Duelos interpretativos entre dos personajes, entre dos fuerzas que pueden ser protagónicas o antagónicas, es parte de la esencia del cine de Michael Mann. Sus historias son relatos de hombres que luchan contra diversos tipos de adversidades y que en sus diferencias encuentran en común causas, amarguras y soledades. El cine de Mann se sustenta en la línea del deber en donde nadie es un santo o un villano del todo, sino más bien abundan los matices. También estamos ante personajes que suelen tener determinados talentos, a la vez que son obsesivos, ya sea por un afán de justicia o porque intuyen que su rol en la vida es de alguna forma sacrificarse por otros. Estamos ante un cine cuyo escenario son escalas de grises ante contextos que parecen ser el epítome de lo imposible.

Con una filmografía bastante acotada, Michael Mann se ha situado entre los mejores directores – autores de Hollywood. A través de Miami Vice mostró a dos detectives como personas lejanas a la caricatura del héroe, mostrando sus faltas, vicios, excentricidades y nostalgias. Con Fuego Contra Fuego (Heat) realizó una de las epopeyas más importantes sobre la lucha entre criminales y policías, con dos personajes que quizá en otros contextos hubiesen sido amigos. Sin embargo, tanto el rol de Al Pacino como el de Robert De Niro muestran a sujetos obsesionados y comprometidos con su trabajo. En otro registro tenemos a Manhunter, filme en donde el actor William L. Petersen era un detective obsesionado por capturar a un asesino serial.

En The Insider (El Informante), probablemente una de las películas más relevantes del cine estadounidense de los años 90 y una de las mejores reflexiones sobre los intereses corporativos y la lucha del hombre común contra ellos, Mann mostró a las audiencias la soledad que hay detrás de la denuncia pública. Russell Crowe interpretó al Dr. Jeffrey Wigand, ex VP del gigante tabacalero Brown & Williamson y la respetiva denuncia que hizo en el popular programa 60 Minutos, en relación al consumo nocivo del tabaco. Este fue un caso muy bullado en la opinión pública de la sociedad norteamericana, en especial por la censura que hubo para la exhibición de la entrevista y por los intereses de diversos actores que estaban en juego. En esta travesía está el célebre periodista Mike Wallace (Christopher Plummer) y el productor Lowell Bergman (Al Pacino) de 60 Minutos, quien se debate entre creer y proteger a su fuente informativa.

El director de The Keep muestra en pantalla pequeños detalles detrás del mundo corporativo, entre las clausulas de confidencialidad que muchas veces impiden ver omisiones morales y que suelen crear ángulos amortajados en torno a la verdad. Vemos a un científico que quiere dar a conocer empíricamente los efectos nocivos del tabaco a partir del uso de nicotina, además de desmitificar campañas publicitarias dirigidas a potenciar patrones de comportamiento adictivos entre los consumidores. Se trata de un David contra muchos Goliat que desde la búsqueda de la verdad literalmente va experimentando el desmoronamiento de su vida familiar, pública y como individuo.

En The Insider se produce una deconstrucción de todos aquellos aspectos que suelen definir nuestro rol en sociedad, principalmente lo que se espera de uno. El Dr. Jeffrey Wigand pierde en cierta forma su propia hombría, su seguridad personal. Es el ser humano sujeto ante decisiones que parecen imposibles y monumentales, y que suelen tomarse desde la más absoluta individualidad. Rescato este ámbito porque Michael Mann siempre ha fijado su atención en personajes torturados a partir de sus convicciones. Eh The Insider vemos principalmente a hombres que habitan en un mundo de intereses cruzados, el que además insinúa un permanente estado de paranoia. En esta materia Michael Mann es un experto al saber utilizar planos en escenas que suelen producir incredibilidad y mucho suspenso. No tenemos claro del todo si el Dr. Wigand cree que ser acechado y amenazado por sus ex empleadores. Sin duda, el cine de Mann tiene muchos momentos hitchkoneanos, ya sea mediante la utilización del plano sonoro, los silencios e imágenes que van expresando las preocupaciones de los protagonistas (la escena en que Wigand juega golf y es observado por un sujeto de terno y corbata es un claro ejemplo de ello).

The Insider se puede resumir en el tema Sacrifice de Lisa Gerrard y Peter Bourke, el cual nos identifica con la procesión interna del Dr. Jeffrey Wigand, sobre su dilema de hablar o no, de tomar la decisión o no de gritar a los cuatro vientos sobre los orígenes y manipulaciones corporativas en torno a la adicción al tabaco. En cierta forma es un héroe anónimo al igual que Bergman. Ambos asumen la pérdida laboral, familiar y personal, por lo menos para remecer algunas consciencias en un mundo que a veces va demasiado acelerado y que suele olvidar los equilibrios.

Michael Mann es un autor que estructura sus filmes a partir de ideas y conceptos muy precisos. Aquella característica dota a sus filmes de mucha cinematografía y lenguaje visual. Pero también es un agudo observador de los diferentes mundos que son parte de la sociedad contemporánea. Es un contador de historia y The insider también funciona como una fábula sobre las hipocresías de Estados Unidos, cuyas ambivalencias morales suele corromper instituciones y, sobre todo, las vidas de personas como el Dr. Wigand.

Título original: The Insider (también conocida como El Informante y El Dilema) / Director: Michael Mann / Intérpretes: Al Pacino, Russell Crowe, Christopher Plummer, Diane Venora, Philip Baker Hall, Lindsey Crouse, Debi Mazar, Stephen Tobolowsky, Colm Feore, Bruce McGill, Gina Gershon, Michael Gambon y Rip Torn / Año: 1999.