¡Ari Aster sabe de cine! Su corta filmografía toma como referente a cineastas y películas usualmente emblemáticas del género de terror. Midsommar es su segundo largometraje, cuya fuente indiscutible es The Wicker Man, filme clásico de Robin Hardy protagonizado por Edward Woodward y Christopher Lee. Sin embargo, Aster sólo se remite a tomar algunas ideas de esta película de 1973, entre ellas, poner al centro de su historia una comunidad que celebra ritos paganos junto con una intensa devoción hacia la naturaleza y la búsqueda de la perfecta armonía del ser humano. Midsommar parte con una horrible tragedia familiar que involucra a la hermana de Dani (una notable Florence Pugh). Este dantesco suceso la impulsa a viajar junto a su novio y otros amigos hacia Suecia, precisamente a la celebración de Midsommar, también conocida como la Fiesta del Solsticio de Verano. A kilómetros de cualquier ciudad y en medio del campo este grupo de jóvenes comenzará a ser parte de tradiciones suecas que hablan del ser, el autoconocimiento, la gratitud, la armonía, el baile y muchos tipos de ofrendas.
Lo mejor que sabe hacer Ari Aster es perturbar a la audiencia. Sus movimientos de cámara son tan calculados y geométricos como los de Stanley Kubrick. En forma reiterada construye escenas cuyo propósito es incomodar, además de insinuarnos comportamientos y situaciones que suelen ser disruptivas al interior de la supuesta armonía entre hombres, mujeres, niños y ancianos que se rigen por tradiciones demasiado ajenas para los protagonistas estadounidenses, a la vez que son fascinantes.
Lo terrorífico en Midsommar sucede a plena luz del día, cuando las creencias se adueñan de la moralidad, el sentido común y la falta de empatía. Estamos ante la idea del culto en torno a un colectivo de personas que experimentan un estado primitivo desde donde surgen pasiones y la purgación tanto de alegrías como de amarguras. Dani acaba de vivir una experiencia traumática no sabiendo en qué lugar o persona encausar sus emociones. Es una mujer volátil, es decir, la candidata ideal para integrar y liderar las tradiciones de suecos que podrían ser sinónimo de belleza y perfección, si bien éstas tienen un costo social y personal.
Las imágenes de Midsommar provocan perplejidad, pero también son una representación en particular de millennials en una búsqueda constante de sentido. Pareciera ser que el cineasta Ari Aster intenta plantear una advertencia que se vincula directamente con la poca capacidad para superar el dolor o cualquier tipo de frustración. Esto también lo vimos en Hereditary, su anterior filme, en donde una madre recurre al espiritismo para poder contactarse con su hija fallecida. En esta obra y en Midsommar se le presentan al ser humano momentos relacionados con las ideas del renacimiento, de la necesidad de poder alcanzar un estado de reconversión personal, aunque ello implique sacrificar la vida junto con dejar de lado perspectivas morales sobre lo que es bueno o lo que es definitivamente malo o perverso.
Midsommar es el dolor incomunicable de Dani, el cual es reemplazado por el odio, el miedo, la ignorancia y el desprecio. Experimenta el desapego de la realidad y esto sucede cuando hombres y mujeres aceptan lo impensable cuando abunda la soledad. La comunidad de suecos bailarines viste de color blanco y con adornos florales que transmiten la idea de pureza, vida y sanación. Predominan las reacciones psicosociales a nivel grupal, dejando de lado la individualidad porque aquí lo importante es tener el honor de sacrificarse por el todo y todos. El último filme de Ari Aster puede ser interpretado como una advertencia sobre los pensamientos y acciones más indómitas de un ser humano que es parte de una sociedad moderna cada vez menos capacitada para soportar el dolor, a la vez que busca cualquier método, acción y creencia para superarlo. Al igual que Hereditary, Midsommar es una experiencia para los sentidos junto con una reflexión de nuestras amarguras y miedos más personales y desconocidos.
Título: Midsommar (también conocida como Midsommar: el terror no espera la noche) / Director: Ari Aster / Intérpretes: Florence Pugh, Jack Reynor, Vilhelm Blomgren, William Jackson Harper, Will Poulter, Ellora Torchia y Archie Madekwe / Año: 2019.