Los cimientos de la filmografía de Clint Eastwood pertenecen a la tradición del cine clásico de realizadores como John Huston. La estructura narrativa y visual de sus filmes han transitado por diversos géneros, a la vez que en la construcción de sus personajes usualmente se divide en héroes, villanos y antihéroes, quienes experimentan conflictos sobre la base de un principio, desarrollo, desenlace y conclusión. En los filmes de Eastwood pareciera ser que la experimentación no tiene lugar. En vez de ello, se privilegia la historia, siempre contada con oficio y con elementos que permitan al público identificarse con lo que ve en pantalla, desde grandes conflictos a relatos más íntimos, pero con ideas y problemáticas universales de fondo.
Eastwood aprendió de Sergio Leone la importancia de la imagen, del frame como elemento de visualización esencial de cualquier historia. También se instruyó en cómo trabajar con presupuestos acotados, con inventiva y con personajes que llamen la atención por sobre la técnica y la parafernalia. Pero Eastwood tuvo otro maestro, una influencia mucho más clara y concreta en la figura de Don Siegel. Don o Donald fue el director que hizo de Clint un icono estadounidense y también mundial con Harry, El Sucio. Hasta ese momento, a Eastwood sólo lo consideraban para roles relacionados al western, a su mítica figura de cowboy rebelde. Siegel desarrollo el abanico interpretativo de su nuevo protegido, a la vez que despertó en él su interés por la dirección y por contar historias. A Siegel siempre se le consideró como un buen artesano capaz de levantar diversos géneros. Incluso, bajo su alero se identifica un filme de culto clave de la ciencia ficción como lo fue la primera versión de La Invasión de los Usurpadores de Cuerpo, filme considerado como una gran metáfora sobre la Guerra Fría.
Siegel le enseñó muchas cosas a Eastwood que con el tiempo se han transformado en su sello como realizador, siendo la más importante lección la idea de que menos es más y que la presencia del director nunca debe marear o imponerse sobre un filme. De ahí viene el cine de Eastwood, el cual en gran medida corresponde al trabajo de un hombre discreto que prefiere no darse demasiadas vueltas en detalles técnicos que finalmente perjudican la creación de un buen relato. Ambos filmaron varias historias, entre ellas, Coogan`s Bluff, Two Mules for Sister Sara y Alcatraz, Fuga Imposible, filme que se transformó en un epílogo que selló la colaboración entre estos dos artistas. Este espíritu de colaboración fue aún más extenso, cuando Eastwood le ofreció a Siegel un pequeño papel en la notable Play Misty For me, su ópera prima como director. Uno de los filmes más importantes en el desarrollo de esta simbiosis artística fue The Beguiled (El Seductor), película arriesgada para el año de su estreno y uno de los filmes más interesantes de la década del 70` realizados en Estados Unidos.
A Sofía Coppola la ovacionaron en el Festival de Cannes por su nueva adaptación de El Seductor, pero aquí no me interesa hablar de un estreno que ha pasado por muchos comentaristas y críticos. En vez de ello, prefiero ahondar en la versión de Siegel, una que fue bastante polémica en el año de su estreno. 1971 no sólo fue el momento en que este filme se exhibió en pantalla, sino también el periodo en que Eastwood estrenó su primera obra y también cuando enfundó la clásica Magnum 44 en el rol de Harry Callahan.
En una primera capa, la historia del seductor es bastante sencilla. Un soldado de la Unión es herido en batalla y a duras penas consigue llegar a una escuela para señoritas en el bando confederado. Eastwood interpreta a John McBurney, un militar de poco rango que teniendo la Guerra de Secesión como telón de fondo deberá recurrir a todas sus artimañas para sobrevivir. El protagonista y director de Gran Torino se atrevió con un rol poco recomendable en un momento en que su carrera estaba despegando a escala mundial. En el filme, Eastwood ya ni siquiera es un antihéroe, sino un hombre rastrero, mentiroso y calculador, rasgos que mantiene incluso mientras agoniza. Siegel desarrolló una obra intimista que se vincula con la pulsión sexual de mujeres de distinta edad que viven recluidas y que se sustenta en la controvertida novela gótica y sureña A Painted Devil de Thomas P. Cullinan. Este grupo de mujeres observa al hombre como un ser cuya violencia es sinónimo de autodestrucción.
