En 1977 el productor italiano Dino De Laurentiis (Terciopelo Azul) quiso aprovechar el éxito de Tiburón, pero esta vez con orcas en la pantalla. El resultado fue Orca, filme dirigido por el eficiente Michael Anderson (La Vuelta al Mundo en 80 Días, Las Sandalias del Pescador) y protagonizado por Richard Harris y Charlotte Rampling. La carrera de Harris en la década del 60` y 70` incluyó diversas obras y géneros a través del cine de autor (Desierto Rojo, Michelangelo Antonioni), un célebre western revisionista (Un Hombre Llamado Caballo, Elliot Silverstein) y películas comerciales (The Cassandra Crossing, George P. Cosmatos). En Orca, filme de masas por esencia, interpretó al Capitán Nolan, un irlandés que caza a una orca hembra, provocando la venganza de su compañero macho.

Orca nunca tuvo el favor de la crítica y nunca ha pertenecido al grupo de las grandes obras del cine comercial de los años 70`. Sin embargo, se trata de un filme muy estimable, en donde es evidente su inspiración en torno a Moby Dick de Herman Melville. El capitán Nolan es una versión triste y existencialista del capitán Ahab, lo que se acentúa con el magnífico score de Ennio Morricone, el cual incorporó una canción todavía más afligida y grandilocuente. Las motivaciones de los protagonistas de Orca son desconocidas e irrisorias, y es cierto que el filme en ocasiones se extravía, naufragando en diversos subgéneros como el cine de catástrofe. Aun así, hay secuencias interesantes y aquella sensación del tipo drama shakesperiano entre seres humanos y cetáceos es ridícula, pero también fascinante. Richard Harris se toma muy en serio su papel y Charlotte Rampling (The Night Porter), en el rol de una fría investigadora, proyecta su acostumbrada belleza y misterio.

El problema de cintas como Orca es que siempre estarán condenadas a la comparación. La influencia de tiburón es innegable, pero también se trata de un filme con personalidad, bien realizado en lo formal y con algunas características que lo hacen más llamativo que Tiburón de Steven Spielberg. Como espectadores, empatizamos con la ballena asesina, con su dolor y de paso es imposible no asociarla con recientes tragedias en los parques acuáticos de SeaWorld y de otros espectáculos con Orcas en el mundo. El filme de Anderson contiene mensajes pseudo ecologistas adelantados a su época, además de planteamientos científicos que hoy tienen una mayor validez que hace más de cuarenta años.

Orca es una película que quedó a medio camino y que debió haber sido mucho más cruenta en su guión original (a cargo de Luciano Vincenzoni y Sergio Donati, colaboradores habituales en los spaghetti westerns de Sergio Leone, y en la que intervino también el guionista de Chinatown, Robert Towne). De Laurentiis produjo muy buenas películas (Serpico de Sydney Lumet), pero también sus criterios comerciales obstruyeron obras como Duna de David Lynch, Manhattan Sur de Michael Cimino y King Kong de John Guillermin. Lo anterior permite comprender el resultado final de productos como Orca y su calidad como obra audiovisual.

Anderson fue un cineasta hábil en entretener a los espectadores, tenía buen olfato para las historias, la cinematografía y el ritmo narrativo. Orca no fue uno de sus mejores trabajos, pero sí uno de las más interesantes, atípicos, grandilocuentes y difíciles de olvidar, al igual que la hermosa partitura compuesta por Ennio Morricone. De esta obra no se puede decir mucho, pero sí vale la pena un comentario sobre ella. Se trata de una película algo incomprendida, extraña y difícil de clasificar y encontrar. Estos elementos, sin duda, la convierten en un filme de culto.

Título original: Orca / Director: Michael Anderson / Intérpretes: Richard Harris, Charlotte Rampling, Will Sampson, Bo Dereck, Keenan Wynn, Robert Carradine / Año: 1977.