Uno de los intérpretes más prolíficos de Estados Unidos fue Charlton Heston. Su presencia física, voz y tono interpretativo lo situaron como héroe de acción. Además, en su época de esplendor -los años 50 y 60- fue denominado como “el actor de las mil caras”, ya que interpretó a diversos personajes de la historia de la humanidad. Heston podía ser Miguel Ángel en La Agonía y el Éxtasis, Moisés en Los Diez Mandamientos y Rodrigo de Vivar en El Cid. Además, a lo largo de su carrera era usual verlo en roles de militares, personas con una enorme capacidad de liderazgo y siempre con la palabra o frase apropiada para estimular a otros.

Uno de los personajes históricos que interpretó fue el del general Charles “Chinese” Gordon, británico que defendió la ciudad de Khartoum contra el asedio de cientos de musulmanes liderados por Mohammed Ahmed el Mahdi, entre los años 1884 y 1885. Gordon fue un personaje clave de la historia militar de Inglaterra, quien en la región del Sudán entregó su vida por defender una ciudad y una causa que estaba perdida desde el primer día. Provisto de pocos hombres y armas, logró contener a las fuerzas musulmanas durante varios meses, si bien al final, tanto él como su pequeño ejército, sucumbió ante un ataque de enardecidas huestes. A ello se sumó que durante su campaña no tuvo ningún apoyo de parte del ejército británico, ya que prácticamente lo dejaron solo y sin la posibilidad de acceder a soldados de apoyo.

El filme Khartoum relata estos pormenores, en mayor o menor medida, y lo hace a través de un relato dinámico y con mucha acción. Escenas de grandes batallas en el desierto, sin recurrir a ningún efecto digital, sobrecogen, así como la gallardía del célebre militar interpretado por Heston. Lawrence de Arabia a través de la dirección de David Lean nos condujo al desierto y a los conflictos personales del Coronel T.E. Lawrence. Aquella epopeya visual definió nuevos códigos para el género de aventuras y al cine en general como sentido de espectáculo y de simbolismos. En comparación, Khartoum es un filme más pequeño en lenguaje y narrativa visual, si bien estamos ante uno de los mejores exponentes del cine de aventuras de aquellos años (algo que también se logró en el filme Zulu y casi una década después con El Viento y El León y la notable El Hombre que quería ser rey).

La dirección de Basil Dearden (The Man Who Haunted Himself) privilegia los grandes escenarios junto a una prolija dirección de arte, a la vez que nos presenta un protagonista complejo y solitario, y que además muestra la ambivalencia detrás de la mitificación de un héroe. En ello contribuye también el acertado guion de Robert Ardrey (Nominado al Oscar por su trabajo), el que habla de diversos tópicos, entre ellos, el imperialismo británico, la ocupación foránea, la religión y el deber ser de un hombre apegado a la honorabilidad, pero muy humanizado y con fallas. También es interesante el antagonista, el Mahdi en el rostro y modismos de Laurence Olivier. Es el descendiente de Mahoma, un sujeto religioso y fanático, pero también temeroso del poco convencional Gordon.

El cine de aventuras en la actualidad ha derivado en relatos protagonizados por personajes unidimensionales en torno a la frialdad de los efectos por computadora. Khartoum tiene escenas de batallas que sobresalen a nivel de coreografías y movimientos de cámara, pero es en la intimidad de los diálogos y en las diferencias entre Gordon y El Mahdi en donde surgen sus mejores atributos. Ambos hombres nunca se conocieron en la realidad, pero esta licencia se perdona porque los momentos entre Heston y Olivier permiten al espectador acercarse a verdaderas clases magistrales de actuación. Artificialidad y naturalidad son elementos muy presentes en ambos, pero siempre correctamente equilibrados y junto a secundarios de lujo como lo eran Ralph Richardson y Richard Johnson.

Lawrence de Arabia siempre será mi filme favorito y el personaje homónimo interpretado por Peter O`Toole ya es parte de la historia de grandes roles en el cine, sobre todo por mostrarnos una humanidad que en ocasiones pertenece a la de un santo, héroe, demonio o loco. Dicha película es una introspección al sentido de trascendencia del hombre y de su lugar en el mundo. Ahora bien, Khartoum es un filme de aventuras y de acción trepidante, el que también habla del sentido de inmortalidad y de las convicciones de un sujeto situado en el lugar y momento adecuado. Lawrence de Arabia está en mi corazón, en la espiritualidad con la que los cinéfilos conectamos con la pantalla. Ahora bien, Khartoum está en mis entrañas y en mi sentido de aventura más purista, independiente de sus omisiones históricas.

En sus últimos años de vida Charlton Heston fue injustamente ridiculizado por su afición a la Asociación Nacional del Rifle, y por una entrevista realizada por Michael Moore para su documental Bowling for Columbine. Se trató de un notable trabajo, pero la entrevista que le hizo a Heston fue bastante manipuladora, en especial porque el actor ya en ese tiempo no estaba con sus facultades mentales y físicas a tope. Además, es importante recordar que Heston tuvo un rol muy activo en la lucha por los derechos civiles en los Estados Unidos de los 60 junto a nombres como Marlon Brando. Desde una visión más personal, pocas veces he visto a alguien tan heroico, con tanta presencia en el frame cinematográfico. Por eso, los invito a conocer sobre su trabajo, sus roles, no sólo sus emblemáticos papeles en Ben-Hur, Sed de Mal o en El Planeta de los Simios, sino en otras pequeñas joyas del cine como lo son Major Dundee, The War Lord, The Omega Man, Soylent Green y Grey Lady Down. A Charlton Heston se le echa mucho de menos, siendo Khartoum uno de los testimonios más logrados en relación a su talento y carisma, y en el contexto de la epopeya cinematográfica.

Título original: Khartoum / Director: Basil Dearden / Intérpretes: Charlton Heston, Laurence Olivier, Richard Johnson y Ralph Richardson / Año: 1966.