Robert Eggers es un cineasta que busca el miedo en lo abstracto. Su filme La Bruja profundizó en mitos sobre seres ocultos ajenos a los convencionalismos del mundo moderno. Una familia en un paraje aislado experimentaba los efectos de conjuros que invocaban a entes más antiguos que el pasado del hombre. En este cineasta se pueden encontrar rastros de la cosmovisión cinematográfica carpenteriana (John Carpenter) en cuanto a fuerzas desconocidas que suelen acechar a los protagonistas de sus historias. Sin embargo, Robert Eggers modifica dicha estructura para hacer del mal una entidad que se gesta en nuestros propios miedos, obsesiones y faltas. En The Lighthouse explora nuevamente esta premisa, acentuando los efectos que produce el aislamiento, puntualmente en dos hombres que tienen que dedicarse a la ingrata tarea de cuidar el correcto funcionamiento de un faro. Esta estructura de connotaciones fálicas en medio de la nada simboliza y oculta las pulsiones físicas de ambos protagonistas, quienes en el aislamiento tendrán que lidiar con leyendas sobre sirenas, una cierta homosexualidad latente y la frustración sexual.
The Lighthouse explora a través de los blancos y negros de su fotografía en aquellos recovecos de la mente, primero de Thomas Wake (Willem Dafoe), un marino curtido, alcoholizado y mandón que posiblemente nunca logró algo sustancial en la vida. Es la frustración de un sujeto que en el único lugar en donde impone su poder es en la extensión del faro. En su peregrinaje lo acompaña Thomas Howard (Robert Pattinson), un joven y silencioso aprendiz que esconde algunos secretos, además de una ira solapada hacia la falta de oportunidades que le rodea. El faro es un artefacto que guía a las embarcaciones, impidiéndoles que encallen en riscos o que choquen con imponentes acantilados de piedra. La luz que proyecta se puede asociar a conceptos como la claridad, la transparencia y la pureza. En cambio, los hombres que lo protegen son todo lo contrario, ya que sus almas están sucias, tanto en sus anécdotas personales como en las que suelen contar de otras personas.
El filme es una experiencia opresiva para los sentidos. Por medio de sus imágenes el espectador visualizará la deshumanización de dos personas trastornadas por el pasado, atosigados por el presente y desorientados por el futuro. Thomas Wake y Thomas Howard son sujetos solitarios que en el placer sexual ven la única posibilidad para poder sentir algo, sobre todo en un modo de vida que no va en dirección a ninguna parte. En Repulsion de Roman Polanski una mujer interpretada por Catherine Deneuve comenzaba a deteriorarse mentalmente en su departamento hasta el punto de existir como un ente totalmente desconectado de la realidad. Sidney Lumet en The Hill nos mostraba a un Sean Connery en el rol de un soldado arrestado en un complejo militar. En este lugar, en medio del desierto, lo único que podía hacer era subir un montículo de arena, además de estar sometido a los castigos físicos de sus celadores. La apuesta visual de Robert Eggers va un poco más lejos, debido a que la deconstrucción mental corresponde a la de un dúo, dos hombres que en sus respectivas soledades desconfían uno del otro, en los límites de la paranoia.
En lo formal, The Lighthouse nos conecta con aquellos simbolismos y multiplicidad de interpretaciones, algo que rememora filmes de Ingmar Bergman como Persona, a la vez que es un trabajo que habla de las miserias y demonios de la condición humana frente a lo desconocido. Las imágenes que vemos como espectadores en el filme podrían ser ciertas o simple sugestión de los protagonistas, simple extensiones de sus propios fracasos, deseos y rabias. Willem Dafoe demuestra una vez más su notable carisma en pantalla, apropiándose de cada escena en la que aparece. Su voz siempre se impone, así como toda su presencia física. En este resultado también es clave Robert Pattinson, quien desde hace algunos años ha ido demostrando su versatilidad como actor, despojándose acertadamente de su otrora encasillamiento como ídolo juvenil. A través de ciertas sutilezas físicas consigue grandes momentos en pantalla. Tanto Dafoe como Pattinson son protagonistas detestables por lo que representan. Desde que se bajan de la embarcación se intuye parte de sus destinos (no es coincidencia que tengan el mismo nombre), pero eso no importa porque como espectadores deseamos o bien anhelamos la autodestrucción de ambos. Robert Eggers lo sabe y eso hace que su cine sea tan sombrío, tan fascinante y tan poco redentora.
Título original: The Lighthouse (El Faro) / Director: Robert Eggers / Intérpretes: Willem Dafoe, Robert Pattinson, Valeriia Karaman y Logan Hawkes / Año: 2019.