Hace más de un año y medio que no iba al cine. Durante estos meses de pandemia vi mucho material, me puse al día con varios cineastas y también descubrí sorpresas. Sin embargo, no pisaba una sala de cine desde febrero de 2020, lo que me tenía en cierta forma angustiado. Extrañaba aquella profunda sensación en torno al peregrinaje hacia una sala de cine. Por eso, el haber estado de manera presencial ante un proyector de cine fue parecido al reencuentro con alguien especial en medio de un espacio de confianza como pocos. Sentí que volvía a ser niño, recordando aquellas funciones de cine a las que iba con mi papá. La sala estaba vacía, en silencio y mi corazón latía fuerte. La razón era muy poderosa, ya que estaba ante mí la oportunidad de ver una vez más en pantalla grande el talento de Clint Eastwood como cineasta, y con más de 90 años de edad.
Cuando fui a ver Gran Torino hace más de una década me asustaba la idea de un Eastwood más anciano y cercano a sus ochenta años. Sin embargo, el protagonista de la Trilogía del Dólar de Sergio Leone nos terminó regalando más de una década de grandes películas, de aquel cine estadounidense heredero de la tradición fílmica y el clasicismo de autores como John Huston y John Ford. Ahora bien, con más de 40 obras audiovisuales, Eastwood ya tiene ganado su propio monumento, su propio altar de seguidores en torno a historias que hablan de la redención, el sacrificio y de una mirada muy aguda, casi nostálgica, en relación al pasado y el mundo que nos rodea.
Cry Macho (basada en la novela homónima de N. Richard Nash) bien podría ser la despedida como actor de Clint Eastwood, si bien todavía está la esperanza de poder verlo con nuevos trabajos desde la silla de director. Estamos ante una obra crepuscular que habla de la agudeza de un hombre que ha crecido, se ha desarrollado y nos ha inspirado mediante el cine. Desde su famoso bungaló en los estudios Warner, sede de su inagotable productora Malpaso Productions, que Eastwood se ha cuestionado la vida, el cine, su propia imagen y las nuevas tendencias sociales a través de su obra. En Cry Macho revela una frase en la que dice que a determinada edad uno ya se da cuenta de que es imposible e innecesario encontrar respuestas para todo. No obstante, el cine del viejo Clint nos sigue cuestionando como espectadores, transportándonos hacia una sensibilidad sobrecogedora sobre el sustento de pequeños detalles, silencios y miradas.
En Cry Macho interpreta a Mike Milo, un cowboy que alguna vez fue una estrella en el rodeo, pero que ya viene de retirada. Su ex jefe Howard Polk (Dwight Yoakan) le encarga la misión de traer a su hijo Rafo (Eduardo Minett) a Texas, desde el otro lado de la frontera en pleno México. Milo es un hombre solitario en los descuentos, un anacronismo social como también lo es el propio Eastwood en vida. Entre el sabio vaquero y el perspicaz niño se establecerá una suerte de amor filial, un reencuentro con la figura de la familia para dos hombres abandonados por diversas circunstancias. Estamos ante una temática común a la obra del cineasta, desde la conexión del delincuente Robert “Butch” Haynes (Kevin Costner) con un niño secuestrado en Un Mundo Perfecto, pasando también por la citada Gran Torino en torno a la superación de diferencias raciales, y también podemos detectar varios ecos en la relación entre Red Stovall (otra vez Eastwood) con el niño Whit (su propio hijo en la vida real encarnado por Kyle Eastwood) en Honkytonk Man. Desde otra mirada, el filme presenta una desmitificación de la imagen del macho alfa, de los personajes duros y violentos de la primera etapa de Eastwood como intérprete.
