La genialidad del director Blake Edwards y del actor Peter Sellers, además de la pasión de ambos por la comedia física, produjeron un ícono cultural que incluyó una franquicia fílmica y una serie animada de televisión sobre una pantera rosa y el inspector Jacques Clouseau. La creación de este personaje, hoy sinónimo de referente cultural, se basó en la admiración de Sellers por Stan Laurel, quien junto a Oliver Hardy crearon los emblemáticos El Gordo y el Flaco. En 1964, Edwards estrenó la primera cinta sobre Clouseau, despistado detective que vive obsesionado por atrapar a The Phantom (David Niven), célebre ladrón de joyas que está a punto de dar el golpe de su vida. La víctima en potencia es nada menos que una princesa interpretada por Claudia Cardinale, quien es dueña de uno de los diamantes más exóticos del mundo en cuyo interior se puede ver la silueta de una pantera de color rosa.

La trama de La Pantera Rosa es sencilla y directa. Sus personajes son casi unidimensionales, si bien transmiten encanto en cada momento en que aparecen en pantalla. El filme se sustenta en la comedia de equivocaciones, en el slapstick y en la tradición de los mencionados El Gordo y El Flaco junto con otros nombres como Harold Lloyd y Buster Keaton. Estamos hablando de un filme con casi 60 años de vida y que todavía produce carcajadas. Aquella cualidad no sólo descansa en los hombros de Sellers, intérprete que vivió con muchos demonios y conflictos durante su vida. El protagonista de Dr. Strangelove tuvo muchos problemas físicos. Su corazón le fallaba en forma continua al igual que sus marcapasos y también buscó por todos los medios validarse como actor. Tenía sentimientos contradictorios hacia su Inspector Clouseau hasta que finalmente vino el reconocimiento en 1979 con Desde El Jardín, filme basado en la novela homónima de Jerzy Kosinski y que le valió su única nominación al Oscar como Mejor Actor.

En retrospectiva, La Pantera Rosa podría considerarse parte esencial de la exposición de Peter Sellers a nivel mundial. Es importante señalar que el protagonista del filme siempre fue David Niven, pero quien terminó robándose la mirada de los espectadores fue Sellers, ya sea tropezándose con cualquier cosa o siendo torpe en cada una de sus intervenciones en pantalla. Es innegable que Sellers se robó el show, pero el filme funciona gracias a todos sus intérpretes. Niven y Claudia Cardinale transmiten encanto y espontaneidad, Robert Wagner muestra talento en la comedia (no olvidemos su participación en la saga de Austin Powers), Capucine es belleza y comedia con gracia, y toda esta coctelera de emociones no estaría completa sin el score de Henry Mancini, quien con su música creó la personalidad de la Pantera Rosa.

Blake Edwards llamó la atención de la crítica por películas como Desayuno en Tiffanny`s y por uno de los mejores acercamientos al alcoholismo en un filme esencial como lo es Días de Vino y Rosas junto a Jack Lemmon y Lee Remick. Con La Pantera Rosa consiguió posicionarse como un experto en comedia, con un estilo muy particular en donde destacan sus planos largos sin cortes que permiten admirar la interacción física entre los actores. Edwards fue el motor y Sellers el combustible, ya que el talento de cada uno se integró en forma perfecta con un modo de hacer comedia que hoy ha quedado de lado producto de un humor más conectado con lo escatológico. La Pantera Rosa puede parecer algo ingenua vista con los ojos del humor retorcido que se privilegia en la actualidad. Sin embargo, se trata de una obra que es imposible que no haga sentir bien a los espectadores. Contiene momentos muy bien logrados, en especial, la secuencia de equivocaciones en la habitación de Clouseau. Aquí Edwards brilla por su capacidad para manejar el timing correcto entre sus actores y la interacción de estos con los decorados.

Siempre he sido un admirador de Peter Sellers, actor cómico y de carácter que vivió con las contradicciones y violencia que también han experimentado otros nombres como John Belushi y Robin Williams. Su Chauncey Gardine, alias Chance, en Desde El Jardín (Hal Ashby, 1979) pertenece al rango de aquellas interpretaciones que dejan la boca abierta por complejidad y honestidad. Ahora bien, cuando pienso en Sellers no puedo dejar de pensar en Clouseau y en aquellas tardes en que miraba las películas de La Pantera Rosa junto con mi padre y mi hermano. De toda la saga recomiendo La Pantera Rosa Ataca de Nuevo (1976), si bien La Pantera Rosa, la primera entrega de 1963, es una película muy bien lograda y cuyo gran valor es que produce en el espectador una sensación de agrado enérgica, cálida y deseable como una buena carcajada. En algún momento de la producción del filme el rol de Clouseau fue para Peter Ustinov, quien abandonó el proyecto. Ustinov era un tremendo un actor y parte de su legado fue su Hércules Poirot en Muerte en El Nilo, entre otras inolvidables interpretaciones (Topkapi, Espartaco). Finalmente, el papel cayó en manos de Sellers para suerte de la historia del cine y para la alegría de sus seguidores. Es así como en ciertas ocasiones se construyen las leyendas del cine, una que se fue demasiado pronto en 1980 a los 54 años. El legado de Peter Sellers continúa al igual que sus filmes junto con Blake Edwards, quien ayudó a crear un referente cultural difícil de olvidar. Estoy seguro que después de este comentario los lectores están pensando o tarareando la música de Henry Mancini.

Título original: The Pink Panther / Director: Blake Edwards / Intérpretes: Peter Sellers, David Niven, Capucine, Robert Wagner y Claudia Cardinale / Año: 1963.