Durante años he sido un fanático acérrimo del cine de terror italiano, de cineastas como Mario Bava, Lucio Fulci, Michele Soavi y, en especial, de Dario Argento. Sus filmes son expresiones artísticas que integran la originalidad formativa y la singularidad emocional. Cada uno de estos cineastas tiene sus particularidades. Por ejemplo, está la extensión del miedo que utilizaba Fulci en sus obras (La Ciudad de los Muertos). Lo anterior, por medio de imágenes oníricas que situaban al espectador ante una visión surrealista y etérea del mal, y en secuencias bastante extensas y descriptivas. Después tenemos los trucos visuales de Soavi, quien también recurrió al ámbito de los sueños, pero desde la perplejidad. Pareciera ser que sus películas transcurren en otro tiempo, quizá en una dimensión paralela a la del ser humano. En sus filmes es difícil reconocer momentos corrientes y esto sucede porque en todos sus trabajos está latente la noción de lo extraordinario, y también de un mal que se remonta a la esencia histórica del hombre. En otra vereda tenemos a Dario Argento con una estética visual y sonora que colinda con elementos operísticos y grandilocuentes junto con varios guiños al arte (un ejemplo es la estética de Edward Hopper en Rojo Oscuro).

A través de este comentario hablaré de Mario Bava, cineasta que aún no terminó de explorar. Cada vez que hago un visionado de sus obras descubro nuevos matices, además de la presencia de un autor del escenario cinematográfico italiano tan relevante como lo fue Vitorio De Sica, Roberto Rossellini, Luchino Visconti o Federico Fellini. En esta oportunidad hablaré de su filme The Girl Who Knew Too Much, nombre que es una clara referencia y homenaje a El Hombre que Sabía Demasiado de Alfred Hitchcock.

Esta obra tiene muchos elementos interesantes. Hasta el día de hoy es considerada la película que dio inicio al subgénero Giallo, cuyo origen se remonta a publicaciones muy populares en Italia en torno a historias protagonizadas por detectives y mujeres acosadas por psicópatas y asesinos que privilegiaban la utilización de cuchillos. Estas historias policiales sobre crímenes se vendían con carátulas muy coloridas en las que estaba muy presente el color amarillo (Giallo en italiano significa amarillo). Este movimiento se inició con The Girl Who Knew Too Much de Mario Bava, quien ya se había hecho un nombre al debutar como director con La Máscara del Demonio en 1960. Posteriormente en Seis Mujeres para el Asesino (1964), Bava incluyó otros elementos clave del Giallo como la utilización del color, la imagen icónica del asesino enmascarado vestido con gabardina, la incorporación de patologías psicológicas y el recurso visual de mujeres hermosas sometidas a crímenes muy violentos y gráficos.

Sin embargo, es en The Girl Who Know Too Much en donde Mario Bava dio inicio a toda una corriente fílmica que influyó significativamente en el género slasher estadounidense en los años 70 y 80 (Friday The 13th es un remake encubierto de Bahía de Sangre, película que Bava estrenó en 1971), si bien dicho subgénero también se remonta a filmes fundacionales como Psicosis de Alfred Hitchcock y Peeping Tom de Michael Powell. Cuando asumió el liderazgo de The Girl Who Knew Too Much, Bava vio una oportunidad para seguir explorando su faceta de cineasta y probablemente nunca intuyó lo que estaba creando.

La película de Bava es la historia de Nora Davis (Leticia Roman), una joven fanática de las novelas giallo que viaja a Roma a visitar a su tía, quien está bastante enferma. Desde que pisa suelo italiano le suceden varias situaciones que incluyen el fallecimiento de su tía, un robo y el ser testigo de un brutal crimen. Nora es una joven paranoica que suele ver crímenes y peligro en cualquier esquina o lugar oscuro y que gracias al apoyo de una adinerada mujer (Valentina Cortese) accede a permanecer en Roma. Sin embargo, durante su estadía comienza a descubrir diversos elementos que dan cuenta del crimen del cual fue testigo. La única persona que la ayudará en la investigación que emprende es el Dr. Bassi (un joven John Saxon).

