El cineasta Richard Donner no se podría definir como un autor en la línea de Robert Zemeckis y Steven Spielberg en el contexto mainstream hollywoodense. El responsable de Náufrago siempre ha profundizado el ámbito de la temporalidad en sus películas, mientras que el cineasta de E.T. El Extraterrestre suele reiterar una y otra vez las referencias a la inocencia, la niñez y la fantasía. Sin embargo, Donner si tiene algunos elementos que son trazables a su filmografía, principalmente contenidos que se sustentan en la amistad, confianza y lealtad masculina. Y con esto no sólo me refiero a su saga de Arma Mortal y al aporte de esta franquicia al subgénero Buddy Movies. Esto porque en Los Goonies, Superman y La Profecía son películas que nos hablan de niños o adultos que buscan confianza y autoestima ante contextos extraordinarios.

Richard Donner se retiró del cine con el filme 16 Calles y, de alguna forma, su desaparición del mundo cinematográfico fue más bien un proceso discreto, con entrevistas en ciertos documentales y también por medio de su rol como productor (recordemos que él fue uno de los principales promotores de la serie Tales from the Crypt y de X-Men). Echo de menos al bueno de Richard Donner porque sus obras siempre trataban de entregar a los espectadores una buena historia. Ciertamente, uno de sus relatos fílmicos más logrados fue Ladyhawke, obra que estrenó en 1985, el mismo año que Los Goonies. En la primera mitad de los años ochenta surgieron varias películas de corte fantástico, entre ellas, Legend, Dragonslayer, Krull, Excalibur y Willow en 1988.

Ladyhawke pertenece al apartado de historias medievales de corte fantástico. Gaston (Matthew Broderick), un ladrón de poca monta consigue escapar de las mazmorras de la Abadía de Aquila. En su camino hacia la libertad se cruza con el Capitán Navarre (Rutger Hauer), un jinete vestido de negro que busca acabar con la maldición del Obispo de Aquila (John Wood). El tormento del rubio soldado es que todas las noches se convierte en un lobo, mientras que su amada Isabeau (Michelle Pfeiffer) se transforma en un halcón con cada amanecer. Es la historia de dos amantes condenados a la distancia física y espiritual en medio de un escenario rodeado de castillos y espadas.

Con Ladyhawke, Richard Donner desarrolló una película de aventuras sin pretensiones, pero con una historia original en torno a un amor que trasciende al tiempo. El filme es un desfile de elementos técnicos y visuales que no han perdido el encanto e impacto con los años. Resaltan las imágenes y encuadres preciositas de Vittorio Storaro, director de fotografía italiano que durante décadas nos ha deslumbrado con su trabajo en obras como Apocalypse Now, El Último Emperador, El Conformista y El Cielo Protector. También sobresale el score compuesto por Andrew Powell, colaborador habitual de The Alan Parson Project, quien innovó con la utilización de sintetizadores en este tipo de género. El soundtrack de Ladyhawke es 100% años ochenta, en ocasiones excesivo y en otros momentos realmente sobrecogedor.

Quizá lo que más produce un halo de misticismo en esta película son sus protagonistas. Rutger Hauer muestra a un hombre sufriente, pero también comedido en sus intervenciones. Frente a él está la belleza etérea de Michelle Pfeiffer, quien ya venía de trabajar en Caracortada y que terminaría por posicionarse como una de las actrices más relevantes de los años 90. En una entrevista Matthew Broderick comentó que conoció a Pfeiffer cuando se asomó por un balcón quedando totalmente perplejo ante su hermoso rostro.

El filme de Donner transmite la pureza que irradia la presencia física de la actriz, a la vez que no busca ser la máxima trascendencia cinematográfica, si bien consigue ser una película muy entretenida y verosímil gracias a sus interpretes y puesta en escena. Destaca también Leo McKern como Imperius, así como la obsesión enfermiza de John Wood. La escena final en la abadía es un ejemplo virtuoso de cómo se tiene que rodar una escena que en ocasiones parece un montaje teatral, y que indudablemente tiene referencias a la pintura de Michelangelo Caravaggio, hecho que ha reconocido Storaro en algunas entrevistas.

Ladyhawke es una obra que ha envejecido con clase, un visionado casi obligatorio para adolescentes y adultos que nos traslada no sólo al medioevo, sino también a los años ochenta. El amor que se profesan el capitán Navarre e Isabeau en manos de Donner resulta creíble y estimulante. Rutger Hauer realiza una de sus mejores interpretaciones, la de un hombre que busca volver a confiar en los demás y que ante sí tiene la posibilidad de vencer hechizos imposibles. Richard Donner tiene más de noventa años y me produce una tremenda nostalgia y pena saber que no volveremos a verlo en la silla de director. Sus películas quedan y Ladyhawke es un noble exponente de su trabajo, inventiva y autoría.

Título original: Ladyhawke (El Hechizo del Halcón, Lady Halcón) / Director: Richard Donner / Intérpretes: Rutger Hauer, Matthew Broderick, Michelle Pfeiffer, Leo McKern, John Wood, Alfred molina y Ken Hutchison / Año: 1985.