A M. Night Shyamalan pareciera ser que se le ama o se le odia. Sus películas pueden ser verdaderas piezas de suspenso y de lenguaje cinematográfico, pero también pueden ser desastres narrativos o bien una sucesión de planteamientos visuales pretenciosos. Recuerdo cuando vi El Sexto Sentido, filme que no sólo fue un éxito de taquilla, sino que además se convirtió en un referente fílmico y cultural de fines de la década del 90`. Su cine causó sorpresa a partir de premisas argumentales que suelen sustentarse en la sorpresa, muy en línea con las historias de series como La Dimensión Desconocida o Galería Nocturna o de relatos como los de Richard Matheson.

Shyamalan alcanzó la gloria, se le comparó con Alfred Hitchcock (una exageración, pero sucedió), y también tuvo carta abierta para hacer lo que quisiera. Luego del éxito de El Sexto Sentido vimos en pantalla la vuelta de tuerca en torno al ámbito de los cómics en El Protegido, además del encuentro con los extraterrestres y la pérdida de fe en Señales. Sin embargo, La Aldea significó su primer traspiés. Sucedió que los finales sorpresivos comenzaron a cansar al público e incluso muchos críticos lamentaron del director sus recurrentes artificios. Posteriormente, cuando vi en el cine La Dama del Agua, es que realmente comencé a sospechar en las ínfulas de Shyamalan, lo que se acrecentó con El Fin de los Tiempos, El Último Maestro del Aire y After Earth. Sus películas comenzaron a ser poco interesantes y quizá lo más imperdonable de los ejemplos citados fue la mediocre dirección de actores.

Sin embargo, M. Night Shyamalan comenzó a dar algunas muestras de recuperación con La Visita, para ya estar 100% en forma con Split. Lógicamente, el cineasta volvió sobre los intereses usuales de su filmografía, entre ellos, el situar a personas comunes y corrientes que han perdido algo relevante, principalmente a nivel familiar, ante contextos extraordinarios. Con Viejos, el director de origen indio demuestra que está en forma mediante una historia que se basa en la novela gráfica Castillo de Arena, de Frederik Peeters y Pierre Oscar Lévy. En el filme una familia en periodo de vacaciones es invitada a una incursión hacia una playa desierta, en la que además coinciden con otros turistas. Todo el lugar es idílico, si bien a través del descubrimiento de un cadáver comienzan a darse cuenta de que el tiempo avanza. Cada media hora, que transcurre en medio de esta playa desierta, los bañistas van envejeciendo. Niños de 6 años se transforman en adolescentes, mientras que los adultos se convierten en viejos con diversas enfermedades físicas y mentales.

Viejos es un filme que habla de una unidad familiar, con problemas y momentos desquebrajados que creen que en el paraíso encontrarán paz y armonía. No obstante, bajo el inclemente sol, sólo se toparán con el más absoluto sentido de mortalidad. La belleza que suele estar asociada a este tipo de lugares paradisiacos pasa a ser un análisis sobre la precariedad del cuerpo humano, uno que finalmente también se convertirá en arena y polvo.

Lo interesante de Viejos es la síntesis que aplica Shyamalan a la idea de la transformación de niño a adulto, y de adulto a viejo, condensando todos los procesos mentales y los ajustes que suelen ser naturales en nuestro cuerpo. Estamos ante la idea de la pérdida en torno a ciertas etapas de la vida, las que son confusas y en que en el filme se muestran como metamorfosis abominables. El director somete a sus protagonistas a una sensación de desconcierto permanente, lo que se refuerza con el tratamiento visual, el plano sonoro y los encuadres de la cámara. Es aquí en donde Shyamalan vuelve a ser el talento que nos gusta ver en pantalla, un autor muy consciente del entorno audiovisual, buscando en todo momento transmitir a los espectadores inquietudes y temores. En esta ocasión, el trabajo interpretativo lo acompaña, destacando todos los personajes en cada una de sus dimensiones, entre ellos, los retratados por el mexicano Gael García Bernal y Rufus Sewell (el protagonista del filme de culto Dark City).

Viejos en sus más de 100 minutos de duración consigue convencer a la audiencia, como si se tratase de los mejores capítulos de la citada La Dimensión Desconocida, pero en formato larga duración. Al final, el tiempo resulta ser el principal recurso del cual disponemos todos, el más preciado y, en ocasiones, el que más desperdiciamos, ya sea por miedo o cobardía. M. Night Shyamalan no pretende tampoco dar grandes lecciones de vida con su película, si bien consigue realizar un filme de estudio y de género fantástico con ideas sugerentes. Lógicamente, al final de la película recurre a sus tradicionales vueltas de tuerca, pero esta vez lo hace desde el terreno de la denuncia. En esta ocasión aborda el ámbito de los grandes conglomerados de laboratorios clínicos, mostrando a dicha industria como súper villanos que buscan hacer el bien mayor, pero recurriendo al mal menor y en forma sistematizada y sin control.

