La oferta de Netflix es variada, exagerada y a veces intrascendente. Es una canal de comunicaciones en donde hay de todo, pero en ocasiones sin orden o sentido aparente, salvo la necesidad de cumplir las expectativas de cientos de perfiles de potenciales clientes. Ha habido polémicas por sus propias producciones, algunas muy destacables por lo demás, pero otras olvidables. En este comentario no deseo entrar en la polémica sobre si Netflix está matando el cine o no. Al contrario, en esta oportunidad quiero detenerme en un producto puntual, de esos que te sorprenden gratamente, a la vez que son difíciles de encontrar. Tal como señalaba, Netflix dispone de una parrilla de contenidos bastante variada, siendo el apartado de los documentales un deleite para quienes disfrutan de este tipo de género cinematográfico.
Cuando reviso Netflix puedo estar hasta media hora buscando algo que me motive, una obra que me sorprenda por propuesta audiovisual y, en particular, por temática. Hace algunos meses vi el estupendo documental Amanda Knox, sobre la norteamericana acusada de haber matado a su roommate en Italia. Se trata de un perfil perturbador que abre las posibilidades en torno a un crimen y la culpabilidad o no de una hermosa mujer que pareciera ser la encarnación de la frialdad o bien una víctima de extrañas circunstancias. La experiencia de este documental fue interesante y después traté de ver otras piezas audiovisuales de interés “histórico”, puntualmente obras realizadas en Argentina sobre el destino de tesoros nazis. Sin embargo, aquí el resultado no fue muy positivo, ya que presencié obras que se alimentaban “excesivamente” de los supuestos y de teorías tediosas e, incluso, algo paranoicas.
Ahora bien, hace pocos días mi fe en los documentales de Netflix se restauró y de la mano de Colin Hanks, el hijo de Tom Hanks que de actor decidió dar el salto a trabajos como realizador cinematográfico. La obra que me deslumbró fue All The Things Must Pass: The Rise and Fall of Toward Records. El documental es una pieza audiovisual correcta y emotiva, pero sin la descollante personalidad de las obras de Errol Morris o Alex Gibney. Sin embargo, All The Things Must Pass…es una declaración de amor y respeto sobre el fanatismo, sobre la idea detrás de los negocios familiares y, en especial, sobre los fanáticos de la música.
Colin Hanks registra con su cámara los testimonios de los creadores y promotores de Tower Records, la tienda de música y venta de vinilos, cd´s y cassettes más importante de Estados Unidos y que hoy es apenas un recuerdo. A través de varias entrevistas Russ Solomon, el impulsor de este “refugio” para fanáticos de la música, relata la historia de esta disquería que comenzó con un pequeño negocio a principios de los años 60` y que poco a poco se transformó en un imperio que facturó millones de dólares hasta que en 2004-2006 comenzó a tambalear hasta el punto de declararse en quiebra. Tower Records tenía cientos de locales en Estados Unidos y en el resto del mundo, incluso abrió una sucursal en Buenos Aires. Hanks retrata la pasión de generaciones que escuchaban vinilos y que iban felices a comprar y a conocer sobre música en los locales de este imperio, el que tuvo sus idas y venidas.
Tower Records sobrevivió a la caída del vinilo gracias a la irrupción del canal MTV y la creación del compact disc en los años 80`. En el documental artistas como Elton John y Bruce Springsteen comentan lo relevante que fue esta tienda con el logo de color rojo y amarillo, un oasis que les permitía adquirir música, estar tranquilos y dialogar con vendedores que sabían de estilos musicales y que después, gracias a un modelo único de negocios, podían convertirse en gerentes de tienda o vicepresidentes.
La totalidad de All Things Must Pass…es una oda a la nostalgia y a la pasión de fanáticos de la música capaces de pasar horas en una tienda viendo vinilos o cd´s. Tal como se señala en el documental, ir a una de las tiendas de Tower Records era una experiencia única, personal, visceral y también multicultural. Todo esto era porque se trataba de un negocio con códigos propios que se sustentaba en la pasión de sus promotores y líderes. Obviamente, el objetivo era ganar dinero, pero también había algo de mística, de ir a una tienda en la que te podían ayudar con tus gustos e inquietudes. Visitar un local de Tower Records era una experiencia que involucraba un aprendizaje.
