Ayrton Senna vivió rápido en torno a su pasión por las carreras de automóviles, precisamente en el ámbito de la Fórmula 1. Fue un ícono del deporte mundial, tricampeón y también un referente para Brasil. Desde pequeño fue motivado por sus incondicionales padres en las carreras de go-kart hasta que saltó a la F1 en 1984. En aquel entonces era un novato, si bien rápidamente puso en jaque al experimentado piloto francés Alain Prost, con quien terminaría siendo compañero de la escudería británica McLaren por varios años. Sin embargo, la rivalidad entre ambos fue legendaria, incluyendo conflictos, diferencias y el interés mediático. Al final, Ayrton Senna, se alzó como uno de los grandes pilotos de la historia, si bien el 1 de mayo de 1994 perdió la vida a bordo de su automóvil de la escudería Williams. El circuito de Imola, Italia, se transformó en la última morada de Senna, quien apenas tenía 34 años y un gran futuro por delante.
El documental Senna de Asif Kapadia (ganador del Oscar al Mejor Documental por Amy) relata los sucesos descritos a la vez que ahonda en las complejidades de un piloto de carrera. En varias escenas de archivo y entrevistas podemos observar las complejidades de Ayrton Senna, su espíritu competitivo, su concentración y también aquella necesidad, casi compulsiva, por superar límites. En el documental, colegas, periodistas y diversos colaboradores, analizan quién fue Senna, qué pasaba por su mente y cómo se estructuraba su virtuosismo sobre la pista de carreras. Las imágenes de archivo muestran premios, competencias y algunos pasajes sobre la vida personal y familiar del otrora ícono deportivo.
Ayrton Senna destacaba por su humildad y, según sus propias palabras, por su conexión con Dios. Era un perfeccionista, conocía todos los procesos atingentes a un vehículo de Fórmula 1, y consideraba que correr en una pista de carreras no dependía de cálculos o puntos, sino más de ganar. Era famosa su gran habilidad para manejar en medio de la lluvia, así como su necesidad por el juego limpio, dejando de lado la política que era propia de la Fórmula 1, y que otros pilotos como Alain Prost administraban tan bien. Tuve la oportunidad de ver la versión extendida de este notable documental, es decir, más de dos horas y media, y nunca me cansé. Esto se debe a que el director Asif Kapadia expone los hechos en torno al piloto, en especial, las epopeyas detrás de algunas de sus carreras más célebres. Como espectadores, sentimos que estamos ahí junto a Senna, teniendo presente su mirada penetrante, la que comunicaba rabia, pasión y las complejidades de la mente de un piloto profesional de carreras.
En Senna podemos admirar competencias en donde el deportista lo daba todo, cuerpo y alma, como aquella primera vez que ganó el gran premio de Brasil, en Interlagos. Con sus hombros y brazos acalambrados pudo terminar la carrera, con un vehículo que presentó problemas en la caja de velocidades. En otros momentos, vemos sus diferencias con Alain Prost, quien se refiere a su ex compañero de escudería. A pesar de las discrepancias entre ambos, Prost tiene sentidas palabras para Senna hasta el punto de haber cargado su féretro durante su multitudinario funeral en la ciudad de Sao Pablo. Incluso, Prost va más lejos al decir que las personas tienen que ponerse en la mente de un piloto de carreras, lo que explica sus formas de actuar. Desde otro ámbito, somos testigos de la pasión de Ayrton Senna por su patria y de un pueblo que desesperadamente buscaba alguien en quien creer en medio de un contexto precario a nivel político y social.
Nunca he sido muy fanático del deporte, pero siempre fui un seguidor asiduo de la Fórmula 1 en los tiempos de Senna. Recuerdo que desde pequeño veía las carreras, siendo mis favoritos Nigel Mansell y “el profesor”, como se conocía a Alain Prost. También me gustaba ver a Senna, pero creo que recién con el documental de Kapadia pude entender toda la dimensión humana de este fenomenal deportista. Vi este filme en 2010 y desde entonces siempre quise escribir algo sobre este notable documental. Sin duda, fue una buena idea revisionar esta obra. Desde otra arista, recuerdo cuando Senna falleció. Yo tenía menos de 13 años y estaba viendo el Gran Premio de Imola en directo. Cuando vi a Senna chocar no lo pude creer. Vi aquella toma aérea cenital y el cuerpo inerte del piloto. De repente se movió el famoso casco verde-amarillo y pensé que se podía salvar. Luego vino la decepción y una serie de análisis sobre la seguridad de los automóviles de Fórmula 1. Todavía recuerdo los titulares en la prensa.
Al ver el documental de Asif Kapadia me embargó una enorme pena, pero lo que más me afectó fue haber visto la incomodidad de Senna días antes de su muerte. Hubo muchas advertencias. Estaba incómodo con su vehículo Williams y también bastante afectado por el fallecimiento del piloto austriaco Roland Ratzenberger, un día antes del fatal 1 de mayo. En algunas imágenes podemos ver a Senna literalmente sufriendo en silencio, con la mirada algo perdida y muy preocupado. De alguna forma, la suerte estaba echada. Creo que sabía que podía morir hasta que aquel epítome sucedió, y de la peor forma posible con la imagen de un helicóptero que se llevaba al ídolo hacia otras latitudes.
Senna es la vida como piloto de Ayrton Senna y, sobre todo, un testimonio sobre su inquebrantable espíritu deportivo. En uno de los testimonios se señala que la muerte de Senna quizá fue el único camino posible. Nadie quería verlo morir de cáncer o por una larga enfermedad a sus 50 años. Vivió y murió como sucede con las leyendas, ya sea del cine o, en este caso, del mundo del deporte. La Fórmula 1 nunca volverá a experimentar esos tiempos de gloria, en donde un piloto se superaba a sí mismo y también a la máquina que tenía por delante. Senna pereció hace 30 años, pero su legado continúa vigente, a la vez que sus logros seguirán refiriéndose hacia la más absoluta genialidad del ser humano.
Título original: Senna / Director: Asif Kapadia / Año: 2010.