La crítica de Estados Unidos, y en menor grado la de Latinoamérica, suele considerar una buena interpretación las que se basa en personajes reales, en especial, aquellas que se sustentan en historias de superación en torno a hombres, mujeres y niños que han tenido que sobrellevar un impedimento físico o cognitivo. Mientras más griten los protagonistas, más se arrastren por el suelo y más obstáculos y burlas tengan que superar, de preferencia en una localidad abandonada a la suerte de Dios, mejor aún. En la actualidad, las historias de personas comunes implican una mayor dificultad para los grandes estudios en relación a la obtención de algún tipo de premio o reconocimiento. En vez de ello, privilegian una estrategia de marketing que vaya a la segura, con algún actor o actriz de moda que se ponga en la piel de alguien célebre y brillante, pero con serios problemas físicos o con diversas enfermedades. Los premios Oscar a Mejor Actor abundan en ejemplos que grafican esta condicionante: Eddie Redmayne en la Teoría del Todo, Jamie Foxx en Ray, Matthew McConaughey en Dallas Buyers Club, Colin Firth en El Discurso del Rey, Jack Nicholson en Mejor Imposible y Geoffrey Rush en Shine. También están los casos de actrices en situaciones similares: Julianne Moore en Siempre Alice o el de Marlee Matlin en Te Amaré en Silencio (en este último filme Matlin, quien es una actriz sorda en la vida real, interpretó a una mujer con la misma discapacidad). Las interpretaciones indicadas son sublimes, complejas y con merecidos reconocimientos. Sin embargo, no necesariamente corresponden a filmes importantes en lo formal y en el aporte a la cinematografía como arte. Por eso, es importante que los cinéfilos conozcan otras interpretaciones en filmes que van en la misma línea, pero que también se puedan clasificar como obras valiosas por su propuesta visual y narrativa. A continuación, profundizaremos sobre dos películas un poco olvidadas, pero que pertenecen a cineastas que privilegiaron historias lejos del terreno del cliché fílmico y la parodia.
Charly: Cliff Robertson interpreta el que podría ser el primo hermano de Forrest Gump. Charly es un hombre cuarentón, pero con mente de niño que se somete a una operación para aumentar su capacidad cognitiva. Es cierto que el filme de Ralph Nelson (Réquiem por un campeón) mantiene algunos criterios visuales que lo acercan a un telefilme. Independiente de aquello, se trata de una historia muy bien lograda, sobre todo, en las escenas de un Charly inteligente dando cuenta de su visión del mundo que ve con otros ojos y mente. Lo anterior, en una escena que demuestra la involución del ser humano en medio de una sociedad de consumo belicista e individual. Robertson nunca fue una gran estrella, pero sí fue un muy buen actor que a través de la mirada de Charly transmite una pena y soledad inconmensurable. Aquí predomina cierta sensación de fatalidad en un hombre con mente de niño que por primera vez logra ser consciente de grandes sentimientos y estados sociales como el amor y la aceptación, los que conllevan otras tristezas como la decepción y el miedo a lo diferente. Nelson escenifica un filme pausado, a veces silente y con una reflexión profunda sobre un mundo contemporáneo enceguecido por conocimientos y avances controlados por personas que olvidaron reír y aceptar como los niños.
Título: Charly / Director: Ralph Nelson / Intérpretes: Cliff Robertson y Claire Bloom / Año: 1968.
El Milagro de Anna Sullivan: Filme también conocido con el nombre de La Maestra Milagrosa y uno de los primeros trabajos de Arthur Penn, quien años más tarde cimentó las bases del nuevo Hollywood con la violencia e incorrección de Bonnie y Clyde (1967). Penn siempre dotó a sus filmes con una mirada autoral en torno a preocupaciones intelectuales. No tuvo la reputación universal en temas sociales de Stanley Kramer (El Juicio de Nuremberg). No obstante, el cine de Penn siempre buscaba desmitificar algunos hechos o bien denunciar temas como el racismo en La Jauría Humana (filme que tiene una de las mejores palizas que se ha visto en cámara, al pobre Marlon Brando). En El Milagro de Anna Sullivan una maestra trata de enseñar a una niña sordomuda a comportarse y comunicarse con su familia. Con apenas 15 años Patty Duke interpreta a Helen Keller, una adolescente prisionera de su cuerpo y que en la vida real fue tratada como un ser en estado salvaje, sin control y modales. Anne Bancroft es la profesora que en el pasado también fue ciega, pero que a punta de maltratos y vejaciones logró superar su impedimento para luego enseñar a otros. La contraposición de ambas mujeres es violenta y destructiva. Penn no teme filmar una extensa escena en un comedor que da cuenta de la obstinación y la dificultad que implica enseñar a otro ser humano que nunca fue tratado como tal. Duke aborda con madurez un papel que en el cuerpo de otra actriz podría haber producido sólo risas. En vez de ello, su rol es complejo y arrojado en muchos aspectos. Las escenas entre pupila y maestra son muy reales y físicas. Pareciera ser que no hay cámaras presentes, sino sólo la necesidad de superar una situación límite. Penn hace de su filme un escenario claustrofóbico con planos generales muy cerrados. El espectador siente en carne propia la desesperación de Helen, su imposibilidad de sobresalir ante una barrera social impuesta por una sociedad ignorante y despreocupada.
El Milagro de Anna Sullivan es una obra que se sustenta en, posiblemente, dos de las interpretaciones femeninas más intensas del cine americano (la otra debería ser la de Joan Crawford y Bette Davis en ¿Qué fue de Baby Jane? de Robert Aldrich). A ello se suma su importancia como material pedagógico en cuanto a la labor que deben realizar los especialistas que suelen tratar este tipo de casos. Penn hizo un filme visceral acompañado de una estética que sobresale por el uso del blanco y negro en directa alusión a la coerción emocional y física de Helen. Oscar a la Mejor Actriz para Bancroft y a la Mejor Actriz Secundaria para Patty Duke.
Título: The Miracle Worker / Director: Arthur Penn / Intérpretes: Anne Bancroft, Patty Duke, Victor Jory, Andrew Prine, Inga Swenson y Kathleen Comegys / Año: 1962.