiéndole rodar dos filmes relevantes, y en el rol de protagonista, las películas Propiedad Condenada (1966) y Descalzos en el Parque (1967).
A pesar del éxito obtenido, Robert Redford nunca se sintió cómodo con la fama, si bien se dio cuenta que ésta le podría otorgar mayor poder y autonomía sobre sus decisiones e intereses artísticos. Así llegamos al film que lo iba a situar en el mapa mundial. Me refiero a Butch Cassidy and the Sundance Kid de George Roy Hill, obra estrenada en 1969 que fue destrozada por la crítica en su momento, incluyendo los odiosos comentarios de la célebre crítica de cine, Pauline Kael. A pesar de la mala prensa, la película de Roy Hill fue un éxito de taquilla instantáneo, sobre todo por la química entre Redford y Paul Newman, quienes se convirtirían en grandes amigos y que además repitieron dupla con el mismo director en la galardonada El Golpe.
En este comentario queremos hablar de otro filme que Redford estrenó un par de meses más tarde al debut de Butch Cassidy and The Sundance Kid. Me refiero a Downhill Racer, película que originalmente iba a dirigir Roman Polanski, quien finalmente prefirió trabajar en El Bebé de Rosemary. Downhill Racer siempre fue un proyecto muy anhelado por Robert Redford, ya que representaba su oportunidad para mostrar algo distinto, para aportar al desarrollo del cine desde una obra más innovadora y que además tuviera algunos ecos del cinema verité y de la Nouvelle Vague, ambas corrientes impulsadas en Francia. Redford sentía que el cine estadounidense se estaba estancando con propuestas lejanas a los intereses del público. Sabía que las audiciencias querían ver algo distinto y Downhill Racer representaba una oportunidad.
Finalmente, el proyecto fue liderado por Michael Ritchie (The Golden Child, Prime Cut, Fletch), director que venía del ámbito televisivo y que en los años setenta ganaría cierta notoriedad, especialmente con el filme El Candidato, otra vez con Redford en el rol un joven político en ascenso y cuyos ideales se comprometen con rapidez ante la acumulación del poder. El Candidato llamó la atención por su técnica documentalista, estilo que Ritchie aplicó con especial atención tres años antes en Downwill Racer. En esta película Redford interpretaba a David Chappellet, un tosco competidor olímpico de esquí en el equipo norteamericano liderado por el entrenador Claire (Gene Hackman).
Downhill Racer es una película notable por sus escenas de esquí en parajes de Alemania y de Austria. El guion a cargo de James Salter proporcionó a Redford la oportunidad de interpretar a un sujeto apático que es incapaz de conectarse con los demás. Chappellet es un tipo engreído que es consciente de su talento para esquiar, lo que le permite actuar de la manera que desee. Redford vio en el personaje de Chappellet aquella característica que es tan propia de la idiosincracia deportiva estadounidense, en la que lo único que importa es ganar a cualquier costa. En algunas escenas el personaje es insoportable, lo que hace a Downhill Racer un filme deportivo bastante peculiar. Chappellet puede caer mal, pero aún así queremos que gane, quizá por su obstinación y confianza.
El filme, mucho antes del desarrollo del steadicam, demostró que se podía filmar escenas en las pistas de esquí, lo que proporciona al filme un sentido de veracidad que conecta directamente a los espectadores con las sensaciones y peligros de dicho deporte. A ello se sumó la realización tomas que buscaban mostrar la tensión, los silencios y las dinámicas que son propias de los deportistas de alta competición. Se podría decir que este filme se anticipó al hiperrealismo de películas como Le Mans, proyecto que por años fue una obsesión de Steve McQueen.
Downhill Racer es una película vertiginosa con un protagonista que ni siquiera se esfuerza demasiado en ganar, pero cuyo triunfo está al parecer en sus genes, estipulando ante la audiencia una suerte de determinismo. Estamos ante un filme pequeño, muy independiente para el año 1969 y en donde Robert Redford empezaba a mostrar sus verdaderos intereses como creador.
Lamentablemente, el filme no tuvo mucho éxito. Redford comentó en una entrevista que al filme se le trató como si fuese un éxito taquillero, muy al estilo de Butch Cassidy and The Sundance Kid, lo que a su parecer fue un error. Él siempre pensó que se trataba de una película especial, para jóvenes audiencias que buscaban ver algo distinto y a través de exhibiciones más selectivas ante el público de la época.
A más de 50 años del estreno de la película, ésta continúa percibiéndose como una obra innovadora. Una vez estrenado el filme bajo el alero de Paramount Pictures, el productor Robert Evans felicitó a Redford y a Ritchie porque sabía que estaba ante una de las primeras películas que iban a renovar el cine de Estados Unidos, y en torno al movimiento Nuevo Hollywood. Redford y Evans, sin duda, tenían la razón. Recomiendo con mucho entusiasmo la versión remasterizada del filme por The Criterion Collection, edición que provocará la admiración de las jóvenes audiencias hacia esta película un poco olvidada en la actualidad.
Título original: Downhill Racer (El Descenso de la Muerte) / Director: Michael Ritchie / Intérpretes: Robert Redford, Gene Hackman, Camilla Sparv, Karl Michael Vogler, Jim McMullan, Kathleen Crowley y Dabney Coleman / Año: 1969.