Un moderno tren atraviesa las áridas planicies del oeste americano, se acerca a un polvoriento pueblo y la gran máquina metálica se detiene. El único pasajero en descender es un hombre de mediana edad, manco y de impecable traje negro. Con calma se aproxima a la calle principal de Black Rock, un pueblo abandonado y curtido por el sol, cuyos pocos habitantes observan con recelo al extraño visitante. El inicio es prometedor. Hay pocos diálogos y los planos refuerzan la idea del acecho y del peligro. Un hombre sólo y con un impedimento físico parece una presa fácil entre hombres de pocas palabras que buscan una mínima provocación. No hay motivos o explicaciones. En cambio, prima la incertidumbre. Aquel hombre de traje oscuro busca respuestas ante un objetivo desconocido, mientras que los habitantes que lo observan lucen nerviosos y aferrados a un tenebroso secreto.

John Sturges siempre ha sido considerado como un gran artesano y autor de filmes corales clásicos como Los Siete Magníficos, El Gran Escape y Estación Polar Cebra. Su territorio fílmico es la acción y la aventura, pero con intérpretes solventes y diálogos filosos. Al igual que otros cineastas norteamericanos como Robert Aldrich (El Vuelo del Fénix) y Richard Fleischer (El Estrangulador de Boston), la filmografía de Sturges ha experimentado un reconocimiento tardío, a la vez que en circuitos de cine europeos lo consideran un autor. La discusión acerca del verdadero legado de su obra aún no ha madurado del todo, si bien es innegable lo bien estructuradas que son sus películas. Sturges tenía pulso para la acción y también para crear de insignificantes historias grandes moralejas. Uno de sus principales trabajos fue Conspiración de Silencio (Bad Day at Black Rock), filme cuyas primeras escenas se describen al inicio de este comentario. Se trata de un trabajo relevante en la historia cinematográfica estadounidense, debido a conceptos como el racismo y la vulnerabilidad de la ley.


Spencer Tracy fue un actor que sobresalió a partir de buenos diálogos en sus filmes -sus comedias con Katharine Hepburn o su testamento fílmico en ¿Adivina Quién Viene a Cenar? de Stanley Kramer-, pero también fue un intérprete que tenía la capacidad de evocar diversas emociones a través del silencio y lo gesticular. En Conspiración de Silencio habla entre líneas. Su rostro expresa el sentir de un hombre al que literalmente se le viene un pueblo encima. El hostigamiento de Robert Ryan, quien interpreta al hombre más poderoso de Black Rock, y el de sus secuaces (notables Ernest Borgnine y Lee Marvin en calidad de secundarios) son incisivos en cada escena. Tracy apenas puede deambular con tranquilidad por lo que parece ser un pueblo olvidado en su miseria. Lo acosan, lo humillan y atentan contra su vida, pero finalmente demuestra que en su dolor y deuda también es capaz de infligir daño. Es astuto, demostrando que la totalidad de los habitantes de Black Rock son personas cobardes y deshumanizadas.

Conspiración de Silencio se sustenta en un crimen producto del resentimiento de un país vejado por la Segunda Guerra Mundial. Ahonda en la xenofobia y, sobre todo, en aquellas personas que son testigos de un crimen y no hacen nada para evitarlo. Los habitantes de Black Rock no son autores materiales del crimen que el personaje de Tracy investiga. Sin embargo, en su silencio y omisión son peores que el asesino al que protegen. Son cómplices y encubridores que viven torturados por el remordimiento.

La puesta en escena de Conspiración de Silencio es elegante, con planos muy bien coreografiados al mostrar la relación entre Spencer Tracy y sus acosadores (observar con atención la imagen de Tracy rodeado por los habitantes de Black Rock en la calle principal del pueblo). También se puede apreciar la colorida fotografía de William C. Mellor (El Diario de Ana Frank, La Historia Más Grande Jamás Contada) en formato CinemaScope. La obra de Sturges se sustenta en una historia y de situaciones que son muy actuales, las que están cada vez más presentes en la sociedad norteamericana actual. Han pasado más de 60 años desde el estreno de este filme, el cual demuestra que el cine es -desde sus inicios- uno de los principales denunciadores de aquellas faltas que pueden hacer de un pequeño pueblo un gran infierno.

Título: Bad Day at Black Rock / Director: John Sturges / Intérpretes: Spencer Tracy, Robert Ryan, Anne Francis, Lee Marvin, Ernest Borgnine, Dean Jagger, Walter Brennan, John Ericson, Russell Collins y Walter Sande / Año: 1955.