Los primeros pasos de los hermanos Joel y Ethan Coen en cine se concretaron en películas de terror de bajo presupuesto, siendo su colaboración con el director Sam Raimi en The Evil Dead la más destacada. De este tipo de cinematografía aprendieron sobre procesos de financiamiento relacionados al cine independiente, el desarrollo de trucos visuales y, en especial, a escribir historias con una mirada de autor que ha estado presente en todos sus trabajos. En 1983 analizaron la posibilidad de filmar su primera obra en 35 milímetros y para ello se dieron cuenta de la necesidad de crear una historia con pocos personajes y locaciones. Para levantar dinero filmaron un trailer con las imágenes que tenían en mente para Simplemente Sangre (Blood Simple), lo que llamó la atención de personas dispuestas a invertir dinero en su proyecto. Finalmente, la película se rodó con el control creativo absoluto de los hermanos, característica que se han mantenido durante toda su filmografía. Simplemente Sangre se estrenó con éxito en 1984 y fue considerada por la crítica como uno de los mejores estrenos de aquel año. Lo anterior, producto de un buen relato y una lograda estructura visual que tomó los mejores elementos del género film Noir, pero en colores gracias a la notable fotografía del también realizador Barry Sonnenfeld (Hombre de Negro, Get Shorty).
Simplemente Sangre es la clásica historia film Noir en torno a un hombre que desea matar a su esposa, ya que ésta lo engaña con uno de sus empleados. En la película están presente varios elementos de este género, entre ellos, un detective privado de baja monta y escenarios que usualmente transcurren en la noche. También predominan elementos argumentales como los engaños, confusiones, asesinatos y la eliminación de evidencias en lugares apartados. Lo interesante de este cóctel visual son los ingredientes de los hermanos Coen, a través de aquel sentido de fatalidad que los caracteriza junto con varias dosis de humor negro. También se pueden apreciar elementos hitchkoneanos en la puesta en escena. En una entrevista Joel y Ethan explicaron que con Simplemente Sangre querían no sólo mostrar una historia que se sustentara en la violencia, sino también la dificultad física que implica concretar un crimen (algo que Alfred Hitchcock profundizó con éxito e ironía en La Cortina Rasgada en 1966).
Se podría decir que Simplemente Sangre es un neo-noir. En sus propuestas argumentales está presente la pluma de los escritores Raymond Chandler y Dashiell Hammett, pero en particular del novelista y guionista Jim Thompson, quien se especializó en la creación de relatos policiales. Este autor, cuya obra se revalorizó después de su muerte a fines de los años 70` también contribuyó en el guión de obras de Stanley Kubrick como The Killing (Atraco Perfecto) y Senderos de Gloria. Otras películas que se basaron en sus novelas fueron La Huida (Sam Peckinpah, 1972) y The Grifters (Stephen Frears, 1990).
En los filmes de los Hermanos Coen es común identificar puntos medios, es decir, los buenos no son tan perfectos y los malos tampoco son tan inteligentes o feroces. Es usual que se filtre cierta estupidez en las decisiones de los protagonistas de sus filmes. Por ejemplo, Abby, interpretada por Frances McDormand, es bastante ingenua y lenta en sus conclusiones. Marty, su marido en la piel del actor Dan Hedaya, no es tan abominable como lo describen. Es más bien torpe, no lo respetan y es imposible no sentir algo de compasión ante su horrible destino. El amante de turno se llama Ray (John Getz), quien se mete en una relación condenada al fracaso. Por último, está M. Emmet Walsh (Blade Runner), eterno secundario que tiene el mejor rol de la película en el personaje del detective privado Loren Visser. Se trata de un texano, cuya voz en off al principio del filme nos introduce en una historia que se gesta en la violencia y en las contradicciones del ser humano. Estos elementos son los catalizadores detrás de los crímenes, incluso de aquellos más horribles e incomprensibles.
En Simplemente Sangre está presente el humor, pero uno que es más sofisticado y que se lee entre líneas. Al final casi todo sale mal, produciendo “la caída” de casi todos sus protagonistas. Todos comenten faltas, independiente de sus múltiples puntos de vista. Esa fragilidad de la condición humana es uno de los sellos de los hermanos Coen. Es innegable que Simplemente Sangre es una de sus obras más serias y también más complejas, a la vez que retrata las miserias y pequeñas venganzas detrás de los rostros anónimos que vemos en cualquier bar, carretera o pequeño pueblo.
Admito ser un admirador del cine de los hermanos Coen, pero también reconozco que su sello de independencia se ha perdido un poco en los últimos años, en especial, cuando han firmado guiones para otros realizadores como Angelina Jolie (Unbroken) o Steven Spielberg (Puente de Espías). Los Coen han estrenado muy buenas películas como Sin Lugar para los Débiles, una de sus mejores obras junto con Fargo y El Gran Lebowski. Sin embargo, debo admitir que con sus cintas Simplemente Sangre y la alucinante Educando a Arizona experimenté como espectador sensaciones que me ha costado identificar en sus últimos trabajos. En todo caso, los hermanos Coen siguen siendo parte de los directores más interesantes de Estados Unidos porque contra viento y marea han logrado conservar su visión e independencia. Aquello es digno de celebrarlo, sobre todo, al estar en una época en la que la plasticidad visual y argumental está atiborrando el cine de hoy. Suelo destacar en mis comentarios cuando identifico un buen score. Simplemente Sangre lo tiene gracias a Carter Burwell, compositor que ha colaborado con los hermanos Coen durante años y que para su primer trabajo en cine creó interesantes sonidos. Escuchar el sonido de Simplemente Sangre es una experiencia que no debe ser pasada por alto. Y ojo con la canción It`s The Same Old Song que contiene algunas ideas de este notable filme.
Título original: Blood Simple (Simplemente Sangre) / Director: Joel y Ethan Coen / Intérpretes: Frances McDormand, Dan Hedaya, John Getz, M. Emmet Walsh y Samm-Art Williams / Año: 1984.