En medio de la intensa humedad de Florida y en torno a edificios que se caracterizan por sus colores pasteles sobrevive un gran porcentaje de la población estadounidense. Son madres solteras, inmigrantes, desempleados y cientos de niños que carecen de sustento económico. Pertenecen al ámbito de familias errantes que viven en piezas de hoteles y que usualmente trabajan en empleos sin proyección o estabilidad, atendiendo restaurantes o realizando labores de limpieza que nadie quiere hacer.
El estado de Florida siempre ha sido sinónimo de vacaciones, ya sea por sus hoteles, por las playas de Miami, por sus lujosas casas y por el imperio de entretenimiento que levantó Walt Disney en la ciudad de Orlando. Disneyworld es el punto de peregrinaje de millones de personas cada año, las que desean entrar a un mundo de sueños y fantasías, de princesas y príncipes, y del ratón Mickey y sus amigos. Este lugar pareciera ser el cáliz sagrado en torno a la idea de un mejor estándar de vida. Hay algo de arribismo en la promesa de poder llegar a este lugar como si sacarse una foto al lado del castillo de la Cenicienta fuese un codiciado trofeo.
El realizador Sean Baker (Tangerine, 2015) sabe de esto y en The Florida Project sitúa su cámara en lo que sucede más allá de los límites del mundo feliz de Disneyworld, puntualmente en la vida de Moonee (una excepcional Brooklynn Prince) y de su madre Halley (Bria Vinaite). Ambas son insolentes, maleducadas y autosuficientes. Halley es consciente de que es parte del último escalafón social, pero sigue adelante por su hija. Está en una situación límite, a la vez que trata de quitarle el peso a una realidad injusta y demasiado cruda. Frente a sus ojos está Moonee, niña precoz y traviesa, cuyo punto de vista sustenta el filme, mostrando de paso la inocencia de una pequeña rodeada de un mundo miserable y egoísta.
Moonee protagoniza travesuras, contesta a los mayores y literalmente hace lo que quiere. Baker sigue a una niña que junto a sus amigos no son conscientes de su realidad. Su mundo es el de los juegos, lo que proporciona al filme una sensación de autenticidad mayor. La realidad de Moonee se esconde detrás de llamativas instalaciones que se asemejan a un parque de diversiones colorido y gratuito. Es un mundo de fantasía más directo, más adulto y también peligroso, ya que al acecho se esconden pederastas, ladrones, las drogas y, principalmente, la falta de empleo. Sin embargo, Moonee tiene un ángel guardián en la figura de Bobby (Willem Dafoe), el administrador del hotel en donde vive. Es un hombre curtido, de quien no se sabe mucho, pero cuyas acciones muestran a un hombre decente que sabe distinguir el mal si éste se aproxima.
A lo largo de su carrera Willem Dafoe ha cimentado la reputación del actor de carácter versátil y que además es muy apreciado por los espectadores. Es un intérprete capaz de sumarse a proyectos independientes como otros de mayor envergadura. Es trabajador, cercano y reconocido por su tremenda humildad. Desde su sargento Elías en Pelotón (Oliver Stone, 1986) logró proyectar en pantalla un halo de humanidad coherente a su fragilidad y también a su presencia física (en particular con el expresivo rostro que lo caracteriza). Dafoe puede trabajar con comodidad junto a William Friedkin (Vivir y Morir en Los Ángeles, 1985), David Lynch (Corazón Salvaje, 1990), Paul Schrader (Affliction, Desenfocado), Sam Raimi (Spider-Man) o Alan Parker (Mississipi en Llamas), si bien ha protagonizado sonados tropiezos como El Cuerpo del Delito junto a Madonna o Máxima Velocidad 2. Ahora bien, sumando y restando en su conjunto la carrera de Dafoe ha sido brillante y algo ignorada a veces. Es un actor que puede ser excéntrico como también muy contenido. En The Florida Project realiza uno de sus mejores papeles al mostrar un hombre que seguramente ha tenido una vida tan difícil como la de sus inquilinos. Su cariño y preocupación hacia Moonee no es empalagosa, sino directa y con acciones concretas.
The Florida Project es un filme a pequeña escala, pero gigante en sus mensajes. Muestra a un Estados Unidos golpeado por las crisis inmobiliarias, por el desempleo y ue es muy contradictorio en relación a lo que muestra al mundo. También es cine de autor, de uno que con pocos recursos edifica una fábula sobre un mundo ignorado, pero auténtico, junto a otro que es luminoso, pero finalmente de papel maché.
The Florida Project devuelve la fe sobre la aparición de nuevos autores en la escena cinematográfica estadounidense. Se trata de una obra que arriesga y busca nuevos enfoques junto a intérpretes noveles, amateurs (la sorprendente Bria Vinaite) y otros consagrados como Dafoe. Hace algunos años tuve el privilegio de hablar y estrecharle la mano a este actor que siempre he admirado. Si hubiese visto antes The Florida Project en vez de un apretón de manos le hubiese dado un abrazo. The Florida Project es un gran filme sin pretensiones y que además es una bocanada de aire fresco ante el método calculador de las últimas producciones estadounidenses que hemos visto en el cine. ¡Imperdible!
Título original: The Florida Project (El Proyecto Florida) / Director: Sean Baker / Intérpretes: Willem Dafoe, Bria Vinaite, Brooklynn Prince, Christopher Rivera, Aiden Malik y Valeria Cotto / Año: 2017.