Russ Solomon creó un negocio atípico que no se regía por los parámetros usuales en el mundo de los emprendimientos. Lo suyo era crecer, pero siempre pensando en el cliente, en sus gustos. Este imperio creció y creció hasta que finalmente apareció Napster y la descarga de música desde Internet en forma gratuita. Tal como sucedió con Blockbuster, en Tower Records desestimaron el impacto en la irrupción de lo digital sumado a otras nefastas decisiones de mercadeo. Otras industrias también colapsaron como las tiendas de SPEC o Virgin Records. También tenemos casos más cercanos como el turbulento arribo y salida de Musimundo en Chile o la desaparición de Feria del Disco. En la actualidad sólo se pueden adquirir vinilos y cd`s en Funtracks, Sonar, Portal Lyon, locales en el Paseo Las Palmas, Nextime, en el centro de Santiago, en Barrio Lastarria, Barrio Italia y en el Persa Bío-Bío. Esta situación es una pena para los fanáticos de la música que nos resistimos a la impersonalidad de lo digital, a la vez que valoramos detalles como la caja del CD, el arte de un vinilo o bien el conocimiento y expertise de un vendedor.
El documental de Colin Hanks habla de esto, de este cambio social y cultural que se resiste a morir en lugares como los indicados. All The Things Must Pass…es el testimonio de personas que disfrutaban a concho su trabajo y que se dedicaban a los clientes en cuerpo y alma. Los testimonios de esta pequeña obra, pero de gran corazón son elocuentes. En muchas ocasiones sorprenden y quienes sabemos lo que significa la palabra colección o coleccionar, sin duda, se emocionarán. Recordarán con cariño una época que ya pasó, que tuvo su tiempo y respectivos efectos sociales. Aun así, no todo está perdido porque la música también es parte de la teoría del péndulo, aquella idea de que todo vuelve o se repite. Hoy estamos experimentando una pasión y auge por la compra de vinilos y de cassettes. Por eso, a los que leen este texto les digo que no pierdan la esperanza y que tarde o temprano volveremos a ver tiendas de discos. Es probable que no sea Tower Records, cuyo único local todavía se mantiene con vigor en Japón, pero no cabe duda de que otros soñadores como Russ Solomon se atreverán a abrir nuevas tiendas de música. Es muy probable que al ver este documental sientan un deseo tremendo por ir a una disquería, ya sea para ver un CD o bien para conversar con otra persona capaz de comprender ese fanatismo, esa pasión, que es parte de nosotros y de nuestros gustos musicales. Cuando voy a una tienda de discos o de películas no sólo me motiva la idea de adquirir un bien determinado, sino también conversar con otros fanáticos, sentirme parte de algo que es más grande que yo y que en forma permanente me está motivando. Ver el documental de Tower Records me hizo mirar mis tesoros, además de recordar los momentos en que comencé a adquirir cada elemento de las colecciones que tengo en mi casa. Colin Hanks realizó un trabajo sobre la nostalgia, sobre tiempos que pasaron y que todavía permanecen en nuestra memoria porque nos conectan con quienes somos.
Finalmente, hace pocas horas me enteré del fallecimiento de la querida Dolores O`Riordan, una de mis cantantes favoritas. He pensado mucho en su prematura partida y también en que sus discos junto a The Cranberries también fueron clave en el auge de Tower Records en los 90`. Sin duda, All The Things Must Pass… es la nostalgia hecha documental y, contradictoriamente, está disponible en una plataforma que también terminó por destruir otros sueños, precisamente el de los videoclubs. ¡En fin!
Título original: All The Thigs Must Pass: The Rise and Fall of Tower Records / Director: Colin Hanks / Año: 2015.