El cineasta Christopher Nolan ha señalado en algunas entrevistas el impacto que le provocó La Espía que me Amó, filme de la franquicia de James Bond con Roger Moore en el papel del agente 007. El director de Insomnia quedó maravillado por la propuesta audiovisual del filme, por su grandes decorados, por un relato escapista y artificial, y por la capacidad de jugar con las expectativas de los espectadores. Algo de esta influencia, de aquel recuerdo de niñez, está presente en Tenet, filme que es la historia de espías que Nolan siempre quiso rodar y en torno a los códigos usuales de su filmografía: la deconstrucción del tiempo, el artificio de las imágenes y el sentido del cine como un espectáculo, pero con ideas interesantes para comunicar.
Tenet es una obra enmarañada en su historia, en la que agentes secretos van hacia adelante o hacia atrás, todo para prevenir el fin del mundo. La verdad es que poco o nada importan las explicaciones del filme porque a diferencia de Interestelar o Dunkerque, en donde el tiempo tenía una funcionalidad y un propósito visual, en Tenet la verborrea parece un poco forzada. Aún así, Nolan es capaz de maravillar con sus escenarios y con los movimientos de cámara haciendo de la incomprensión un McGuffin hitchkoneano que sirve de pretexto para fijar nuestra atención en logradas coreografías de acción. Tampoco hay mensajes moralizantes sobre la traición, la soledad del poder y las rivalidades de agencias gubernamentales, lo que sí estaba presente en las historias del recientemente fallecido John Le Carré. Por ejemplo, el protagonista no tiene nombre. John David Washington interpreta un espía comprometido por causas que incluso están por encima de él. Juega con la pirotecnia que le provee su partner Neil (Robert Pattinson), poco o nada se despeina o se cansa en diversas escenas de acción y apenas coquetea con la actriz de turno, una interesante Elizabeth Debicki.
Los personajes de Tenet tienen pocas capas y donde hay más espesor es en el villano de Sator (Kenneth Branagh), personaje en el que podemos apreciar el estilo mesiánico y sin sentido de cada némesis de James Bond. Sin duda, su antecedente más directo son los roles de Stromberg (Curt Jurgens) en La Espía que me Amó y Hugo Drax (Michael Lonsdade), el malo de turno en Moonraker. Otro aspecto interesante es el exotismo, elemento tan bien abordado en la saga Bond, ya que Nolan muestra lugares paradisiacos, casi de ensueño, a la vez que la escenografía de los minutos finales recuerda los grandes escenarios en los que Bond terminaba salvando al mundo. Otro punto a reparar en los homenajes es la notable escena entre John David Washington y Michael Caine, actor fetiche de Nolan. Este momento es bastante revelador porque Caine en su juventud interpretó al espía Harry Palmer, una suerte de antihéroe creado por el novelista Len Deighton y que frente a James Bond era mucho más cínico, burocrático, nihilista y cerebral. Los espectadores tienen aquí la tarea de redescubrir los filmes sobre Palmer, siendo su incursión más llamativa The Ipcress File de Sidney J. Furie.
Es materia indiscutida que Christopher Nolan es uno de los cineastas más complejos, más cinéfilos y más arriesgados del Hollywood actual, teniendo un gran poder de decisión sobre sus películas, una situación que lo acerca al control creativo de cineastas como Clint Eastwood. Desde el mainstream, Nolan ha cimentado una filmografía que suele llamar la atención de los espectadores y que siempre produce la expectación de críticos y periodistas. Y es probable que aquel fenómeno se mantenga así por una década más, lo que es positivo para todos nosotros. Estamos ante un director que es capaz de manejar los códigos de diversos géneros cinematográficos. Los renueva y los transforma en relatos masivos, pero con sustancia.
Tenet es una película interesante en sus homenajes escondidos y también deliberados hacia la saga de James Bond. Tiene secuencias notables como la de los primeros minutos, pero también es una película pasajera. Interestelar fue un filme conmovedor sobre el reencuentro de un padre con su hija a través del tiempo y del espacio. A su vez, Dunkerque fue una reflexión temporal sobre un gran fracaso militar en diversos contextos junto con un análisis sobre la necesidad de escapar a lo imposible. Nunca me ha gustado comparar, pero viendo la filmografía y los logros de Nolan debo decir que Tenet es su filme menos trascedente, lo que no es malo, sino simplemente un cambio de dirección o bien un gusto que se pueden dar los grandes cineastas en determinados momentos de su obra. Las audiencias quedarán un poco desconcertadas, pero pasarán un buen rato en torno a un cine puramente escapista, con sentido del espectáculo y que finalmente expresa algunas de las pasiones y recuerdos de su director.
Título original: Tenet / Director: Christopher Nolan / Intérpretes: John David Washington, Robert Pattinson, Clémence Poésy, Elizabeth Debicki, Martin Donovan, Kenneth Branagh, Aaron Taylor-Johnson y Michael Caine / Año: 2020.