Cry Macho se aleja de los grandes presupuestos de El Francotirador o de Cartas desde Iwo Jima, ya que aquí se privilegia una historia íntima entre pocos personajes, pero con grandes subtextos. Pareciera ser que Clint Eastwood busca con su película deliberadamente asombrarnos con un relato directo y muy honesto, y también lejano de la excesiva pirotecnia del cine de hoy. También conmueve ver la energía de Eastwood filmando en medio de una pandemia mundial, a la vez que su cuerpo y semblante se ha tornado más frágil. Pasó de ser un taciturno y rabioso Harry Callahan en Harry, El Sucio a un hombre dulce, sabio y romántico. En sus escenas vemos al vaquero Milo que en su pasado pudo haber sido el Hombre sin nombre, Josey Wales, Hogan, Coogan, si bien con el tiempo ha dado paso a hombres más reflexivos como Robert Kincaid, Frankie Dunn, Walt Kowalski y Earl Stone. Me gusta pensar que todos estos personajes de sus películas son finalmente Clint Eastwood en diferentes dimensiones y momentos. A ello se suma la innegable huella que dejaron dos hombres clave en la carrera del cineasta. Me refiero a Sergio Leone, de quien aprendió el sentido de lo visual; y de Don Siegel, padre fílmico de Eastwood que le enseñó a través de Dirty Harry, Two Mules for Sister Sara, Coogan`s Bluff y Fuga de Alcatraz la economía de recursos detrás de la cinematografía y el poder de una buena historia.
Hoy Clint Eastwood camina más lento y encorvado, y habla más despacio mientras ríe mucho más en pantalla. Es un artista con una notable sensibilidad que también es capaz de lanzar puñetazos y de montar con soltura un caballo. En resumen, Eastwood es inigualable, un autor de los pocos que van quedando. Estoy seguro de que cuando nos enteremos por las noticias sobre su fallecimiento -espero que en varios años más-, lloraré desconsolado. Es imposible no involucrarse afectivamente tanto con él como con su filmografía. Clint Eastwood siempre me ha conectado con un cine directo, sin pretensiones y en el que abunda la honestidad. Cry Macho no es una obra maestra -como sí lo es Los Imperdonables o Río Místico-, pero es una muy buena película de un director que ya no necesita demostrar nada porque ya lo ha hecho casi todo, siempre conectándose con las audiencias de diversas generaciones. Termino esta crítica destacando el notable trabajo de la actriz chilena Fernanda Urrejola, quien en apenas dos escenas se roba la película y al propio Eastwood al ver su mirada. Cry Macho es la reflexión cinematográfica que nos hacía falta, más aún después de mucho tiempo confinados por la pandemia del Covid-19. Es buen cine que nos humaniza, nos devuelve la fe en el otro, y que además nos hace creer en las segundas oportunidades.
Título original: Cry Macho / Director: Clint Eastwood / Intérpretes: Clint Eastwood, Dwight Yoakam, Horacio García Rojas, Fernanda Urrejola, Lincoln A. Castellanos, Eduardo Minett, Marco Rodríguez y Natalia Traven / Año: 2021.
Texto disponible en inglés:
Cry Macho: Clint Eastwood’s jovial twilight
He hadn’t been to the movies for more than a year and a half. During these pandemic months, I watched a lot of material, caught up with various filmmakers, and also discovered surprises. However, I had not been in a movie theater since February 2020, which had me somewhat distraught. He missed that deep feeling around the pilgrimage to a movie theater. For this reason, having been in person before a movie projector was similar to the reunion with someone special in the middle of a space of trust like few others. I felt like I was a child again, remembering those movie shows I went to with my dad. The room was empty, silent, and my heart was pounding. The reason was very powerful, since the opportunity was before me to see once again on the big screen the talent of Clint Eastwood as a filmmaker, and with more than 90 years of age.
When I went to see Gran Torino more than a decade ago, the idea of an older Eastwood and closer to eighty years of it scared me. However, the protagonist of Sergio Leone’s Trilogy of the Dollar ended up giving us more than a decade of great films, of that American cinema heir to the filmic tradition and the classicism of authors such as John Huston and John Ford. Now, with more than 40 audiovisual works, Eastwood has already earned its own monument, its own altar of followers around stories that speak of redemption, sacrifice and a very sharp, almost nostalgic look, in relation to the past and the world around us.
