¿Quién habla de Bob Clark hoy en día? ¡Casi nadie! Por tal motivo, quise rescatar uno de sus trabajos mejor logrados. Me refiero al filme Murder by Decree (Asesinato por Decreto), producción inglesa sobre el detective Sherlock Holmes y el Dr. John Watson, célebres personajes creados por Sir Arthur Conan Doyle que tienen la misión de desenmascarar a Jack El Destripador, asesino serial que realizó cruentos crímenes en el barrio londinense de Whitechapel en 1888.
El estadounidense Bob Clark (1939-2007) tuvo una filmografía bastante variada, colindando con películas cómicas que gozaron de cierto éxito en los años ochenta. Sus obras más conocidas por el público en general son las dos partes de Porky`s, relatos de corte adolescente que tuvieron una larga vida en el formato VHS, principalmente por tratarse de obras que tenían desnudos y bromas vinculadas al despertar sexual adolescente en la década del 50. Sin embargo, este cineasta también es conocido por espectadores vinculados al cine de terror. Clark fue autor en 1974 de Dead of Night, filme precursor del género zombie y también una profunda reflexión sobre la Guerra de Vietnam. En el mismo año se anotó otra película que es considerada uno de los antecedentes clave del subgénero slasher estadounidense. Me refiero a Black Christmas, producción canadiense sobre un grupo de mujeres adolescentes que son asesinadas de diversas formas por un psicópata interpretado por Keir Dullea, el protagonista de 2001 Odisea en el Espacio. Estas películas destacaron por su ambientación y por el logrado trabajo de dirección de actores, además de sentar parte de las bases del slasher y que después se haría más popular con filmes como Halloween de John Carpenter.
Las positivas experiencias en el género de terror de Bob Clark lo condujeron a la dirección de Murder by Decree en 1979. A lo largo de las últimas décadas hemos visto muchas adaptaciones sobre Sherlock Holmes en pantalla, desde películas hasta series de televisión. Hay ejemplos notables como La Vida Secreta de Sherlock Holmes de Billy Wilder, El Sabueso de los Baskervilles de Terence Fisher y ejemplos más recientes, y en sintonía con la hiperconexión de las redes sociales, como la serie Sherlockcon Benedict Cumberbatch. Es importante también tener presente que la idea de mezclar a Jack El Destripador con el famoso detective privado fue parte de una moda de aquellos años, la de cruzar personajes y contextos. Por ejemplo, en 1979, en la notable Time After Time de Nicholas Meyer (Star Trek: La Ira de Kahn), Jack El destripador (David Warner) es perseguido a través del tiempo por el escritor de ciencia ficción H.G. Wells (Malcom MacDowell).
Murder by Decree tiene personalidad propia en gran parte por la dupla de actores que la protagonizan. Christopher Plummer aporta encanto y energía al famoso detective, a la vez que muestra cierta sensibilidad poco vista para un personaje que suele ser retratado en forma más racional en el cine. Y la compañía no podía ser mejor, al recaer el rol de Watson en el veterano James Mason, quien aporta gracia y complicidad en un papel que usualmente cae en la caricatura. Tanto Mason como Plummer humanizan a los personajes que interpretan, mostrando de paso la imperecedera amistad entre estos dos hombres algo solitarios e incomprendidos producto de su propia genialidad.
Bob Clark en el filme también desarrolla otros personajes. Y esto hace a Murder by Decree un relato superior. Usualmente, las adaptaciones al cine de Sherlock Holmes suelen descansar demasiado en la caracterización del detective, relegando a los actores secundarios a meros papeles de acompañamiento. En el filme de Clark sucede todo lo contrario, ya que todos los intérpretes tienen su espacio y sus momentos de exposición. David Hemmings, Susan Clark, Anthony Quayle, John Gielgud, Frank Finlay y Geneviéve Bujold se roban la pantalla en sus escenas, creando de paso una lista de conspiradores, víctimas y sospechosos que hacen aún más interesante las cavilaciones y predicamentos de Sherlock Holmes. Destaca en forma particular Donald Sutherland, quien a través del psíquico Robert Lees aporta cierto halo de misterio en torno a Jack El Destripador, un personaje que al parecer se mueve entre las altas esferas sociales de la época. Esta teoría persiste hasta el día de hoy y en el filme las conjeturas están bien explicadas, pero sin la necesidad de exponer al espectador a una sobredodisis de datos.
Murder by Decree muestra a un londres brumoso, algo desolado en su calles y apesadumbrado en su estratificación social. Las indiscreciones de la realeza, el silencio de la mosonería y los intereses particulares de grupos radicales terminaron por destruir un caso que en la realidad nunca tuvo una resolución. Aquel misterio se percibe en las recreaciones de Bob Clark en torno a una época victoriana extraviada entre sus secretos y excesos.
El filme de Clark destaca por la complicidad de Mason y de Plummer, por su impresionante elenco y por los subtextos en relación a una monarquía y sus estamentos anquilosados en sus formas y tradiciones. Especial atención con la escena final de Christopher Plummer ante el Primer Ministro Lord Salisbury (John Gielgud) en donde expone no sólo la percepción de su personaje Sherlock Holmes, sino también muchos de los pensamientos que los espectadores se plantearán a los largo del filme.
Las últimas películas de Bob Clark como Baby Geniuses son un testimonio algo injusto sobre su legado como cineasta. También están otras obras como la infumable Rhinestone junto a Sylvester Stallone y Dolly Parton. Sin embargo, obras como Murder by Decree y Black Christmas seguirán siendo sus mejores trabajos como autor, sin duda piezas de culto que seguirán siendo veneradas y valoradas por las nuevas audiencias.
Título original: Murder by Decree (Asesinato por Decreto) / Director: Bob Clark / Intérpretes: Christopher Plummer, James Mason, David Hemmings, Susan Clark, Anthony Quayle, John Gielgud, Frank Finlay, Donald Sutherland y Geneviéve Bujold / Año: 1979.