Con más de 60 años el actor canadiense Michael J. Fox continúa resistiendo los embates del Parkinson, enfermedad que le diagnosticaron en 1990, justo en el momento de mayor popularidad de su carrera como intérprete. J. Fox venía de la sitcom Lazos Familiares y de haber protagonizado la emblemática trilogía de Volver al Futuro. Parecía imparable, trabajando para importantes directores como Brian De Palma (Pecados de Guerra, probablemente uno de los mejores filmes J. Fox) y con James Bridges (Bright Light, Big City). Sin embargo, y luego de una noche de juerga en un hotel de Florida, algo se presentó: un extraño temblor del meñique de una de sus manos. El documentalista Davis Guggenheim (Una Verdad Incómoda) retrata la historia del hombre detrás de Marty McFly en Still: A Michael J. Fox Movie, una obra que repasa el ascenso a la fama de Michael J. Fox y las dificultades que ha enfrentado en torno una enfermedad que lo alejó demasiado pronto del cine.
Michael J. Fox es parte de la cultura popular y de la memoria colectiva de millones de personas en todo el mundo. A veces sucede que una película provoca un profundo impacto en nuestra infancia y adolescencia, más aún si el protagonista es carismático en medio de una película que logró redefinir el género de ciencia ficción desde una perspectiva familiar y masiva. Como cinéfilo admiro y me siento extasiado con el cine de Alfred Hitchcock, Ingmar Bergman o de Stanley Kubrick, si bien películas como Volver al Futuro son las que me hicieron ser consciente del cine, de su poder y alcances. Robert Zemeckis orquestó una trilogía que es imposible dejar de ver cada vez que la pasan por cable, pero gran parte de aquel magnetismo es gracias a Michael J. Fox y a Christopher Lloyd, quienes al compás del score de Alan Silvestri nos hicieron soñar sobre una máquina del tiempo en un Delorean.
Still: A Michael J. Fox Movie emociona, en especial por la entereza de J. Fox y su delicado estado de salud. El director Davis Guggenheim recurre a escenas de las películas del actor para retratar su historia y también a dramatizaciones que hablan del mito y de la realidad. Vemos como Michael J. Fox trabajó hasta 16-18 horas diarias para compatibilizar la filmación de la primera parte de Volver al Futuro y la grabación de los episodios de Lazos Familiares, lo que habla de la búsqueda de un sueño, de perseverancia y también de optimismo. Aquellos atributos están presentes en la vida del actor, que en la figura de su familia, en especial de la actriz Tracy Pollan, logró encontrar el equilibrio para superar un diagnóstico que le daba poco más de una década de vida. Durante casi ocho años que J. Fox ocultó su enfermedad a través de movimientos y recursos físicos que podemos ver en películas como For Love or Money (Barry Sonnenfeld, 1993). Él mismo se autodefine, en aquella época, como un astuto actor no sólo ante los roles que interpretaba, sino también en torno a la propia idea de Michael J. Fox frente a admiradores, espectadores y medios de prensa. Incluso, en su exitosa serie Spin City se las arreglaba para ocultar sus temblores, miedos y frustraciones.
Desde muy pequeño que me hice fanático de Michael J. Fox. Incluso, recuerdo haber comprado un skate para poder realizar las acrobacias de Volver al Futuro, objetivo que no se dio muy bien. Recuerdo mirar con atención su rol de Alex P. Keaton, y también su romance con Tracy Pollan en Lazos Familiares, el que dio paso a uno de los matrimonios más duraderos de Hollywood. Otro momento que recuerdo en particular es cuando lo vi en los créditos de inicio de Doc Hollywood (Michael Caton-Jones, 1991), mientras manejaba un descapotable color rojo y con la canción The One and Only de Chesney Hawkes de fondo. En aquella época me llamaba la atención verlo moviéndose mucho en sus filmes, característica que era muy evidente en las últimas temporadas de Spin City, y también en la notable Muertos de Miedo, su último filme como protagonista bajo la dirección de Peter Jackson en 1996. Y también recuerdo cuando le dijo al mundo que tenía Parkinson para luego perderse detrás de su voz en varios filmes de animación (Stuart Little, Atlantis: El Imperio Perdido).
Pero Michael J. Fox se repuso, admitió y abrazó el Parkinson como una causa social que lo llevó a crear un instituto de investigación para averiguar más sobre esta enfermedad, un aporte invaluable y permanente. En 2017 el actor donó una importante suma de dinero para el científico chileno Claudio Ketz, y también para el bioquímico Rodrigo Pacheco y el doctor Claudio Soto. A ello se sumó que volvió a actuar en diversas series como The Good Wife y Rescue Me, esta vez sin ocultar sus recurrentes temblores.
Still: A Michael J. Fox Movie es el testimonio de un actor que produce admiración y mucho cariño en todo el mundo. Su deterioro físico últimamente se está haciendo más evidente, si bien no oculta sus caídas, a la vez que suele reírse de éstas. Es consciente de su influencia, pero también en torno a una enfermedad que lo ha hecho ser más humilde ante la vida. Estamos ante un documental que evita la lágrima fácil, ya que en vez de ello recurre a un testimonio honesto, en ocasiones bastante pragmático y que nos recuerda el valor de Michael J. Fox quien se convirtió en el mejor vocero de una enfermedad que afecta a millones de personas en el mundo. Todos quisimos y queremos ser Marty McFly, y luego de ver este documental, todos querrán ser Michael J. Fox, por su entereza, honestidad, humor y perseverancia.
Título original: Still: A Michael J. Fox Story / Director: Davis Guggenheim / Año: 2023