La carrera cinematográfica de M. Night Shyamalan probablemente continuará siendo una sorpresa, buena o lamentable, si bien no se puede negar que estamos ante un autor que tiene el mérito de tener su propio universo narrativo y audiovisual. Viejos muestra signos de recuperación junto con ser una buena inversión de tiempo en relación a su visionado.

Título original: Old (Viejos, Tiempo) / Director: M. Night Shyamalan / Intérpretes: Gael García Bernal, Rufus Sewell, Vicky Krieps, Alex Wolff, Thomasin McKenzie, Abbey Lee, Nikki Amuka-Bird, Ken Leung, Eliza Scanlen, Aaron Pierre, Embeth Davidtz, Emun Elliot y Gustaf Hammarsten / Año: 2021.

Crítica traducida al inglés:

Oldies: best time in years for M. Night Shyamalan

Night Shyamalan seems to be loved or hated. His films can be true pieces of suspense and cinematic language, but they can also be narrative disasters or a succession of pretentious visual approaches. I remember when I saw The Sixth Sense, a film that was not only a box office success, but also became a filmic and cultural reference in the late 1990s. His cinema caused surprise from plot premises that are usually based on surprise, very much in line with the plot premises of series such as The Twilight Zone or Night Gallery or stories such as Richard Matheson’s.

Shyamalan achieved glory, he was compared to Alfred Hitchcock (an exaggeration, but it happened), and he also had an open letter to do whatever he wanted. After the success of The Sixth Sense, we saw the twist on the screen around the field of comics in Unbreakable, in addition to the encounter with aliens and the loss of faith in Signs. However, The Village was his first stumble. It happened that the surprising endings began to tire the public and even many critics lamented the director’s recurring tricks. Later, when I saw The Lady in the Water in the cinema, I really began to suspect Shyamalan’s pretenses, which was increased with The Happening, The Last Airbender and After Earth. His films became uninteresting and perhaps the most unforgivable of the cited examples was the mediocre direction of the actors.

However, M. Night Shyamalan began to show some signs of recovery with The Visit, to already be 100% fit with Split. Logically, the filmmaker returned to the usual interests of his filmography, among them, situating ordinary characters who have lost something relevant, mainly at a family level, in extraordinary contexts. With Old, the director of Indian origin proves that he is in shape through a story based on the graphic novel Castillo de Arena, by Frederik Peeters and Pierre Oscar Lévy. In the film, a family on vacation is invited to a foray onto a deserted beach, where they also meet other tourists. The whole place is idyllic, although through the discovery of a corpse they begin to realize that time advances. Every half hour that passes in the middle of this deserted beach, the bathers get older and older. 6-year-olds become teenagers, while adults grow old with various physical and mental illnesses.

Old is a film that talks about a family unit, with problems and broken moments that believe that in paradise they will find peace and harmony. However, under the inclement sun, they will only encounter the most absolute sense of mortality. The beauty that is usually associated with these types of paradisiacal places becomes an analysis of the precariousness of the human body, one that will eventually also become sand and dust.

The interesting thing about Old is the synthesis that Shyamalan applies to the idea of ​​the transformation from child to adult, and from adult to old, condensing all the mental processes and adjustments that are usually natural in our body. We are faced with the idea of ​​loss around certain stages of life, which are confusing and sometimes abominable metamorphoses. The director subjects his protagonists to a feeling of permanent bewilderment, which is reinforced by the visual treatment, the sound and the camera frames. It is here where Shyamalan is once again the talent we like to see on screen, an author who is very aware of the audiovisual environment, seeking at all times to convey concerns and fears to viewers. On this occasion, the interpretive work accompanies it, highlighting all the characters in each of their dimensions, including those portrayed by the Mexican Gael García Bernal and Rufus Sewell (the actor of the cult film Dark City).

Old in its more than 100 minutes manages to convince the audience, as if it were the best chapters of the aforementioned The Twlight Zone, but in a long-term format. In the end, time turns out to be the main resource that we all have, the most precious and, sometimes, the one that we waste the most, either out of fear or cowardice. M. Night Shyamalan does not intend to give great life lessons with his film either, although he manages to make a studio and fantasy genre film with suggestive ideas. Logically, at the end of the film he resorts to the traditional twists and turns of him, but this time he does it from the terrain of the complaint. On this occasion, he addresses the field of large conglomerates of clinical laboratories, showing said industry as super villains who seek to do the greater good, but resorting to the lesser evil and in a systematic and uncontrolled way.

Night Shyamalan’s film career will probably continue to be a surprise, good or regrettable, although it cannot be denied that we are dealing with an author who has the merit of having his own narrative and audiovisual universe. Old shows signs of recovery along with being a good investment of time in relation to its viewing.

Title: Old (Viejos, Tiempo) / Director: M. Night Shyamalan / Cast: Gael García Bernal, Rufus Sewell, Vicky Krieps, Alex Wolff, Thomasin McKenzie, Abbey Lee, Nikki Amuka-Bird, Ken Leung, Eliza Scanlen, Aaron Pierre, Embeth Davidtz, Emun Elliot and Gustaf Hammarsten / Year: 2021.