En los primeros minutos de Viene de Noche se muestra en forma deliberada una pintura clásica sobre personas sometidas a horribles tormentos. La imagen simboliza el Apocalipsis y el fin de los tiempos, además de rememorar otras obras como El triunfo de la Muerte del pintor holandés Pieter Brueghel, también conocido como El Viejo. La exhibición de este cuadro es intencional, a la vez que resume la historia del filme, una en la que abundará la desconfianza, el salvajismo y el instinto de sobrevivencia.

Viene de Noche comienza sin mayores antecedentes. Una familia se esconde en una casa de campo. Algo cruento e inexplicable sucedió en el mundo, en ciudades y en todas partes. Al parecer está en el aire y también se contagia rápido. Vemos a un hombre de edad en primer plano, apenas respira y su piel y ojos reflejan odio y confusión. Dicen que el alma se refleja en los ojos, pero aquí estos son negros y sin vida. Luego, viene la aniquilación y la necesidad de sobrellevar una situación extraordinaria, aún si aquello signifique despojarse de la moralidad y la culpa. Lo anterior se acrecienta cuando padre, madre e hijo reciben a otra familia de sobrevivientes, la que es más joven y menos precavida. Lo que sucede a continuación es un relato que abandona los golpes de efecto que son usuales en el género de terror. En vez de ello, se privilegia la insinuación y la desconfianza. También prima el fatalismo producto de una situación irreversible como lo es el fin de la civilidad, la cual es -según diversos credos- determinista en su destrucción y efectos.

El cineasta Trey Edward Shults brilla como incipiente autor en esta película de hora y media, en la que demuestra no sólo oficio, sino también conocimiento sobre el género y su historia. Su filme tiene varios simbolismos, partiendo por aquella puerta de color rojo que separa la vida de la muerte, y que también funciona desde ambos lados. En el exterior está el peligro omnipresente de una realidad contaminada y en el interior están los deseos sexuales, al igual que la desconfianza entre dos familias que realmente no se conocen. Persiste la incertidumbre en un escenario, cuyo principal objetivo es la protección de los nuestros, de los resabios de una familia que intuye la imposibilidad de escapar ante lo sobrenatural.

El fin del mundo se ha transformado en un tópico recurrente en el cine moderno y los espectadores suelen demandar relatos acerca de los últimos días de la especie humana, ya sea por moda o por la permanente sensación de que en esta sociedad contemporánea hemos alcanzado techo. Están las historias a gran escala del tipo Soy Leyenda con Will Smith, las críticas a la sociedad de consumo y neoliberal en las películas de zombies de George A. Romero y los cuestionamientos personales en series como The Leftlovers, en donde se abordó con elegancia temas que se vinculaban con la fe y la religión. Viene de Noche se inscribe en este tercer grupo porque su interés yace en el despojo de la civilidad y en el retorno a un estado primitivo del que alguna vez advirtió Albert Einstein.

Lo más fascinante de Viene de Noche es el haber situado a sus protagonistas en el terreno de la incertidumbre. Al igual que en El Enigma de Otro Mundo (The Thing, John Carpenter), intuimos el desarrollo de un desenlace que será trágico. Como espectadores somos testigos de un relato en el que prima el pesimismo y que nos sitúa ante la idea de la aceptación ante la pérdida de la humanidad. Viene de Noche muestra a sus protagonistas como las bestias que realmente son, siendo su principal instinto la preservación y perpetuidad de una especie que tiene sus días contados. Es muy probable que el fin de todo -si es que alguna vez sucede- sea así de expedito y pragmático.

Viene de Noche tiene altas dosis de suspenso y produce miedo por las ideas que transmite. Estamos ante una advertencia cinematográfica directamente relacionada a las fallas de nuestro ser, y que en forma más pura también hemos visto en el cine de Bergman y Andréi Tarkovski. Trey Edward Shults no está a la altura de los cineastas mencionados, por espesor narrativo, juventud y pocas obras. Sin embargo, comparte con ellos la capacidad para cuestionar al espectador, al cual inquieta y deja con diversas incertidumbres.

Título original: It Comes at Night (Viene de Noche) / Director: Trey Edward Shults / Intérpretes: Joel Edgerton, Christopher Abbott, Carmen Ejogo, Riley Keough y Kelvin Harrison Jr. / Año: 2017.