Hoy ocultar un asesinato parece ser una tarea casi imposible al considerar la gran cantidad de cámaras que hay en todas partes. Caminamos por las calles, vamos al supermercado y paseamos por una plaza siempre con la presencia de artefactos que están monitoreando nuestros hábitos y comportamientos. La mayoría corresponde a cámaras de vigilancia o bien a celulares de transeúntes que siempre están atentos y dispuestos a grabar comportamientos o situaciones para publicarlos en las redes sociales. Se ha perdido el sentido de la privacidad porque todos nosotros estamos atentos, como si se tratase de voyeristas amateurs, a ver qué pasa con el otro, qué esconde o bien qué hace en sus momentos libres.
Sin embargo, existió una época en donde nada de esto era posible y en donde caminar por calles y avenidas podía transformase en una aventura incierta. Esta realidad es la que retrata en parte el documental de Netflix “The Ripper” y que aquí en Chile se está publicitando como “El Destripador de Yorkshire”. En cuatro episodios se nos van presentando diversos antecedentes sobre la desaparición de mujeres en la Inglaterra de mediados de los años 70`. El primero de los crímenes descubiertos parece ser un asesinato aislado, una víctima más ante un loco o bien ante el resultado de la violencia de un sujeto anónimo. Los cineastas Jesse Vile y Ellena Wood realizan un acucioso trabajo de recopilación de antecedentes en torno a este crimen que dio paso a otros 12 más junto con varios intentos de homicidio frustrados. Es así que nos presentan al asesino de Yorkshire que en aquella época se le denominó “The Ripper” en una clara alusión a Jack el Destripador, personaje que asoló el Londres victoriano del siglo XIX y del cual nunca se conoció su real identidad.
Los realizadores nos van rebelando los antecedentes, las investigaciones de la policía local, los testimonios de familiares y sobrevivientes, y el punto de vista de los medios de prensa de aquel entonces. Es la contraposición de diversos puntos de vista y de cómo un criminal anónimo hizo tambalear a una sociedad que usualmente ha sido autoritaria, machista y tradicional, produciendo de paso una histeria masiva justificada y que en ocasiones sólo daba espacio para la incertidumbre.
Poco a poco se van desmenuzando las historias de hombres y mujeres que buscaban una respuesta, la identificación de un asesino serial que operaba en forma recurrente y del que no se tenía mayor antecedente. Finalmente, el culpable fue Peter Sutcliffe, un sujeto insignificante en su anonimato y vida cotidiana. Este hombre realizó varios tipos de trabajo, se casó y tuvo una vida en el día a día de la que nadie hubiese sospechado nada. De la noche a la mañana se convirtió en uno de los asesinos en serie más famosos de Inglaterra, para acabar sus días recién este 2020 en prisión y producto de la pandemia del virus del Covid-19. Sus fechorías recuerdan a John Christie, asesino serial que asoló Londrés entre 1940 y 1950.
Volviendo a la propuesta audiovisual de Netflix, El Destripador de Yorkshire destaca por sus recreaciones y por una recopilación de material de la época que también habla en el subtexto de una Inglaterra demasiado estratificada a nivel social, con zonas geográficas de extrema pobreza en donde las mujeres podían tener un background respetable o bien ser simples prostitutas. Y aquí está el elemento novedoso del documental, es decir, la visión de una sociedad con estamentos jerarquizados, pero siempre contralados por hombres. Esto provocó suposiciones totalmente erróneas sobre la identidad de The Ripper, alargando sus años de actividad y la cantidad de víctimas. Los jefes de policía y los medios de prensa son delatados a partir de su negligencia, especialmente por la necesidad de estos por controlar o bien crear una verdad con poco sustento y ciertamente antojadiza. Todas las suposiciones sobre la identidad del asesino en serie estaban erróneas porque se creía que su único objetivo era el ataque a prostitutas. De esta forma, los realizadores nos sitúan en un contexto sexista que dejará a cualquier espectador en una posición de absoluta perplejidad.
El Destripador de Yorkshire es un documental que no busca profundizar en los desvíos mentales de un asesino, sino más bien en los paradigmas de una sociedad que era bastante retrógrada en los años 70, lo que terminó por alargar un caso de manera innecesaria. En cada capítulo se puede percibir la paranoia y el miedo de las mujeres, así como algunos elementos de movimientos feministas que también ponen sobre la mesa ciertas reflexiones sobre una sociedad que usualmente asignaba roles a personas según el género.
Netflix con el tiempo ha creado un catálogo bastante interesante sobre el ámbito de los asesinos seriales o con casos famosos vinculados a crímenes, con propuestas como Amanda Knox y Conversaciones con Asesinos: Las Cintas de Ted Bundy. El Destripador de Yorkshire no defraudará a las audiencias de esta plataforma, ya que se trata de una propuesta que realiza tanto un análisis sobre los asesinatos de un sociópata como una visión de una sociedad confundida en sus propias miserias y faltas. La verdad sobre la identidad de este asesino estaba ahí para ser descubierta, pero los egos, las suposiciones y la falta de prolijidad ocultaron la verdad durante mucho tiempo. Las 13 víctimas de Peter Sutcliffe dieron cuenta de ello.
The Ripper (El Destripador de Yorkshire) / Directores: Jesse Vile y Ellena Wood / Año: 2020.