Cry Macho (based on the novel by N. Richard Nash) could well be Clint Eastwood’s farewell as an actor, although he is still hoping to see him with new jobs from the director’s chair. We are facing a twilight work that speaks of the acuity of a man who has grown, developed and inspired us through cinema. From his famous bungalow at Warner Studios, home to his inexhaustible production company Malpaso Productions, Eastwood has questioned life, cinema, his own image and new social trends through his work. In Cry Macho he reveals a phrase in which he says that at a certain age one already realizes that it is impossible and unnecessary to find answers for everything. However, the cinema of the old Clint continues to question us as spectators, transporting us towards an overwhelming sensitivity about the sustenance of small details, silences and looks.
In Cry Macho, he plays Mike Milo, a cowboy who was once a star at the rodeo, but who is already retiring. His former boss Howard Polk (Dwight Yoakan) entrusts him with the mission of bringing his son Rafo (Eduardo Minett) to Texas, from across the border in the middle of Mexico. Milo is a lonely man in discounts, a social anachronism as is Eastwood himself in life. Between the wise cowboy and the insightful boy a kind of filial love will be established, a reunion with the figure of the family for two men abandoned by various circumstances. We are facing a theme common to the filmmaker’s work, from the connection of the criminal Robert “Butch” Haynes (Kevin Costner) with a kidnapped child in A Perfect World, also passing through the aforementioned Gran Torino around overcoming racial differences, and we can also detect several echoes in the relationship between Red Stovall (Eastwood again) and the boy Whit (his own son in real life played by Kyle Eastwood) in Honkytonk Man. From another perspective, the film presents a demystification of the image of the alpha male, of the tough and violent characters of Eastwood’s early stage as a performer.
Cry Macho moves away from the big budgets of American Sniper or Letters from Iwo Jima, since here an intimate story is privileged between few characters, but with great subtexts. It seems that Clint Eastwood deliberately seeks to astonish us with his film with a direct and very honest story, and also far from the excessive pyrotechnics of today’s cinema. It is also moving to see Eastwood’s energy filming in the midst of a global pandemic, as his body and countenance have become more fragile. He went from being a taciturn, angry Harry Callahan in Dirty Harry to a sweet, wise and romantic man. In his scenes we see the cowboy Milo who in his past could have been the Man with No Name, Josey Wales, Hogan, Coogan, although over time he has given way to more thoughtful men such as Robert Kincaid, Frankie Dunn, Walt Kowalski and Earl Stone. I like to think that all these characters in his movies are finally Clint Eastwood in different dimensions and moments. Added to this is the undeniable mark left by two key men in the filmmaker’s career. I am referring to Sergio Leone, from whom he learned the sense of the visual; and Don Siegel, Eastwood’s film father who taught him through Dirty Harry, Two Mules for Sister Sara, Coogan`s Bluff and Escape from Alcatraz the economy of resources behind cinematography and the power of a good story.
Today Clint Eastwood walks slower and stooped, and talks more slowly while he laughs a lot more on screen. He is an artist with remarkable sensitivity who is also capable of punching and riding a horse with ease. In short, Eastwood is unmatched, one of the few remaining authors. I am sure that when we find out from the news about his death – I hope several years from now – I will cry inconsolably. It is impossible not to get emotionally involved both with him and with his filmography. Clint Eastwood has always connected me to a direct cinema, unpretentious and in which honesty abounds. Cry Macho is not a masterpiece -as The Unforgivables or Río Místico is-, but it is a very good film by a director who no longer needs to prove anything because he has already done almost everything, always connecting with audiences of different generations. I end this article by highlighting the remarkable work of the Chilean actress Fernanda Urrejola, who in just two scenes steals the film and Eastwood himself when he sees her gaze. Cry Macho is the cinematographic reflection that we needed, even more so after being confined for a long time by the Covid-19 pandemic. It is good cinema that humanizes us, restores our faith in the other, and also makes us believe in second chances.
Original title: Cry Macho / Director: Clint Eastwood / Cast: Clint Eastwood, Dwight Yoakam, Horacio García Rojas, Fernanda Urrejola, Lincoln A. Castellanos, Eduardo Minett, Marco Rodríguez and Natalia Traven / Year: 2021.