The Girl Who Knew Too Much es una investigación, un primer acercamiento ante hechos desde una manera bastante convencional. No obstante, Mario Bava en cuestión de minutos nos introduce en escenas que resaltan por su planificación visual y su exquisita fotografía en blanco y negro (también a cargo del cineasta). Desde nuestro rol de espectadores nos introducimos en la paranoia de la protagonista. Pocas veces se ha visto una ciudad de Roma y una Piazza di Spagna tan vacía con sombras que acechan y esconden a turbulentos personajes. La escena en que Nora presencia un crimen se muestra desde su punto de vista, lo que nos hace sentir cómplices de aquella revelación, a la vez que nos transmite la sensación de impotencia, de no poder detener a un sujeto alto y misterioso. Bava siempre trabajó con dedicación las ambientaciones de sus filmes (Kill, Baby, Kill), llevando al espectador hacia una incomodidad que se origina en la imagen, principalmente en la insinuación.

El género Giallo experimentó diversas transformaciones en los años posteriores hasta caer en una suerte de autoparodia con excesos de escenas gore y de asesinatos violentos. En cambio, The Girl Who Knew Too Much es economía de lo evidente. El miedo e inseguridad que producen sus imágenes se sustenta en las posibilidades de lo que podría haber detrás de las sombras, entre lo que es o no es. En el filme hay momentos muy bien logrados como en la que Nora observa sombras en las ventanas desde el interior de una casa o cuando entra a un departamento vacío con el sonido de una voz que finalmente pertenece a una grabación. Bava alterna dichos momentos con las escenas de turismo y de romance entre los protagonistas en los lugares más iluminados de Roma, en reconocidos espacios históricos. Sin embargo, es en la noche cuando Roma está vacía, casi desemparada ante ciudadanos extraños, violentos y morbosos.

La expresión de los ojos de Leticia Roman transmiten el miedo ante el mal, pero también estamos ante una heroína moderna, una mujer dispuesta a revelar la verdad que pocos ven. En ciertos momentos del filme se pueden observar algunos guiños a la estética del expresionismo alemán. En otros, está el recurso argumental clásico del Giallo que corresponde a enfermedades mentales, psicopatías y relaciones trastocadas al interior del matrimonio. Bava utiliza elementos de la psicología junto con orquestar escenas con tanta agudeza visual como la de Hitchcock (los minutos finales son un ejemplo de ello), siempre amplificadas por su fotografía en blanco y negro.

The Girl Who Knew Too Much no solo fue el inició del subgénero Giallo, sino también los inicios de un autor que lamentablemente no siempre contó con el favor de la crítica europea. El cine de Mario Bava asombra en su propuesta, incluso en su ingenuidad. Era un artista que tenía la capacidad para engrandecer sus recursos. En el cine de Bava todo parece más grande, más pensado y más al servicio de las audiencias. Soy fanático de Dario Argento, pero el ocaso de su etapa final pudiese originarse en la excesiva consciencia sobre quién es y de sus efectos en el público. En cambio, Mario Bava trabajó en diversos géneros y con pocos recursos lograba mucho. Por ejemplo, en El Planeta de los Vampiros hizo de la ciencia ficción un terreno interesante para el tratamiento de los colores y para la profundización del sentido de gran escala en el cine (algo que claramente tomó Dan O`Bannon y Ridley Scott para Alien).

Su filme The Girl Who Knew Too Much me sorprendiópor su sentido estético y por una fotografía en blanco y negro que reemplazó en forma efectiva cualquier tipo de dialéctica. Estamos ante un autor que experimentó el absurdo estigma de la crítica, espacio que usualmente es renuente a expresiones como el Giallo o el género de terror. Mario Bava, sin duda, fue un cineasta disruptivo mucho antes que aquella palabra se convirtiera en una moda. Atención en el filme con John Saxon, quien en su carrera trabajó en filmes de terror emblemáticos como Ténebre, Black Christmas y Pesadilla En la Calle Elm.

Título original: The Girl Who Knew Too Much (también conocida como La Muchacha que Sabía Demasiado, La Ragazza che Sapeva Troppo y The Evil Eye) / Director: Mario Bava / Intérpretes: Leticia Roman, John Saxon, Valentina Cortese y Luigi Bonos / Año: 1962.