Sunny Von Bülow era una adinerada socialité estadounidense que a mediados de los años 60 conoció al británico Claus Borberg, también socialité de ancestros alemanes y daneses y asistente personal de J. Paul Getty. Ambos se enamoraron y el taciturno y enigmático Claus Borberg cambió su nombre a Claus Von Bülow. La vida le sonreía a esta flamante pareja, cuya vida parecía un cuento de hadas en medio de la opulencia y desconexión de su ámbito social. Sin embargo, el tiempo pasó y surgieron las diferencias. Sunny tenía una personalidad fuerte, a la vez que Claus comenzó a dedicar más tiempo a sus amantes y trabajo. Toda cambió en 1980 cuando Sunny cayó en un coma profundo sin razón aparente. Los hijos del primer matrimonio de Sunny desconfiaron de Claus e iniciaron una investigación que lo llevó a ser acusado por intento de homicidio. La historia de esta familia se transformó en uno de los casos más bullados de los primeros años de la década del 80, lo que se debió a diversos factores: era un suceso que involucraba mucho dinero, presunciones y que mostraba la frialdad y excentricidades de dos reconocidos representantes de la socialité mundial.
El cineasta francés Barbet Schroeder tomó esta historia en 1990 en la película El Misterio Von Bülow (también conocida como Mi Secreto me Condena) junto a dos atractivos protagonistas como lo siguen siendo Glenn Close, en el rol de Sunny, y Jeremy Irons en el papel de Claus. El filme muestra cómo se diseñó la defensa de Claus Von Bülow gracias al abogado Alan Dershowitz (Ron Silver), profesor de la Universidad de Harvard que trabajó con un grupo de estudiantes en la recolección de pruebas, testimonios y en la detección de contradicciones en el primer juicio contra Von Bülow.
Schroeder es un cineasta que se ha caracterizado por aplicar en sus películas cierta mirada que proviene del cine documental, lo que no es accidental, ya que ha incursionado con bastante éxito en este género. En 1974 estrenó General Idi Amin Dada: A Self Portrait, obra que se hizo famosa por retratar los excesos del otrora dictador ugandés. También entrevistó al escritor Charles Bukowski para la televisión, cuya vida y experiencias llevó al cine con el filme de culto Barfly (una de las películas más reconocidas de The Cannon Group junto a Runaway Train). Estos antecedentes son relevantes al considerar la experiencia de Schroeder al entrevistar y acercarse a tipos de vida poco comunes. Con El Misterio Von Bülow se adentró también en un estilo de vida inusual para el común de los mortales, ya que retrató en imágenes las dinámicas familiares, secretos y acciones de un grupo social que suele ser marginado por su propia riqueza y lejanía con la realidad.
Los Von Bülow se recriminaban todos los días. Su violencia no era física, sino por omisión y silencio. Sunny Von Bülow solía “ahogar” sus frustraciones en alcohol y remedios. Desde el punto de vista narrativo la cámara nos sitúa en la frialdad de los Von Bülow, donde la Navidad o cualquier fecha pertenecía al terreno de lo anodino. Los sentimientos de Claus hacia su mujer son controlados, es decir, lo correcto socialmente hablando. Por tal motivo, las escenas del abogado Dershowitz (gracias al desaparecido y notable Ron Silver) y su equipo son tan interesantes. Están los argumentos y tecnicismos legales de rigor, pero lo que más inquieta es la mezcla de fascinación, repulsión y extrañeza que producen los comportamientos de los Von Bülow. Pareciera ser que ni siquiera los códigos y subterfugios legales logran hacer comprensible lo que funciona en otra realidad. Claus puede ser asesino o inocente. Siempre está presente la duda porque a pesar de que las pruebas demuestran su inocencia, igual prima algo de culpabilidad en él. Esto porque somos testigos de su falta de empatía y de su visión reacondicionada sobre lo que debería ser la humanidad, según el deber ser de su condición social.
El Misterio Von Bülow es un filme que sigue provocando extrañeza. Tampoco es una gran obra o el mejor trabajo de Barbet Schroeder, el que bien podría ser Mujer Soltera Busca de 1992. A pesar de sus defectos y excesos, El Misterio Von Bülow engancha y mucho gracias al omnipresente punto de vista de Glenn Close como una mujer que pudo haber propiciado su destino o que simplemente fue víctima de las circunstancias en torno a la ambición desmedida de su marido o de la negligencia moral de éste. Sin duda lo que engrandece el filme es la interpretación de Jeremy Irons, actor que en cierta forma ha repetido varias veces el rol de Von Bülow desde otros roles y nombres. A pesar de ello, en el filme de Schroeder es donde construye por primera vez este personaje con todos sus manierismos incluidos. Su rostro es impávido en casi todas las escenas. No estamos seguros sobre su posible inocencia, pero sí intuimos que de algo tiene que ser culpable. Son notables las escenas cuando se relaciona y entrevista con el equipo de su abogado o cuando demuestra a Dershowitz que a pesar de las distancias sociales no son tan diferentes. Además, Jeremy Irons otorgó a su personaje de un extraño sentido del humor que lo hace aún más perturbador en sus miradas y silencios. Estamos ante una actuación que resalta por su acuciosidad.
El Misterio Von Bülow finaliza con la absolución de Claus desde el punto de vista legal, si bien deja abierta algunas puertas para nuevas inquietudes. Nunca nadie es tan santo ni tampoco tan diablo y esa es la realidad de los Von Bülow, matrimonio que en el exceso, el tedio, la frialdad, el deseo y la opulencia se deshumanizó para terminar como protagonistas de un caso que aún se comenta y que inspiró una estimable película que vale la pena observar una vez más.
Título original: Reversal of Fortune (El Misterio Von Bülow / Mi Secreto me Condena) / Director: Barbet Schroeder / Intérpretes: Jeremy Irons, Glenn Close, Ron Silver, Annabella Sciorra, Uta Hagen, Fisher Stevens, Jack Gilpin, Christine Baranski y Felicity Huffman / Año: 1990.