En el anonimato de Little Hope, New Hampshire, Suzanne Maretto (Nicole Kidman) busca consagrarse como periodista. Su meta siempre ha sido aparecer en televisión porque en sus propias palabras si no estás en la pantalla chica de cada hogar de Estados Unidos no eres nada. Suzanne, cuyo apellido profesional es Stone, considera que la vida es un permanente aprendizaje. Detrás de su cabellera rubia, sus intensos ojos azules y su llamativo cuerpo hay una mujer fría y narcisista que sólo busca trascender por medio de la fama y la adulación de los espectadores. Lo cierto es que no es muy brillante, pero sí tiene ambición y las ganas necesarias para perseverar en sus objetivos. Sus movimientos, su actitud, las palabras que brotan de sus pensamientos y su modesto trabajo como conductora del tiempo en una estación de televisión local son parte de un plan de vida. Gracias a su belleza consigue marido, auto y una respetable casa en un condominio. Comienza a ser reconocida, a la vez que inicia un peligroso camino que involucra a tres escolares. Luego, se produce un cruento crimen y la fama de Suzanne se dispara como la espuma. Decenas de focos, grabadoras y periodistas se abalanzan sobre su historia, sobre diversas sospechas en torno a una mujer que se convierte en la noticia en diversas partes del mundo.
En To Die For el cineasta Gus Van Sant desarrolló una historia sobre la popularidad y la necesidad de ser famoso, algo que es muy propio de la idiosincrasia estadounidense. Los medios de comunicación, en particular la televisión, se muestran como las herramientas para la validación social. En palabras de Suzanne la clave es que te observen, que te miren y que deseen ser como tú. En caso contrario, simplemente no eres nadie. En la televisión por cable hay un canal que se llama Investigation Discovery, cuya parrilla programática se centra en casos de asesinatos entre familiares, amantes, hermanos, hijos y desconocidos. Las imágenes de este canal corresponden a casos reales, ya sea de personas que lo tenían todo o nada, y que terminan traspasando la línea de lo cuerdo, de lo racional, para abrazar finalmente la locura en torno a la destrucción de vidas tanto de inocentes como de culpables. To Die For es la versión largometraje de estas historias, si bien tiene una notable característica que es su humor negro. En pantalla vemos como Suzanne Maretto se convierte en el monstruo que siempre fue. Carece de humanidad y sus planteamientos e ideas se desarrollan en una realidad alternativa que desborda perversión.
Suzanne Maretto o más bien Suzanne Stone persigue sus sueños con entusiasmo, pero también con violencia. Para ella todo es un medio para alcanzar un logro mayor. Quiere ser famosa a cualquier precio y si su marido representa un obstáculo aquello no es problema. Finalmente, sus afectos se sustentan en la manipulación y está dispuesta a matar o a morir por sus intereses. Gus Van Sant muestra otra realidad, la que se genera desde la pantalla de televisión. La vida que este aparato presenta es más reluciente, colorida y perfecta, a la vez que nos advierte que simplemente se trata de un envase, de una realidad coartada y en muchas ocasiones superflua.
To Die For tiene elementos notables, entre ellos, la idea de que el crimen puede germinar en medio de lo más pedestre. Suzanne Maretto es insignificante y sus acciones están ligadas a la veneración por la fama. La obra de Van Sant juega con el montaje y con alucinantes momentos en donde los protagonistas y secundarios de la historia hablan a la cámara como si se tratase de un docureality, el que también incluye referencias a shows televisivos en donde las personas cuentan sus faltas y pensamientos. Pareciera ser que Van Sant se esmera por hacernos entender que desde la creación de la televisión ya casi nada es privado, sino más bien todo lo que sucede puede llegar a ser público. Destruye el sentido de individualidad para convertir las acciones, buenas o malas, en un resultado que es colectivo.
Todos los elementos citados recuerdan otras grandes películas sobre los medios de comunicación y la fama como Network y Sunset Boulevard, pero la esencia del filme es Nicole Kidman, quien desborda la pantalla con su interpretación. Me atrevería a decir que su rol es uno de los más estrafalarios y alocados de los años 90`. Reímos con ella, a la vez que nos horrorizamos por su frialdad. En ocasiones parece una mujer deshumanizada, sin culpa y en otros es totalmente infantil.
To Die For es una película clave de la década de los 90`, ya que se adelantó a muchas situaciones y efectos de los medios de comunicación en los espectadores. La sociedad estadounidense los años 80` era la época de los excesos sobre la idea de hacer toneladas de dinero. En cambio, los años 90` fue el tiempo de la televisión, de la búsqueda de fama independiente de tener algo importante que decir o hacer. Nicole Kidman representa la perversión en vida y dan ganas de haberla vista en otros roles tan despreciables como el de su Suzanna Maretto, quien cuando se refiere a sus sueños ni siquiera pestañea, lo que es un rasgo muy típico de los sociópatas.
Gust Van Sant siempre ha sido un cineasta que cuestiona la sociedad desde diversos frentes. Se burló del esnobismo intelectual en En Busca del Destino, cuestionó la manipulación de las empresas en Promised Land, denunció la violencia y falta de empatía en las escuelas públicas de Estados Unidos en Elefante y mostró la importancia de la diversidad sexual en Milk cuando ésta se mueve en las esferas de poder. Con To Die For denunció lo que podemos hacer cuando la necesidad de fama se mete en nuestras cabezas y en cómo la prensa suele hacer un circo con actos repudiables que alimentan nuestro morbo (notable la escena en que Suzanne Maretto se presenta a los medios luego de la muerte de su marido). Estamos ante una notable película con los primeros pasos en cine de un Joaquin Phoenix más adulto y Casey Affleck mucho antes de obtener el Oscar a Mejor Actor por Manchester Junto al Mar. Mención destacada al score compuesto por Danny Elfman, el que transmite muy bien la dualidad y perversidad del filme. Ojo al final de la película con el pequeño, pero relevante rol de David Cronenberg que representa la ironía en la vida de Suzanne Maretto o Suzanne Stone como ella prefería que la llamaran.
Título original: To Die For (también conocida como Todo por un Sueño) / Director: Gus Van Sant / intérpretes: Nicole Kidman, Joaquin Phoenix, Casey Affleck, Illeana Douglas, Alison Folland, Dan Hedaya, Wayne Knight, Kurtwood Smith, Holland Taylor y Matt Dillon / Año: 1995.