El alemán Wolfgang Petersen llegó a Hollywood después de su gran epopeya submarina de la Segunda Guerra Mundial que fue Das Boot (El Submarino), probablemente una de las primeras películas en humanizar a los soldados del Tercer Reich. La obra de Petersen se estrenó en 1981 en diversos formatos, algo parecido a lo experimentado por Blade Runner de Ridley Scott. Das Boot se exhibió en cine y también tuvo una versión para la televisión de más de tres horas. Posteriormente, se estrenó The Director`s Cut. El entusiasmo por esta obra no es casual, ya que fue nominada a seis premios Oscar, entre ellos, al de Mejor Director, Cinematografía y Sonido.
¿Qué hace a Das Boot un filme tan brutal y tan honesto en su planteamiento? Primero tenemos que remontarnos al género bélico, específicamente al que se sustenta en el relato de historias sobre submarinos. Este artefacto es simplemente una gran caja metálica, cuya operatividad depende de la profundidad a la que se le exponga. Ya en 1957, el cineasta Dick Powell habló de la rivalidad entre dos hombres de guerra en The Enemy Below, el primero en un barco torpedero interpretado por Robert Mitchum y el segundo en un submarino liderado por el actor alemán Curd Jürgens. Era una historia vertiginosa, bien armada y que entre logrados efectos especiales dejaba entrever ideas como la destrucción de la guerra y sus costos humanos.
Con Das Boot, Petersen va más lejos porque su filme parte con la sensación de la derrota. En una alocada celebración, la tripulación de un submarino U 96 se divierte. Es el exceso previo a una misión sin sentido en torno a ideologías que no necesariamente son compartidas por los navegantes de la Kriegsmarine, la armada alemana. Comandados por el teniente capitán Henrich Lehmann-Willenbrock (Jürgen Prochnow) inician una travesía luciendo como héroes capaces de derrotar a cualquier barco de la Armada Real Británica. Sin embargo, una misión en submarino exige un periodo de largo aliento. El tedio suele acompañar a hombres que sólo cumplen con su deber y con el cumplimiento de órdenes. De este modo, Petersen realiza un filme sobre la espera, un tiempo muerto que da espacio a la humanidad de personas que también son padres, esposos, novios e hijos. En la primera media hora del filme todo luce limpio y excelso, pero después la imagen da paso a la suciedad, el sudor de una tripulación hacinada y maloliente que respira, se mueve y vive en función del sonar.
El director de fotografía Jost Vacano (colaborador habitual del cineasta holandés Paul Verhoeven) registra potentes escenas de acción con la utilización de una cámara montada sobre un sistema de poleas que introducen al espectador al interior del submarino. Pareciera ser que la cámara es un navegante más, corriendo y deslizándose por los estrechos compartimientos del U 96. A ello se suma el vertiginoso y melancólico score del compositor Klaus Doldinger, entre cuyos créditos está el haber sido el autor de la banda sonora de La Historia Sin Fin, filme también dirigido por Petersen).
Das Boot se transforma y engrandece en el espacio personal de compañeros de guerra sometidos a la presión física del agua y, por ende, a la presión psicológica en torno a estrategias en donde el triunfo está de parte del más silencioso y del que sabe escuchar.
La carrera de Wolfgang Petersen ha sido dispar, siempre en el límite de relatos más intimistas como la incomprendida Enemigo Mío (1985) o de películas más grandilocuentes como Troya (2004). Nunca ha tenido problema en desenvolverse en el terreno de lo comercial, en superproducciones como En la Línea de Fuego (1993), Epidemia (1995) o Avión Presidencial (1997). Estamos ante un director a veces inclasificable y en otras surge como un realizador muy inspirado, especialmente en filmes como Shattered (1991). No obstante, nunca ha estado al nivel de sus primeras obras. Das Boot es, sin duda, su película más compleja. En ella es permanente la sensación de un desenlace trágico y pesimista.
Los tripulantes del submarino son hombres atrapados en una guerra sin sentido, y en una temporalidad en la que se augura la desgracia de los alemanes. Aquí lo que importa es sobrevivir y evitar quedar sepultado en el fondo del mar. He visto filmes desgarradores sobre la guerra y sus consecuencias, desde los que se sustentan en la violencia de Sam Peckinpah en La Cruz de Hierro (1977) hasta las implicaciones filosóficas de matar o vivir en La Delgada Línea Roja (1998) de Terrence Malick. Das Boot es una de las películas más brutales que he visto porque no sólo habla de la necesidad de mantenerse vivo entre tanta barbarie, sino también del fracaso y la locura detrás del tedio. Menciono en forma especial al subvalorado actor Jürgen Prochnow, a quien en Hollywood sólo lo han considerado para roles de villano. En Das Boot demostró el tremendo actor que es en medio de un infierno visual y personal.
Título original: Das Boot (El Submarino) / Director: Wolfgang Petersen / Intérpretes: Jürgen Prochnow, Herbert Grönemeyer, Klaus Wennemann y Otto Sander / Año: 1981.