El inglés Charles Laughton fue uno de los intérpretes más reputados de las décadas del 40, 50 y 60. El prestigio de este actor no sólo se cimentó a partir de los personajes que creó para Testigo de Cargo, El Motín del Bounty y La Vida Privada de Enrique VIII. También exploró la dirección, terreno que otros intérpretes como Burt Lancaster también intentaron, pero sin demasiado éxito. El caso de Laughton fue particular, ya que apenas realizó una película, una que es considerada entre las principales obras del cine estadounidense. La Noche del Cazador surgió a partir de un rodaje no exento de dificultades. El estreno del filme tampoco fue muy auspicioso, pero como suele suceder en el mundo de cine, la película de Laughton comenzó a cimentar una enorme reputación gracias a la revalorización de críticos europeos y también entre los cinéfilos.

La Noche del Cazador es uno de los relatos más despiadados sobre la pérdida de la inocencia y de la vulnerabilidad del mundo infantil. Los primeros minutos del filme muestran una mujer relatando una historia, mientras los rostros de varios niños escuchan con atención. De este modo, el filme de Laughton parte como una parábola, una moraleja o cuento que dista mucho de la bondad que uno esperaría en las historias para niños. Al contrario, aquí la historia es una advertencia sobre la maldad y su materialización en la violencia, crímenes y engaños. Posteriormente, vemos un plano casi cenital que muestra a un grupo de niños jugando, a la vez que descubren el cuerpo de una mujer. En el mundo de Laughton la crueldad manda. El mal es una fuerza que merodea en busca de nuevas oportunidades. El autor de dicho crimen es el predicador Harry Powell (Robert Mitchum), quien se topa en la cárcel con la historia de Ben Harper (Peter Graves), padre de dos niños que robó y escondió 10 mil dólares. El jefe de familia cumple su horrible condena que no es nada menos que la horca, dejando a sus hijos con su madre (Shelley Winters). Ahora la familia está desamparada y sin protección en medio de la Depresión, época de sobrevivencia y falta de humanidad.

El predicador Harry Powell acecha a esta familia. Se esconde en las sombras. Espera su oportunidad mientras esconde sus verdaderas intenciones en la verborrea cristiana. Su discurso sobre las palabras amor y odio tatuadas en sus manos no es más que una mentira, si bien consigue entusiasmar y engatusar a los adultos. El único que no se traga el cuento es John Harper (Billy Chapin), el hijo mayor que desde su inocencia tiene la capacidad para detectar a la bestia. Observa al predicador con distancia, a la vez que observa cómo su hermana menor comienza a ser manipulada por el hombre vestido siempre de negro.

Lo interesante de La Noche del Cazador es la forma en que el filme escenifica los terrores infantiles desde el estilo visual del expresionismo alemán y los códigos del film noir. Abundan las luces y sombras que transmiten un estado de permanente alarma, de determinismo implacable. El personaje de Robert Mitchum (The Yakuza) es encantador, pero también una víbora sin ningún tipo de culpa. En la época en que se estrenó el filme los espectadores habían visto malvados, algunos muy crueles y usualmente vinculados con el mundo del hampa. Es cosa de acordarse de los criminales interpretados por James Cagney en El Enemigo Público o de Richard Widmark en El Beso de la Muerte. Sin embargo, el predicador Powell es un hombre perverso, tan real y multidimensional como los verdaderos psicópatas que abundan en la sociedad.

Otro aspecto que es notable en el filme de Laughton es su visión del mundo, uno en donde la gente adulta pareciera estar desprevenida en relación al mal. Laughton muestra como la fuerza destructora del predicador Powell pasa inadvertida. La madre de los niños es la primera en experimentar la maldad del predicador, quien la asesina a sangre fría, dejando su cuerpo flotando en el fondo de un lago. Esta imagen es una de las más hermosas y perturbadoras de la película, ya que Laughton muestra con su cámara cierta ironía y belleza inherente a la destrucción. Parece la imagen de un cuento de terror que da cuenta de la fuerza imparable del predicador, cuyos cantos no son otra manifestación que la muerte misma.

Los niños consiguen huir, mientras que son perseguidos por el predicador y su sombra a través del bosque. Finalmente, encuentran la salvación en Rachel Cooper (la emblemática actriz del cine mudo Lillian Gish). Gracias a un pequeño bote logran salir de la oscuridad del bosque, de sus alimañas en permanente acecho hacia la luz. Cooper es más anciana que el predicador, conoce el mal y es capaz de detectarlo. Ella se convertirá en la mujer que aguarda con paciencia en la entrada de su casa, siempre con un rifle en mano para mantener a distancia la verborrea del hombre de negro. Espera la tormenta hasta que ésta se dirigirá hacia su curso natural. Es así que el balance entre vida y muerte, entre luces y sombras, y entre amor y odio volverá a reestablecerse una vez más o bien hasta un próximo enfrentamiento. La Noche del Cazador es un filme esencial, ya que habla de la dualidad del hombre y de un mundo en el que conviven tanto víctimas como victimarios.

Título original: The Night of the Hunter (La Noche del Cazador) / Director: Charles Laughton / Intérpretes: Robert Mitchum, Shelley Winters, Lillian Gish, James Gleason, Peter Graves, Evelyn Varden, Don Beddoe, Billy Chapin y Sally Jane Bruce / Año: 1955.