“Cuando el diablo se mezcla en los asuntos humanos para arruinar una existencia o trastornar un Imperio, es muy extraño que no se halle inmediatamente a su alcance algún miserable al que no hay más que soplarle una palabra al oído para que se ponga seguidamente a la tarea”. Esta frase del escritor Alejandro Dumas podría resumir el argumento de La Tienda de los Deseos Malignos, filme dirigido por Fraser C. Heston (hijo del actor Charlton Heston) y basado en la novela homónima de Stephen King. Esta película de 1994 tiene como principal protagonista a Leland Gaunt (Max von Sydow), un anciano que instala en el pueblo de Castle Rock con una tienda de venta de antiguedades. A primera vista vemos a un hombre mayor que es cálido y cercano con la gente, cuyo origen es la ciudad de Akron, Ohio. Sin embargo, algo oculta y a través de los objetos que vende comienza a trazar acuerdos bastante amorales entre varipintos ciudadanos, siendo el único hombre ajeno a este tipo de conductas el sheriff Alan Pangborn (Ed Harris).
La tienda de los Deseos Malignos tiene todos los elementos de las novelas de Stephen King (ya antes comentados en nuestras críticas a la serie Castle Rock y en el filme Misery), lo que básicamente se resume en una fuerza externa que diezma la voluntad y cordura de personas frustradas que sólo necesitan un catalizador para cometer faltas. Cuando se estrenó la película de Heston en 1994 no produjo mucha atención en la crítica o en los espectadores. A pesar de ello, y con los años, el filme fue adquiriendo varios seguidores hasta convertirse en una película de culto. Esto porque estamos ante un relato muy bien desarrollado por el guionista W. D. Richter (Brubaker) que tiene por principal atractivo un pueblo que literalmente se va al diablo.
En la historia del cine hemos visto distintos tipos de demonios (Tim Curry en Leyenda, Robert De Niro en Corazón Satánico y Al Pacino en El Abogado del Diablo). El Leland Gaunt de Max Von Sydow es uno de los más fascinantes, ya que el actor de origen sueco y hombre predilecto en la filmografía de Ingmar Bergman, proporciona encanto y misterio a su personaje. Nos asustamos por su quietud y de cómo manipula a pobres diablos dispuestos a recordar glorias pasadas, grandes éxitos y que sólo buscan dar rienda suelta a la rabia contenida durante años. El pueblo de Castle Rock está alejado del crimen de las grandes ciudades, pero aquello da lo mismo porque sus habitantes están igual de podridos. La diferencia es que se han ocultado en la nimiedad de sus vidas en un lugar que parece idílico y en donde prima la idea del buen vecino, del que todos se conocen. Sin embargo, el filme de Heston y la novela de King tiran abajo esta idea porque la maldad más horrible e imperecedera probablemente surgirá desde los lugares más anodinos.
En la Tienda de los Deseos Malignos somos testigos de pequeños favores, cuyos efectos se van acrecentando en medio de una localidad con personas que tampoco se aguantan, que se pelan, se descalifican y que no tienen interés por resolver diferencias. Gaunt es un demonio con estilo. Su presencia y voz encandila a decenas de hombres y mujeres desprevenidos, quienes piensan que salirse un poco del camino no produce daño, sino más bien una pequeña e inocente libertad para vengarse de otros.
La Tienda de los Deseos Malignos convence y entretiene, pero también produce la sensación de haberse quedado a medio camino entre una película de cine B y una gran obra de los nihilistas años 90. A pesar de esta caracterísitica es innegable el interés que produce porque sus protagonistas están enmarcados en una lucha entre el bien y el mal que siempre será permanente, independiente del lugar y la época en que suceda. Ed Harris cumple en el rol del sheriff del pueblo, pero es Max Von Sydow, quien se lleva todas las miradas hasta el punto de empatizar con su maldad e ironías. Fraser C. Heston ha tenido una carrera más ligada a la televión que al cine, si bien La Tienda de los Deseos Malignos es probablemente su mejor obra. Aplausos gigantescos para el score del compositor Patrick Doyle que tiene una clara influencia de Carmina Burana de Carl Orff.
Título original: Needful Things (conocida como La Tienda de los Deseos Malignos) / Director: Fraser C. Heston / Intérpretes: Ed Harris, Max Von Sydow, Bonnie Bedelia, Amanda Plummer, J.T. Walsh, Ray McKinnon, Duncan Fraser y Don S. Davis / Año: 1993.