El cine de Michael Mann es preciso, con un ritmo trepidante, con cámara en mano, con una o dos escenas entre protagonista y antagonista en plano y contraplano, y con historias sobre hombres centrados en sus trabajos u oficios. Es un cine sobre la obsesión y la soledad de quien es bueno para una tarea puntual, aun si ésta impide la conexión afectiva con el entorno. En la memoria de los cinéfilos y de los espectadores Mann es el cineasta detrás de Manhunter, El Último de los Mohicanos, Fuego contra Fuego, El Informante y Collateral. Estos son filmes que comunican la idea de la dedicación y los límites entre moral e inmoralidad.

En los primeros años de la década de los 80´ Mann era conocido por Ladrón (1981), aquella saga criminal con un inspirado James Cann. Era un filme típico entre malos y no tan malos, pero que destacó por su belleza visual, y por mostrar las calles y el ámbito de los criminales sin filtros. Ladrón es un filme lacónico con un criminal en los descuentos. Todavía quedaban algunos años para el empujón que pondría a Mann en los televisores de todo el mundo con Miami Vice (serie también conocida como el nombre de Corrupción en Miami). Es cierto que a Mann se le da muy bien mostrar con cierta naturalidad los predicamentos de detectives y malhechores, lo que va desde el lenguaje, la forma de vestir y su forma de pensar. La dupla Don Johnson y Philip Michael Thomas estaba a punto de “reventar” el rating, pero antes Mann quería incursionar nuevamente en el formato de los 35 milímetros.

La historia elegida fue The Keep (o El Fuerte Infernal), en donde un destacamento de Nazis llega hasta un pueblo perdido en medio de los montes Cárpatos en Rumania. La misión es vigilar un paso fronterizo en medio de un fuerte milenario, cuyo origen es desconocido. Mann quería llevar al cine un cuento de hadas para adultos y encontró en The Keep (basada en la novela de F. Paul Wilson) una historia idónea que mezclaba fábulas con lo sobrenatural. The Keep no es un trabajo fácil de encontrar y rara vez ha sido exhibido en televisión. Una razón de ello es que se trata de una obra difícil de comprender, a la vez que sintetiza la visión de un autor con cine comercial y efectos especiales. Hace muchos años vi esta obra, del cual me quedó grabada hermosas imágenes, casi de ensueño, en el momento en que dos soldados liberan una fuerza maligna desde el interior del fuerte. La música de Tangerine Dream y la fotografía de Alex Thomson (Excalibur, Legenda) son evocadoras, peculiares y a veces pareciera ser que estamos ante un hermoso comercial o un videoclip conceptual.



En The Keep, Mann extrapole la maldad Nazi hacia una figura desconocida y abominable llamada Molasar. Las tinieblas y prisión de este engendro son descritas a través de sublimes imágenes y que tienen un antecedente directo en The Beyond de Lucio Fulci. El parangón es inevitable, si bien Mann aporta una mayor cuota de misterio. La primera hora de The Keep está rodada como si se tratase de un sueño, pero lamentablemente el filme pierde un poco el norte con la sobreactuación de Ian McKellen (El Señor de los Anillos) y de Gabriel Byrne (En Terapia) como oficial de la SS. A ello se suma Scott Glenn (El Silencio de los Inocentes) en el rol de un hombre sobrenatural y el único capacitado para detener a Molasar. La segunda mitad del filme es confusa y un poco reiterativa, si bien no decae la atención en el universo modelado por Mann.

The Keep es un trabajo irregular, pero que prevalece por su capacidad para seducir al espectador. La sola idea de poder liberar un espíritu maligno ancestral es una idea atractiva y que Mann consideró viable para la pantalla. Lo curioso es que la película no se centra en soldados aliados, sino en nazis, algunos con más o menos dosis de humanidad y en medio del dilema del Holocausto. El objetivo es destruir a los hombres del tercer Reich que de por sí son ruines y violentos, pero el filme también advierte sobre otras fuerzas ocultas, misteriosas y quizá mucho más peligrosas.

The Keep es un filme extraño y el menos realista de los dirigidos por Mann. En él es posible identificar su firma, pero también otros intereses que provocan curiosidad. Vi The Keep cuando tenía 12 años en una pésima copia en VHS y quedé atónito. 10 años después me pasó lo mismo y, recientemente, encontré una copia, la que visualicé con mucho entusiasmo. Debo decir que el efecto fue el mismo. Quedé “embrujado”, desconcertado y una vez más pensando en aquella secuencia en donde dos soldados liberaban, entre luces azules y el score de Tangerine Dream, aquel mal desconocido y que también llevamos dentro. Un filme de culto, extraño y de un Mann muy inspirado.

Título original: The Keep / Director: Michael Mann / Intérpretes: Jürgen Prochnow, Scott Glenn, Robert Prosky, Gabriel Byrne, Ian McKellen y Alberta Watson / Año: 1983.