Probablemente el mejor filme de Sam Raimi es The Evil Dead. Fue su primera gran obra, la rodó durante varios años, tuvo recursos limitados (apenas US$375.000), la protagonizaron actores sin experiencia y sólo consiguió popularidad entre los jóvenes de la sociedad londinense de principio de los ochenta gracias a la masificación del VHS.
The Evil Dead mostró las fauces del cine gore entre el público angloamericano que en esa época tenía muy poco contacto con el género Giallo, aquellas producciones italianas de Mario Bava y de Dario Argento caracterizadas por su estilo operático y generosas dosis de sangre. Es imposible negar cierta influencia de dicho cine en la obra de Raimi, quien tuvo la habilidad para orquestar un filme de terror con mucho ritmo y toques de comedia basados en el cine mudo de la época de Buster Keaton y Harold Lloyd. A lo anterior se sumó un estilo visual con mucho close up, grandes angulares y trucos del cine de terror de los años 30`, además de inolvidables movimientos de cámara que aún conmueven por su originalidad.
La historia de The Evil Dead se centra en un grupo de adolescentes que arriendan una casa abandonada en un bosque. En el lugar se encuentran con el Libro de los Muertos, texto que hace referencia al famoso Necronomicón ideado por el escritor estadounidense H.P. Lovecraft, y cuyos pasajes permiten a los lectores conectarse con entidades sobrenaturales. A partir de dicha premisa, Sam Raimi construyó un relato sobre posesiones diabólicas liderado por el personaje de Ash, que en los tres capítulos de la saga fue interpretado por Bruce Campbell (“Bubba Ho-Tep”). Con estos materiales el director de “Crimewave” se atrevió a jugar con la cámara, siempre tendiendo como punto de referencia la visualidad antes que la consistencia.
Todo en The Evil Dead se siente a un filme realizado con mucho esfuerzo entre un grupo de amigos, pero sobresale del resto de las producciones de terror ochenteras gracias a su alto nivel de planificación. El estilo visual de esta película independiente impresiona aún más al considerar que Raimi apenas tenía 22 años cuando debutó como director.
El primer capítulo sobre las aventuras de Ash es puro cine clase B, pero The Evil Dead, al igual como sucedió con el fenómeno de Halloween (1978, John Carpenter) y Pesadilla en la Calle Elm (1984, Wes Craven), tuvo un gran impacto en los espectadores al ser una película bastante arriesgada para el año de su estreno (1981). Poco tiempo después el filme obtuvo el estatus de culto, a la vez que Sam Raimi conformó una filmografía en la que constantemente se repite la idea de la transformación. El director de Arrástrame al Infierno se inspiró en elementos de La Metamorfosis de Kafka para The Evil Dead, los que también interiorizó en otras de sus producciones: el científico desfigurado a nivel físico y psicológico que busca venganza (“Darkman”), la desgracia de dos hermanos separados por la ambición (“Un Plan Simple”, su gran obra) y el joven que debe lidiar con el estatus de superhéroe (la trilogía del El Hombre Araña).
Otra de las características de The Evil Dead es su espíritu vodevil y sus guiños a la comedia negra. Ash es un sujeto común al que le suceden eventos extraordinarios, pero que logra sobrevivir gracias a su adaptabilidad y recursos. Es un bufón del cual es muy fácil encariñarse. El espectador espera verlo sufrir, caerse o sumergirse en sangre y entrañas humanas. Sentimos miedo y desesperación junto a Ash, pero gracias a sus piruetas y coreografías sabemos que de alguna forma ridícula y asombrosa superará la prueba, aspecto que Raimi explora con una mayor cantidad de recursos en «Evil Dead II» (un remake de la primera parte) y, sobre todo, en el tercer capítulo titulado «Army of Darkness».
¿Qué hace a un filme de culto? Un estreno en el momento apropiado, el impacto que logra tener en el público, exclusividad y originalidad, la enorme cantidad de películas que tratan de imitar su estilo, el debut de un actor poco común, una historia absurda y su capacidad para promover tendencias en la industria cinematográfica. «The Evil Dead» produjo todos esos elementos desde el día de su estreno. La habilidad de Raimi como cineasta ayudó a la creación de uno de los filmes de terror más memorables del cine contemporáneo, el que siempre será recordado por su gran corazón y originalidad.
También vale la pena destacar “The Evil Dead” versión 2013, remake a cargo del cineasta Uruguayo Fede Álvarez, quien gracias a un celebrado cortometraje –“Ataque de Pánico”– fue seleccionado por el propio Sam Raimi. Álvarez no sólo llevó la franquicia hacia nuevas generaciones, sino que además proporcionó un sello propio a través de una obra mucho más cruenta y excesiva que su antecesora. La brutalidad de esta actualización revolvió el estómago de miles de adolescentes, a la vez que fue alabada por la crítica.
The Evil Dead versión 1981 es una de mis películas favoritas. En mi lista personal hay grandes clásicos, entre ellos, Lawrence de Arabia y Vértigo. Por eso, para mis amigos y conocidos les resulta extraña la elección del filme de Raimi. Las razones que les doy es muy sencilla: me gusta The Evil Dead porque expele cine, es asombrosa por su ejecución técnica y, sobre todo, es uno de los filmes más entrañables que he visto porque me hizo sentir como un niño fascinado por las películas de terror.
Título Original: The Evil Dead (Posesión Infernal) / Director: Sam Raimi / Intérpretes: Bruce Campbell, Ellen Sandweiss, Richard DeManincor, Betsy Baker y Theresa Tilly / Año: 1981.