En la película, Eastwood es una amenaza fálica, quien además tiene el don de la palabra. John McBurney es un conquistador y manipulador por esencia. Es capaz de devorar la voluntad de sus anfitrionas en diversas escalas. A Eastwood pocas veces se le había visto en pantalla de manera tan repulsiva. Es un sujeto miserable y artero que no duda en ocultar su naturaleza. Tergiversa su ferocidad como soldado, acción que utiliza como método de empatía. El Seductor es un filme sobre la represión sexual, una que no distingue bandos o declaraciones de principios. En todo momento se percibe la tensión de mujeres que por diversos motivos desconfían de la sexualidad o bien la anhelan. En varias escenas predominan simbolismos de la represión y de lo sexual, desde la imagen de la llave que mantiene cerrada la habitación de McBundy como si se tratase de una Caja de Pandora. En las sombras acecha un soldado que necesita satisfacer sus apetitos sexuales, mientras que en la luz está la fertilidad de mujeres adolescentes y adultas.
La cara barbuda y la cabellera de Eastwood lo asemejan a un león, un depredador que estudia las debilidades de sus presas. A su vez, las alumnas casi siempre visten colores blancos con vestidos que resaltan la femineidad de sus cuerpos. Durante todo el filme se percibe la tensión sexual, incluso del capitán confederado que se insinúa a Miss Martha, la directora de colegio de señoritas interpretada por una soberbia Geraldine Page. La historia de la líder del colegio es mucho más compleja, quien se muestra como una mujer mojigata sólo en apariencia. El deseo también está presente en ella, en particular, en torno a los recuerdos de una relación incestuosa con su desaparecido hermano.
El Seductor es una película que juega con los deseos del espectador. No necesita recurrir a excesivas escenas de sexo para mostrar su carga sexual, debido a que su ámbito es la insinuación, la necesidad de levantarse en la noche para satisfacer la libido. Lo interesante del filme es que en su último tercio cambia radicalmente, con un grupo de mujeres que de alguna manera deciden “castrar” al hombre que remeció sus vidas. McBundy tiene varias oportunidades para salirse con la suya, para sobrevivir, pero su esencia de seductor es más fuerte y determinista. El depredador recibe un castigo, la sublevación de un grupo de mujeres todavía más crueles e implacables. Un simbolismo clave de ello es el cuadro de la Pasión de Cristo presente en el dormitorio de Miss Martha, el cual insinúa el castigo físico de McBundy. Para el soldado de la Unión ya es muy tarde redimirse y la figura de la mesa, el lugar donde las mujeres comen, será el lugar en donde será “amputado” de libertad. El Seductor es un filme feminista en el subtexto, además de una alegoría sobre la tentación.
Don Siegel realizó uno de los filmes más interesantes en la carrera como intérprete de Clint Eastwood y también le enseño una importante lección que se relaciona con la importancia de contar una buena historia, teniendo presente que en la realidad fílmica menos es mucho más. Aplausos también para Elizabeth Hartman, actriz que hace de la fragilidad un nuevo significado en pantalla. Lamentablemente, Hartman tuvo una carrera demasiado corta, suicidándose producto de una depresión que la acompañó durante toda su vida en 1987 a los 43 años. El Seductor permite conocer su talento y porte como actriz.
El Seductor es una obra, cuya audacia no ha perdido impacto. Se trata de una pieza clave de la cinematografía estadounidense y también corresponde al trabajo más memorable de Don Siegel, además de ser una influencia evidente en la filmografía de su pupilo, la todavía leyenda viviente Clint Eastwood.
Título original: The Beguiled (El Seductor) / Director: Don Siegel / Intérpretes: Clint Eastwood, Geraldine Page, Elizabeth Hartman, Jo Ann Harris, Darleen Carr, Mae Mercer, Pamelyn Ferdin, Melody Thomas Scott, Peggy Drier y Patricia Mattick / Año: 1971.