Buscando tesoros en un local de películas en Viña del Mar, precisamente las ediciones descontinuadas de MGM en formato DVD, me topé con el documental Theremin: An Electronic Odyssey. La portada indicaba tres antecedentes interesantes: el clásico Two Thumbs Up! del extinto show de los críticos de cine Siskel & Ebert, un sello que daba cuenta del premio al Mejor Documental en el Festival de Sundance de 1994 y la enigmática imagen de un hombre con humita tocando un instrumento que me parecía familiar. Rápidamente me apoderé de este hallazgo porque sabía que tenía entre mis manos un filme, en este caso un documental, poco conocido y sobre alguien que tuvo una vida enigmática a partir de un invento que impulsó la era de los sintetizadores en los años 70` y 80`.
León Theremin (cuyo verdadero nombre era Lev Serguéyevich Termén) fue un ruso que se avecindó en el Nueva York de fines de los años 20`. Antes de aquella época se inició en él una particular pasión por inventar y descubrir cómo funcionaban las cosas, en especial, la electricidad. Fue así que arreglando una radio se le vino a la mente la idea de crear un Theremín, uno de los primeros instrumentos musicales electrónicos del mundo. Su utilización causó conmoción en Rusia y después en Estados Unidos, ya que no requería el contacto físico del intérprete. El documental de Steve M. Martin (por favor, no confundir con el comediante Steve Martin) muestra el revuelo que produjo el invento de León Theremin y cómo éste se hizo famoso en la sociedad estadounidense hasta el punto de mostrar y tocar su instrumento en célebres lugares como el Carnegie Hall. Posteriormente, Theremin continúo realizando nuevas creaciones, las que eran del interés de la sociedad de la época.
El documental muestra el impacto del Theremín. Lo anterior, a través de un notable despliegue informativo en torno a periódicos y afiches de la época, además de algunas imágenes probablemente en 8 milímetros y testimonios de quienes colaboraron con el inventor ruso. En estas entrevistas lo describen como una persona adelantada a su época, infatigable en sus investigaciones y también como un hombre que tiró abajo ciertos prejuicios, siendo uno de ellos el haberse casado con una mujer de origen afroamericano en un periodo en donde aquello era impensado. Sin embargo, León Theremin de la noche a la mañana desapareció y circularon rumores sobre una violenta extracción desde Estados Unidos liderada por agentes de la KGB. Luego, circularon varios rumores y nadie más supo de este elegante hombre de ciencias y músico. Es interesante como el director del documental deja al espectador en suspenso en relación al paradero de León Theremin, mientras que muestra el impacto que tuvo su instrumento en la música moderna y en personas que aprendieron a tocarlo.
Vemos en cámara la influencia del Theremín en la composición de scores para célebres películas, entre ellas, Cuéntame tu Vida y Días Sin Huella (de Miklós Rózsa), y en El Día que la Tierra se Detuvo de Bernard Herrmann (el permanente colaborador de las obras de Alfred Hitchcock). Era usual escuchar las alucinantes entonaciones del Theremín en las películas del género de ciencia ficción y de terror de los años 50`. También tuvo un enorme impacto en la música popular en canciones como Good Vibrations de The Beach Boys. Brian Wilson, el fundador de este célebre grupo, comenta en cámara cómo fue el proceso creativo de esta canción y cómo la utilización de la creación del ruso Theremin determinó de alguna forma el éxito del grupo.
Después de algunos testimonios volvemos a la historia del investigador y músico ruso, en un encuentro con su antigua colaboradora Clara Rockmore, intérprete virtuosa y reconocida en el uso del Theremín. Aquel encuentro fue en los años 80 en Rusia, en los subterráneos de un metro. Este sigilo se debía a las sospechas de aquellos años, en plena Guerra Fría. La desconfianza entre dos naciones fue la culpable del destino de León Theremin, quien fue obligado a trabajar con la KGB y en el desarrollo de aparatos que pudiesen dar una ventaja a la ex Unión Soviética en una época de agentes secretos y de escuchas secretas.
León Theremin fue en alguna medida una víctima de su genio, uno muy apetecido por Stalin y sus agentes rusos. Su vida cambió hasta convertirse en un anciano de más de 90 años. Aún pleno de sus facultades y con el talento intacto para tocar su instrumento, el ex investigador viajó a Estados Unidos, al Nueva York que dejó de ver en forma tan abrupta. Se trata de su último recorrido en cámara, el cual da testimonio de la vida que le arrebataron a un hombre que sólo quería ir más allá y explorar las posibilidades. Emociona hasta las lágrimas observarlo cuando se reencuentra con Clara y también cuando una universidad le hace un reconocimiento y, sobre todo, mientras camina por las calles de Nueva York, una ciudad cuyos habitantes de hace más de 50 años lo respetaban, reconocían y se maravillaban con sus creaciones. Estamos ante un documental imperdible y difícil de encontrar, pero cuya búsqueda justifica cualquier tipo de esfuerzo.
Título original: Theremin: An Electronic Odyssey / Director: Steve M. Martin / Año: 1993.