Desde que Disney adquirió LucasFilms, la casa del ratón Mickey ha estado desesperada por estirar lo más se pueda el chicle de la franquicia de Star Wars. Lo anterior se ha concretado a través de una carta gantt meticulosamente preparada, cuyo primer paso se inició en 2015 con el estreno de El Despertar de la Fuerza, el primer capítulo de la nueva trilogía liderada por J.J. Abrams. En toda esta batalla entre jedis y las remodeladas fuerzas imperiales sintetizadas en la Primera Orden aparecieron películas independientes como Rogue One y Solo: Una Historia de Star Wars. Los “hijos fílmicos” de todo este nuevo escenario han tenido resultados dispares, dividiendo a críticos y seguidores del universo patentado por George Lucas en 1977. Nunca se había visto tal división en los fanáticos, si bien los que más han reclamado han sido los millennials y no necesariamente las generaciones que crecieron con la trilogía original de 1977, 1980 y 1983.
Entre todas estas polémicas aparece The Mandalorian, el resultado de lo que comenzó como un proyecto fílmico sobre Boba Feet, el caza recompensas de culto que debutó en El Imperio Contraataca. Lógicamente, Boba Feet no podía tener su filme porque se trataba de un personaje sin escrúpulos y que ayudaba a los malos o a sí mismo como se quiera ver. Por lo tanto, The Mandalorian tenía que ser una historia sobre otro caza recompensas, uno que tuviese más corazón y que defendiera principios más loables a partir de la tradición endulcorada de Disney. Sin embargo, el resultado ha sido todo lo contrario, ya que estamos ante un producto audiovisual que no escatima en la cantidad de stormtroopers muertos y que además se sustenta en todos los códigos del género western.
The Mandalorian es la gran apuesta del canal de streaming de Disney, pero que producto del sentido oportunista del comercio ilegal o de otras plataformas digitales ya ha sido vista por muchos adeptos, incluso por aquellos que siempre se han sentido ajeno a las princesas y caballeros del mal como Darth Vader. Entonces, ¿qué hace que The Mandalorian no se haya transformado en un material audiovisual condescendiente ante las implicancias monetarias de los productos de Star Wars? La respuesta va de la mano del productor ejecutivo John Favreau, quien se ha ganado una reputación con películas como Iron Man y El Libro de la Selva. Favreau y el equipo creativo de The Mandalorian han comprendido la importancia de ciertos elementos. Primero, la serie protagonizada por el chileno Pedro Pascal va de menos a más. Sus ocho capítulos de la primera temporada se cocinan a fuego lento a través de situaciones que contribuyen a la evolución narrativa del caza recompensas protagonista. Cada capítulo pretende resolver una situación personal, una enseñanza que le enseña a Mando (la abreviatura del Mandalorian) cosas sobre sí mismo y de su humanidad perdida.
La segunda característica que hace a The Mandalorian un resultado visual tan fascinante es su estructura, la que se remonta a los códigos del western. Tenemos a un antihéroe que acepta misiones por dinero, viaja de un lugar a otro sin un emplazamiento fijo, ayuda de diversos modos a quienes se atraviesan por su camino, es un tipo solitario y desconfiado que quizá nunca ha tenido un atisbo de familiaridad y amor en su vida, y los paisajes usualmente se remontan a lugares áridos y apartados, a las últimas fronteras, en este caso de la galaxia entera. Mando es un hombre quebrado por su pasado, quien además se oculta detrás de una máscara, así como en la tradición y códigos ancestrales del grupo al que pertenece, casi como si se tratase de una reserva india. A ello se suman los resabios del imperio galáctico integrados por forajidos que operan en la ausencia de la justicia, oprimiendo de paso a pueblerinos de extrañas razas y credos.
El universo de The Mandalorian no tiene límites físicos y tampoco la amoralidad de sus personajes. Entre los villanos sobresalen el director alemán Werner Herzog, quien en su europeizado inglés luce más siniestro que nunca. También está el eterno secundario Giancarlo Esposito, quien seguramente crecerá como personaje en la segunda temporada. En cuento a los buenos destaca el legendario Carl Weathers (Depredador, Apollo Creed en los filmes de Rocky), los músculos y carisma de Gina Carano y el personaje de Kuiil con la voz de Nick Nolte.
Otro aspecto interesante de la serie es que propone la humanización de un hombre temerario por medio de un niño, de lo que se ha denominado una especie de baby Yoda, obviamente sin ser el maestro Yedi que pereció en El Regreso del Jedi, ya que The Mandalorian se sitúa en los años posteriores a la caída de la segunda Estrella de la Muerte. La misión del primer capítulo se transforma en la oportunidad de redención de caza recompensas gracias a uno de los personajes probablemente más queridos de la franquicia Star Wars, algo que no lograron el engendro de Jar Jar Binks, la detestable versión niño de Anakin Skywalker (futuro Darth Vader) o el cansador Finn (John Boyega), producto de una labia que por suerte se logró frenar en El Ascenso de Skywalker. Baby Yoda, independiente de su digitalización, es simplemente adorable, mostrando de paso la bondad e ingenuidad que perdió Star Wars en la segunda trilogía a cargo del propio George Lucas en 1999, 2002 y 2005.
The Mandalorian es combate, enfrentamientos, secuencias de acción memorables (el capítulo 8 de la serie), personajes bien delineados y un protagonista que como Harry, El Sucio o Snake Plissken hablan poco. No menciono al gran John Wayne porque el actor favorito de John Ford siempre fue pose, actitud y notables dosis de verborrea. En cambio, Mando habla poco, pero dice mucho. Es 100% actitud y aunque no veamos la cara de Pedro Pascal (con cierta excepción), podemos intuir lo que el personaje siente o reflexiona. El trabajo de Pascal y de los dobles es notable, un ejemplo de posturas físicas y tiros de cámara bien orquestados para la satisfacción de las audiencias. The Mandalorian es adictiva, sus capítulos se ven rápido y con facilidad. Es una serie muy entretenida, la que deja en evidencia la necesidad que tiene Star Wars versiones fílmicas sus objetivos. En todo caso, no todo está perdido en dicho departamento porque la heroína de Rogue One y el resto de los personajes de dicho filme han sido de lo mejor que hemos visto en pantalla.
The Mandalorian es cine en formato serie con un Pedro Pascal que continúa creciendo en Hollywood, y en un contexto que nos conecta con el western de antaño, el género más genuino y propio de la cultura cinematográfica estadounidense. Es poco usual ver a Disney arriesgando ideas y planteamientos visuales. Quizá con The Mandalorian estamos viendo a un nuevo ratón Mickey más conectado con los espectadores y con lo que realmente podría pasar en una galaxia muy muy lejana.
Título original: The Mandalorian / Intérpretes: Pedro Pascal, Carl Weathers, Rio Hackford, Gina Carano, Werner Herzog, Nick Nolte, Giancarlo Esposito y Taika Waititi / Temporada 1, año 2019.