Las temáticas de la filmografía de David Lynch suelen centrarse en la idea del mal como una fuerza que convive con la simplicidad del día a día. Es un mundo que tiene leyes propias, además de moverse en zonas excéntricas que están atadas a nuestras más perversas pasiones e impulsos. Lynch ha establecido dicha dualidad en cada uno de los protagonistas de sus películas, quienes tienen la misión de resolver misterios que a veces no tienen explicación alguna y que suceden en dimensiones que tienen su particular tiempo y lógica. El cine de Lynch es experimentación pura, en mayor o menor medida. Sus historias hablan de la crueldad y de los demonios del ser humano en medio de una visión del mundo que suele ser violenta y pérfida, a la vez que el amor suele ser lo único puro o bien la luz en medio de la oscuridad. El director de El Hombre Elefantey de Twin Peaksnos ha enseñado a amar y a fascinarnos con lo extraño, con aquellos comportamientos que también definen nuestra personalidad. Cuando pienso en Lynch suelo pensar en la imagen de la carretera de Lost Highwaydonde la única luz proviene de los focos de un auto que iluminan el camino, mientras que alrededor sólo se puede percibir la oscuridad más profunda, una que esconde otros elementos que intuimos que están ahí y que sólo en ocasiones se dejan ver.
Recuerdo cuando vi en cine The Straight Story, filme que se basa en la historia de Alvin Straight, un granjero estadounidense de avanzada edad que montado en un tractor realizó un recorrido de seis semanas para visitar a su hermano enfermo, de quien estaba distanciado. La película de Lynch tomó esta premisa junto al actor Richard Farnsworth, quien con casi 80 años interpretó al longevo Alvin. Este fue su último filme, uno que lo nominó al Oscar como Mejor Actor en el año 2000. Farnsworth también padecía cáncer terminal a los huesos cuando rodó la película.
The Straight Story es un road movie a paso lento con Alvin recorriendo coloridos caminos. Su peregrinaje no sólo corresponde a un acto de cariño hacia su hermano, sino también una penitencia. Es un hombre terco y orgulloso que en el pasado tuvo faltas y muchas, pero que desde la sabiduría de la tercera edad puede ver el mundo desde otros ojos, sin demasiada prisa. Su vida se está literalmente apagando producto de enfermedades y problemas a la cadera. Sin embargo, aquello no le impide fumar y disfrutar de las cosas simples, del campo y su pasividad. Su principal compañía es su hija Rose (impresionante Sissy Spacek), a quien le arrebataron su hija hace varios años. Rose es tartamuda e inmadura, pero tiene un corazón de oro hacia su padre. Ambos son almas solitarias que purgan faltas y tristezas. El viaje de Alvin representa una oportunidad para perdonarse a sí mismo y para aceptar su pasado. En su viaje se topa con diversos peregrinos, desde la hija que abandona su hogar por un embarazo no deseado hasta un cura, un veterano de guerra y el presente que al igual que los ciclistas va demasiado rápido.
En The Straight Story David Lynch muestra con nostalgia un Estados Unidos que ha extraviado sus valores y su admiración por la simpleza. El score de Angelo Badalamenti recuerda los westerns de John Ford, a la vez que sigue con atención y cariño el andar de Alvin sobre su tractor. En pantalla vemos las grandes panorámicas de miles de hectáreas de campos gracias a la hermosa fotografía de Freddie Francis(El Hombre Elefante, Gloria, The Innocents y Cabo de Miedo 1991). Alvin resiste la lluvia, el viento y el sol de cada día. Su verde tractor John Deere apenas resiste el esfuerzo de su travesía. Alvin roza el final de su vida, persiste en su objetivo y es ayudado por varios individuos y familias que se impresionan de su acto.
Nunca olvidaré de The Straight Story el rostro afable y melancólico de Richard Farnsworth. Recuerdo haber llorado en el cine al ver esta película. David Lynch señaló que esta obra ha sido uno de sus trabajos más experimentales y realmente es así porque The Straight Story es una experiencia emotiva, una que te atrapa desde sus primeros minutos, a la vez que te hace pensar en tus propias faltas, en tu mortandad y en que a veces la vida es más sencilla de lo que creemos. Hace algunos meses hice algunos listados de las películas que más me han impactado en mi vida y cometí el error de omitir esta gran obra. Por eso, ahora la quiero rescatar, para provocar en ustedes, queridos lectores, el entusiasmo por ver nuevamente esta proeza cinematográfica. Richard Farnsworth (Misery,The Natural) se despidió del cine con esta película. Sin duda, estamos ante uno de sus principales testamentos interpretativos. Al año siguiente de su estreno se suicidó producto de un cáncer cuyo dolor probablemente era insoportable.
Para cerrar este comentario, y desde una perspectiva personal, tengo que decir que cuando estoy muy nostálgico suelo ver esta obra de Lynch porque de alguna forma me hace volver a la tierra, y también me permite olvidarme de las insignificancias que realmente no son problemas. Todo se resume a la notable escena final de este viaje, una en la que dos familiares olvidan sus diferencias y simplemente hacen las pases mirando un intenso cielo estrellado, uno muy parecido al que observaban cuando eran niños.
Título original: The Straight Story (también conocida como Una Historia Sencilla) / Director: David Lynch / Intérpretes: Richard Farnsworth, Sissy Spacek, Everett McGill y Harry Dean Stanton / Año: 1999.