En 2024 se cumple el décimo aniversario de Pérdida, filme dirigido por David Fincher basado en la novela homónima de Gillian Flynn. Durante su estreno, esta obra concitó bastante atención a partir de la historia de Nick Dunne (Ben Affleck), hombre común y corriente y sin mayores ambiciones que termina siendo el principal sospechoso de la desaparición de su esposa Amy (Rosamund Pike). Recuerdo haber visto esta película en cine, teniendo presente que soy un seguidor acérrimo de la filmografía de David Fincher. Ahora bien, 10 años más tarde, es interesante descubrir algunos de sus subtextos, los que podrían considerarse como un manifiesto sobre las dualidades en las relaciones de pareja, la exposición a través de los medios de prensa y la violencia.

David Fincher se caracteriza por ser un cineasta estilizado, cualidad que proviene de su formación como director de videoclips para artistas como Madonna, The Outfield y Rick Springfield, entre otros representantes de la música anglo. En Panic Room exploró las vertientes visuales hitchkoneanas, en Zodiaco vimos la influencia del cine estadounidense de investigación y suspenso de los años 70, y en la serie Mindhunterreiteró su interés por la psicología humana. Sus protagonistas usualmente no son agradables, sino más bien se mueven en terrenos vinculados al oportunismo, ambiciones, deslealtades, violencia y soledad. En el mundo de Fincher hay poco optimismo hacia la humanidad. Al contrario, ésta se presenta como un lugar en donde suceden las peores perversiones.

Perdida se estrenó en 2014, mucho antes del escándalo de Harvey Weinstein y del movimiento Me Too. La corriente feminista se tomó los medios de comunicación en los últimos años, así como los derechos vulnerados de las mujeres. Lo interesante es que Perdida habla de la violencia de la mujer hacia el hombre, en especial cuando el personaje de Amy se presenta como una fuerza castradora de Nick, a quien intenta modelar según sus expectativas e intereses. A su vez, el personaje de Nick es apático, infiel y poco carismático. Es el candidato ideal para ser acusado de homicidio, simplemente porque los medios de comunicación ven en su debacle moral una oportunidad para ser abucheado. Ben Affleck es mejor director (Argo) que actor, si bien en Perdida realiza una de sus mejores interpretaciones, a la vez que su exposición como figura pública producto de su separación de Jennifer López lo sitúa en un contexto que tiene ciertas similitudes con la vida ficticia de Nick Dunne.

Desde otra arista, en Perdida el cineasta David Fincher realiza un agudo análisis de los medios de prensa estadounidenses, dispuestos a calificar a personas como culpables o inocentes sin realmente remitirse a los verdaderos hechos. La televisión no sólo invade la vida de Nick Dunne, sino que también se apropia de ésta, modificándola según las circunstancias. Pareciera ser que sólo en Estados Unidos puede darse esta suerte de psicosis violenta y retorcida entre Nick y Amy, con declaraciones con sangre en la ropa que son del más absoluto deleite de las audiencias. Esto es parte de aquella fascinación social por los crímenes que en ocasiones suceden en los suburbios. Nick durante varios días es odiado, pero en otros se redime, lo que también habla sobre la trivialización de la opinión pública. Todos pueden ser expertos, todos opinan y todos saben poco o nada. Esa es la volatilidad de la idiosincrasia estadounidense, cuyas efemérides sociales se toman la cartelera del día.

Perdida es la incipiente idealización entre parejas hasta que éstas se aventuran por el despeñadero en torno a un sinfín de descalificaciones. Amy tiene expectativas que pocos hombres pueden cumplir. Es una sociópata hábil, una femme fatal en la piel y mirada incisiva de Rosamund Pike, quien fue nominada al Oscar como Mejor Actriz. A medida que su personaje cambia y se vuelve más cínico y destructivo, se convierte en una persona más fría y pragmática, así como un imán para los medios de prensa. Pike no pestañea y no se sobresalta porque sabe lo que quiere y lo que puede conseguir en una sociedad que se sustenta en la imagen y en la manipulación.

David Fincher realizó con Perdida uno de sus filmes más profundos sobre el ´american way of life´, uno que a veces no tiene límites y en donde santos y pecadores prácticamente habitan el mismo lugar porque realmente no son tan diferentes. Nick y Amy son socios en el crimen desde sus bajezas y omisiones morales y personales. Sin duda, estamos ante uno de los filmes más perturbadores sobre el control y las contrariedades de la condición humana.

Título original: Gone (Perdida) / Director: David Fincher / Intérpretes: Ben Affleck, Rosamund Pike, Neil Patrick Harris, Tyler Perry, Carrie Coon, Kim Dickens, Patrick Fugit y Sela Ward / Año: 2014.