Desde que he trabajado en comunicaciones corporativas siempre me han tocado jefaturas a cargo de mujeres, quienes suelen aportar una mirada más estratégica. Piensan en ámbitos distintos, además de tener una visión de largo plazo. Son colaboradoras y siempre están pendientes de los detalles al momento de liderar equipos. Sin embargo, las rivalidades entre representantes del mismo género son inquietantes, independiente si se trata de las mejores amigas, colegas de trabajo o simples conocidas. La mujer posee un escáner que le permite identificar a su par, poniendo atención en aspectos que para el hombre a veces suelen ser intrascendentes. También pueden ser muy crueles, en especial, cuando se comparan.

Catfight del cineasta Onur Tukel comienza con el duelo entre dos ex compañeras de colegio, quienes ya adultas se reencuentran en distintas veredas. Verónica (Sandra Oh) es una mujer que vive para el éxito y que entre copas de vino canta a los cuatro vientos su buena fortuna. Es arrogante y arribista, pero también una mujer desconectada de las necesidades de su familia. Su contrincante es Ashley (Anne Heche), una artista que enfoca sus creaciones en el desdén por la vulgaridad del ser humano. Es una intelectual esnobista con deficiencias sociales. Ambas son mujeres competitivas, egoístas y narcisistas, cualidades que finalmente chocan en un cruento duelo físico en donde abundan los golpes, la sangre y la rabia excesiva.

En el cine hay diversos ejemplos en los que se aborda la rivalidad social e intelectual entre hombres, siendo uno de ellos Los Duelistas (Ridley Scott, 1977). En aquel filme dos soldados se debaten a duelo durante varios años en medio de las Guerras Napoleónicas. En dicha obra uno de los militares suele buscar al otro, primero por un desliz social, vergüenza y posteriormente por simple rencor. Este es un relato sobre la diferencia de clases, ámbito que también está latente en Catfight, si bien aquí la rivalidad es recíproca. En medio de las discusiones entre Verónica y Ashley está presente una misiva muy clara y sencilla que es el simple desdén irracional hacia otra persona. En la mayoría de las escenas del filme está presente la envidia. El dramaturgo Moliére decía que “Los envidiosos morirán, pero la envidia es inmortal”. En Catfight ambas mujeres pierden todo producto de la envidia y por el desprecio de una hacia otra, el que se cultiva durante años. Aquí el duelo es físico como también lo fue en ¿Qué fue de Baby Jane?, filme de Robert Aldrich que no sólo representó el odio entre dos hermanas, sino también la competencia entre sus dos intérpretes (las legendarias Joan Crawford y Bette Davis).


Catfight es un filme exagerado y sus protagonistas son despreciables. Tienen la posibilidad de redimirse, pero la animadversión es más fuerte, casi como si se tratase de una pulsación irremediable. Tukel hace que literalmente las dos protagonistas de su filme se muelan a palos en algunas coreografías que son muy brutales y en otras que parecen ser un segmento de Los Tres Chiflados. Ann Heche y Sandra Oh se lucen en sus respectivos roles en torno a un relato que tampoco debe ser tomado demasiado en serio, si bien profundiza en otros interesantes tópicos como el lesbianismo, la cualidad efímera de las modas en una sociedad ajena al dolor y las contrariedades de la política exterior estadounidense. Pareciera ser que ambas mujeres son un símbolo de un Estados Unidos que defiende las libertades sexuales en contraposición a un modo de vida que se propaga, con violencia, hacia otros lugares como Medio Oriente.

Catfight es un filme sobre el desprecio hacia los demás, a quienes suelen estar -por mando, posición social o grado intelectual- debajo de otros. La película respira independencia y calidad en cuanto a una historia que se vive día a día, en oficinas, en círculos artísticos y entre amistades. Al principio mencioné mi experiencia a nivel laboral con mujeres, a la vez que destaqué sus virtudes. Bueno, nunca he visto peleas como las que se retratan en Catfight, pero sí he percibido la rabia entre dos mujeres. La obra de Tukel es una comedia negra que comunica varias ideas que son atingentes a la mujer de hoy, una que puede convertirse en una tierna madre, en una devota esposa, en una gran profesional y también en un monstruo cuando hay rivalidades entre pares. Ojo con la escena de Alicia Silverstone en un baby shower, sin duda un momento que no pasará desapercibido para los espectadores.

Título original: Catfight / Director: Onur Tukel / Intérpretes: Anne Heche, Sandra Oh y Alicia Silvestone / Año: 2016.